" La inseguridad de que otro se pueda llevar aquello que sientes tuyo, que la mire, toque o le diga palabras dulces y ella tontamente sonría como si lo único que existiera fuera él."
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Sus manos se sentían tibias, me miraba de una forma totalmente diferente, con tranquilidad, yo me sentía en paz, y al oírle decir que me necesitaba, algo dentro mío despertó.
— Señor Massimo —ella apartó las manos temiendo sentir algo que la lastimara aún más—. Yo no… —se levantó caminando hasta la ventana, pero fue interrumpida cuando la voz de él la siguió hasta estar detrás suyo.
— Te lo pido Stella, más que la empresa, soy yo quien te necesita — la ojiverde dio la vuelta encontrándose con la mirada hermosa del hombre que tenía frente a ella. Massimo era un h
