Disputa de amantes

1802 Palabras

—¿Y César? —preguntó Violetta a primera hora de la mañana a una de sus empleadas. Al levantarse, notó que su esposo ya no estaba en la cama. —El señor se fue a la empresa muy temprano. Nos pidió que la cuidáramos en su ausencia. —¿Qué? ¡Apenas me dieron de alta ayer! —exclamó furiosa, sobresaltando a su empleada. Con el enojo brotando de sus poros, Violetta se dirigió hacia las escaleras y subió a la habitación. Entró de un portazo y buscó su teléfono. Marcó un número, impaciente, hasta que la persona al otro lado atendió casi al instante. —Tenemos que vernos —exigió—. ¿Estás disponible? Tenemos que hablar. —Mi esposa está en casa —excuso él—. ¿Pasó algo más con César?. —¿Desde cuándo esa mujer es un impedimento para que me veas? —reclamó—. En quince minutos en el lugar de siempre. T

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR