Ni siquiera sé como llegue sana y salva a mi casa. El beso de Daniel me dejó temblorosa y ansiosa. Mis manos no paraban de temblar y tuve que aferrar el volante del coche con todas mis fuerzas. ¿Qué me había hecho ese hombre? ¿Por qué dejo que me afecte tanto después de diez años?
Solté aire fuertemente e intenté relajarme un poco. Lo que menos necesitaba ahora era un accidente. Manejé a baja velocidad hasta llegar a mi edificio. Por suerte no estaba muy lejos y en pocos minutos entré al estacionamiento. Apagué el motor y busqué el celular en mi bolso.
Tenía tres llamadas perdidas de mi madre, dos de Julia y una de mi tía Alice.
Bufé
-Mierda, seguramente ya han pensando un millón de escenarios.
Busqué el número de Lucía y marqué.
Sonó tres veces antes de que la maldita contestara.
-Espero que sea importante- saludó Lucía nada contenta.
-¡Necesito que vengas a mi apartamento ahora! -grité sin poder evitarlo.
Un golpe se escuchó de fondo seguido de un gruñido.
-¿Estas con alguien?- pregunto.
-¿Qué pasó? Te oyes alterada -contestó ella cambiando de tema.
-¡DANIEL VOLVIÓ Y ME BESÓ! -Me exalté.
Hubo silencio durante varios segundos.
-¡¿QUÉ?! Me estas jodiendo ¿verdad? Amiga ese tipo de bromas no son graciosas -me recrimina Lucía.
-¡No es ninguna broma. Ven a mi casa ahora, necesito hablar con alguien!
-Ok, ok. Estaré en quince -escuché algo de ruido- Tú lárgate, necesito irme.
-¿Con quién estas?- pregunté.
-Con nadie, te veo en un rato - y colgó.
Me quedé unos segundos mirando el celular. Estoy muy segura de que estaba con alguien y ese alguien era hombre. Pero Noah no podía ser, estaba en mi casa. ¿Acaso estaba saliendo con alguien y no me lo dijo?
Subí a mi departamento y una vez dentro me tiré sobre el sofá a esperar, mientras pensaba en qué había pasado para que Daniel volviera de Suiza, y qué lo impulsó a cambiar su actitud conmigo. Nada coherente se me ocurría para justificar lo que pasó hoy, él no era una persona afectiva ni mucho menos alguien que realiza viajes sin organización previa. La última vez que volvió para el cumpleaños de su padre, avisó con un mes de antelación para que su madre organizara toda su estadía según el plan que él le había mandado. Una persona con ese nivel de planificación no se aparece de la nada.
Me incorporé un poco en el sofá y decidí encender la tele mientras esperaba haciendo zapping. Realmente no podía prestarle atención a nada, pero necesitaba el ruido. Controlé el reloj y justo cuando los diez minutos concluyeron la puerta de mi apartamento se abrió y azotó contra la pared dando paso a una Lucía muy agitada.
-¡Me salté todos los límites de velocidad habidos y por haber? -dijo entrando.
Volvió a azotar la puerta para cerrarla y estoy muy segura de que algunos vasos temblaron.
-¡NO ME LO PUEDO CREER! -exclamó sentándose junto a mi.
Me miró y apoyo sus manos en mi hombros comenzando a sacudirme.
-¡Y te besó, Dios mío, te besó! Dime cada detalle.
Asentí entre las sacudidas y alejé sus manos.
-Todavía no termino de entender lo que pasó pero resulta que voy a la cena en casa de mis padres y él estaba ahí, parado como si nada. Me acerqué a saludarlo y terminé enloqueciendo, salí corriendo de allí y me siguió hasta el coche, se metió sin mi permiso. . Le grité, mi madre y tías nos vieron. Estoy segura de que ya sospechan algo. Me fui de allí furiosa y le reclamé algunas cosas, él solo se veía tranquilo, hubo un momento donde empezó con sus tics pero estaba demasiado tranquilo. Increpó si lo seguía amando, le mentí porque estaba furiosa pero estoy segura de que no se lo creyó. Lo llevé a la casa de su madre y antes de irse me besó.
Lucía escuchaba atentamente reaccionando a cada oración. Sonreía, hacia muecas, se mordía el labio y bufaba.
Apoyé la espalda en el respaldo y tiré mi cabeza hacia atrás.
-Fue el mejor beso de mi vida Lu, no quería alejarme, pero él lo terminó y me dijo que hablaríamos. Pensé que lo había superado, al menos el sentimiento de necesidad, de estar con él, pero cuando lo vi todo volvió. Principalmente el día de mi graduación. Necesito ayuda para entender esto.
-Pues no sé que decirte. Va, si sé, aunque tampoco entiendo algunas partes. Es obvio que ambos han mantenido los sentimientos a lo largo de los años. Tú no has podido mantener una relación porque comparas a cada hombre con Daniel y él, bueno, jamás ha mostrado interés en ninguna mujer durante su estancia en Suiza, al menos es lo que las revistas de chismes dicen. Solo expresó algo de emoción contigo, y resulta impresionante dado su tea, no le demuestra emociones a nadie.
-Si las demuestra, simplemente de otra forma. Hay que interpretarlas -defendí.
-Como digas, aún así no explica por qué volvió. Eso es extraño. Y cómo se acercó a ti tan repentinamente también. Algo huele raro, además tenía esta investigación a punto de terminar. ¿No debería con más razón quedarse allí? La prensa estará como loca una vez que salga la noticia y querrán entrevistar al responsable. -reflexionó ella.
-Me dijo que la investigación había terminado.
-¿Y en vez de quedarse a recibir el mérito volvió aquí?
-Cada vez estoy más confusa, en el fondo siento que hay un motivo oculto y que estoy implicada en eso.
-Pienso igual. Tal vez deberías esperar a hablar con él mañana. Seguramente te explique lo que sucede.
Suspiré frustrada.
-Es que la ansiedad me está matando, pensé que me ayudarías un poco pero ahora tengo más dudas.
Lucía bufó.
-No sé como querías que lo resolviera, es un laberinto de preguntas -dice.
Me levanto del sofá y voy hacia el bar ubicado en la esquina de la sala.
-¿Quieres un trago?
-Un Cranberry
Giré mis ojos y ella soltó una risita.
-¿Qué vas a tomar tú?
-Vodka solo.
Lucía chifló.
-Uy uy algo fuerte ¿no?
Asentí mientras vertía el liquido en un vaso.
-Lo necesito.
Serví tres dedos de vodka y llevé el vaso a mi boca bajando de un solo trago el líquido.
Lucía se levantó corriendo del sofá y se acercó quitándome el vaso.
-Oye tranquila, bebe despacio. Mejor yo preparo los tragos.
Me empujó fuera del bar y volví a sentarme. Suspiré cansada. Mi celular comenzó a sonar y apreté los labios al ver quien era. Mierda, estaba jodida. Sabía que si no contestaba iba a seguir insistiendo hasta presentarse en mi puerta.
Resignada contesté.
-Hola mami
-¡¿TUVISTE ALGO CON DANIEL Y NO ME LO DIJISTE?!
Estaba jodida.