—Ríete y soy capaz de vender tus órganos en el mercado n***o —Amy me fulminó con la mirada justo después de encontrar puesto la peluca de mi padre.
—No, si es que luces como Lady Gaga —dije aclarándome la garganta mientras caminábamos a sentarnos con nuestras bandejas del almuerzo en la cafetería.
—¿Y a ti que te pasó? ¿Es lo último que ofrece Prada? - dijo Billy después de sentarse a su lado.
—¡Cállate idiota!
—¿Qué pasa Amy? ¿Te has equivocado de tinte para el cabello otra vez? —El castaño levantó sus cejas y torció una sonrisa.
—Ha perdido una apuesta —dije dándole un mordisco a mi manzana—. Un chico se ha resistido a sus encantos.