*** —¿Quién es Fénix? César se quedó inmóvil al escuchar la voz de Morgana. Ella estaba de pie en el umbral, mirándolo con extrañeza y confusión tras escuchar aquel nombre. —¿Y bien, señor César? —insistió al ver que él no respondía—. ¿Sucede algo?. César desvió la mirada hacia el retrato y gesticuló, señalándolo. —Esa niña... —dijo, con voz tensa—. ¿Es su nieta?. Morgana frunció ligeramente el ceño, se acercó al cuadro, lo observó unos segundos y luego miró de nuevo a César. —Efectivamente. Es mi nieta, Soleil —aclaró—. Hace un momento también actuó de manera extraña, señor Lombardo. César no respondió; su mente estaba más confundida que antes. ¿Cómo podían dos personas parecerse tanto? Pero si esa niña estaba muerta, no podía ser Fénix. —Por un momento pensé... —murmuró, hacien