••• Los ojos de Fénix, llenos de confusión y desesperación, encontraron los de Erick como si buscara una respuesta de lo que pasaba. Se miraron, pero él no le ofreció ninguna respuesta clara; solo guardó silencio y negó con la cabeza. Mientras tanto, César seguía aferrado a ella con una fuerza que le cortaba la respiración, como si al soltarla todo su mundo se fuera a desmoronar. —César, ¿qué sucede? —preguntó ella, intentando que él entrara en razón. Al no obtener respuesta, volvió la mirada hacia Erick—. ¿Pasó algo con su familia? ¿Es por Einar?. —No, no se trata de eso... Bueno, en parte sí, pero no del todo —explicó Erick con voz vacilante—. Es mejor que lo lleves a la habitación. Allí podrán hablar más tranquilos. —Erick... —le lanzó una mirada que expresaba su incertidumbre, duda