La sala estaba decorada con banderas y estandartes que colgaban de las vigas del techo, los emblemas de la manada de Derek ondeaban con un orgullo implacable. La atmósfera, cargada de expectativa, reverberaba con la tensión que se escondía bajo los murmullos de los lobos reunidos. Para todos, esta era una ceremonia inusual; el recuerdo de la anterior elección, con sus notas de humillación y rechazo, seguía fresco en sus mentes, pero esta vez el aire parecía distinto, más calculado.
Nina se encontraba en el centro del salón, al lado de su padre y de su madre, quien había sido liberada de la vigilancia de Derek solo unas horas antes. La sonrisa forzada de su madre era su único alivio, una muestra de afecto y valentía a pesar de todo lo que habían vivido. Sabía que debía parecer inquebrantab
