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Eliane se sostuvo de las largas piernas y fue subiendo por ellas, cuando estaba por agarrarse de más arriba de las rodillas, Francesco le agarró las manos para evitar que tocara su parte. —Sono morto, Sono di fronte ad un angelo —Francesco le sonrió, pero eso no quitaba que estuviera indignado con esa mujer por vomitar en su zapato e intentar tocar su entrepierna. —Limpia el zapato del señor Francesco —demandó el hombre al lado de Francesco, quien ya estaba pensando hacer que Eliane pagara por haber ensuciado a su jefe—. Si no lo haces te golpeamos —Eliane abrió la boca. Sorprendida porque ese chino creía que estaba en su país, que podía amenazar por amenazar. Además, a Eliane Petrucci nadie la amenazaba. Eliane pateó en las genitales al hombre que se colocó en frente para golpearla,