DANIEL Desperté sintiéndome extraño, divagando entre mis ganas de verla, de que no se acabase el fin de semana, de extender un poquito más mis días libres y mantenerme alejado de todo lo que me recordase al hospital. Cuando decidí convertirme en médico, los días eran duros; yo era muy inexperto, un mimado de sus padres recién graduado de secundaria que no sabía mucho más allá de lo que la vida le había enseñado hasta el momento. Aunque estando en Estados Unidos me eduqué en una de las mejores escuelas de Nueva York, no fue fácil para nosotros llegar a lo que somos hoy, mucho menos para mis padres. Todo siempre fue producto de su tenacidad, de su valor y el amor hacia la familia, de un ejemplar trabajo en equipo; todo ello nos llevó a crecer en unión y a prosperar con el sueño americano