Respiro profundo y tomo el valor para bajarme y cerrar la ventana, me duele demasiado verlo. Me duele demasiado amarlo, así como lo hago y saber que él nunca sentirá lo mismo. Me miro nuevamente al espejo y no me reconozco. La que veo es una mujer triste, descuidada, y con ganas de nada. Yo no era así, y no me gusta saber que estoy de esta manera por un hombre.
—No puedes seguir así. — Me aliento intentando convencerme de que ya es hora de que vuelva a ser la Maia de antes.
Decido comenzar este sábado de una manera diferente. Me doy una ducha y me coloco mi ropa deportiva. Pantalón corto ideal para un día de Julio como hoy, sujetador deportivo, mis zapatillas favoritas, y amarro mi cabello en una coleta. Agarro mi móvil, las llaves, y ya, creo que eso es todo lo que necesito. Salgo del piso, y el destino parece jugarme una mala pasada, ya que allí está él saliendo de su piso y no está solo. Esta tomado de la mano de una mujer rubia despampanante digna de ser modelo de Victoria Secret, pero esto no debería parecerme extraño, después de todo él es el famoso Yazid Fraizer, un músico y cantante al que le esta yendo muy bien a pesar de su corta carrera y las mujeres lo saben.
—Hola.— Me saluda, y al igual que yo está bastante incomodo por la situación.
—Hola.— Respondo e intento seguir mi camino hacia el elevador, aunque me pone muy nerviosa escuchar sus pasos detrás de mí.
Las puertas del elevador se abren y como si no estuviese demasiado incomoda ya, ellos suben también —Te voy a extrañar mucho cuando vuelvas a irte de viaje en una semana.— Escucho que le dice ella colgándose de su cuello.
—Piensa que solo quedan dos meses para que termine.— Contesta él y el reflejo del espejo que hay en el elevador, me deja ver como la rodea por su cintura.
«¿Acaso se olvida quién soy? ¿no se percata que todo esto me duele?» Pienso e intento hacerme la fuerte.
—Se ven muy bien juntos.— Digo de manera sarcástica y ella voltea a mirarme.
—Lo sé... pero, ¿ustedes se conocen?— Me pregunta con una sonrisa de lado que me resulta bastante hipócrita.
—Si, me presento. Maia Irazábal, ex mejor amiga de Yazid.— Digo firme y me reservo el pequeño detalle de decirle que su novio y yo estuvimos en pareja durante un año.
—¿Cómo que ex mejor amiga?— Pregunta confundida mientras que la cara de Yazid es todo menos de felicidad.
—Si cariño, Maia y yo nos conocemos desde los 15 años, pero ya sabes... la vida y otras cosas hacen que a veces las amistades se deterioren un poco. — Le explica y su respuesta me deja saber que jamás le ha hablado de mi ni como ex mejor amiga, ni como ex novia.
—En ese caso es un placer; soy Julieta Batista. — Se presenta y se suelta de Yazid para saludarme con dos besos.
«Genial... es amigable y todo.» Pienso y agradezco al cielo que finalmente las puertas del elevador se abran dejándome respirar un poco de aire fresco.
—Un gusto, buenos nos vemos, iré a ejercitarme.— Les digo y sin más me hecho a trotar rumbo a la playa.
Respiro aliviada mientras voy hacia la playa y me siento la mujer más tonta del mundo «¿Cómo se me ha ocurrido exponerme así? ¿Por qué quise hacerme la superada cuando en realidad verlo con ella me ha partido por la mitad?»
Mis pies comienzan a hundirse en la arena y recuerdo perfectamente porque no quiero mudarme de este edificio. Amo vivir a orillas del mar y mucho más amo vivir en el piso que mi padre me ha heredado cuando falleció. Desearía que él fuese quien se mudase para así no tener que verlo con ella, pero al igual que yo ama vivir a orillas del mar, ese creo que es el único punto que tuvimos en común cuando fuimos pareja.
Hecho mis pensamientos a un lado y me coloco mis cascos inalámbricos para escuchar música. Presiono el botón de reproducir y allí suena una de esas canciones con ritmo perfecto para ejercitar y para mi nunca pasara de moda ya que me encanta la letra "Por Perro" de Sebastian Yatra.
La canción sigue sonando y yo solo puedo pensar en que me encantaría que un día Yazid entendiera el dolor que ha provocado en mí. Si tan solo un día pasara por algo similar se daría cuenta, pero, no... «¿Quién puede romperle el corazón al famoso Yazid Fraizer si para todo el mundo él es perfecto?»
Recuerdo sus palabras y muero...
"Maia, no sé qué es lo que me sucede contigo, pero el deseo que siento por besarte es incontrolable." Aquella noche en aquel bar no me di cuenta de que eran las copas de más quienes hablaban por él, y yo como una imbécil, solo me deje llevar por la situación y fue así como aquella farsa de su parte comenzó.
Me detengo en la mitad de mi camino y cierro los ojos intentando sentir la bella sensación de la brisa que viene del mar ya que pareciera ser que es lo único que me calma —¡Lo siento!— Escucho gritar cuando un balón me pega en todo el centro de mi espalda asustándome y a la vez dejándome un fuerte dolor.
Me doy la vuelta y un hombre de cabello castaño y bastante alto se acerca a mí. –Lo siento de verdad, es que mi sobrino cree que esta en un estadio de futbol y se olvida que hay gente en la playa.— Me dice mientras camina hacia mi.
Al detenerse frente a mi, sus ojos negros se me quedan mirando fijamente —¿Te ha lastimado?— Me pregunta y niego.
—No, solo ha sido el golpe...— Logro decir a pesar de que aun siento mi espalda resentida por el impacto.
—¿Quieres hielo o algo?— Se ofrece.
«Quizás sería bueno...» Pienso.
—Sí, si tienes...— Respondo tímidamente.
—Claro, ven. Por cierto, soy Santiago.— Se presenta y extiende su brazo.
Estrecho su mano mirándolo fijamente —Un gusto, soy Maia.—
—Un placer Maia.— Dice sonriente y me pide que lo siga hasta donde están sus cosas.