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Al llegar a casa, Lisa llevó a Thiago a dormir en su habitación, ella sonrió al verlo tan agotado, besó su frente. Luego salió. Era aún de tarde, miró a Emiliano que parecía ausente, revisando su teléfono móvil, estaba en esa actitud como si ella no le importara, y aunque no quisiera reconocerlo dolía en el corazón de Lisa. —Voy a salir un momento. Emiliano alzó la vista, luego la enfocó en ella. —¿Y vas a volver? —Claro, lo haré, visitaré a mi padre. Emiliano se levantó. —Salúdalo de mi parte, supongo que le irás a contar lo mal que salió su plan, y que se tendrá que atener a mí, si es que quiere un nuevo inversor para su negocio. Lisa le miró con desconcierto. —¿De qué hablas? Emiliano sonrió. —Leí los mensajes de Paul Moctezuma y tu padre, querida, estaban haciendo un buen n