Capítulo 1
-¡Alissa!¡Date prisa o llegaremos tarde!- Escucho gritar a Judith detrás de la puerta de mi habitación.-¡Cómo no te levantes ahora mismo abro la puerta!- Gruño. Maldigo el día que acepté vivir con la gritona de mi amiga.
Me levanto de la cama, como un zombie, para abrir la puerta y ver a una Judith cabreada, con el ceño fruncido y cruzada de brazos.
-¿Contenta?- Gruño.
-No, ¡Vamos a llegar tarde!¡Así que mueve tu culo y vístete! - Le cierro la puerta en las narices, haciendo que chille como una histérica.
Abro mi armario para coger unos vaqueros y una sudadera blanca. Hoy es nuestro primer día de universidad del segundo año de carrera. Ella está estudiando filología clásica y yo veterinaria, pero este año hemos escogido la misma optativa, francés. Al ser el país vecino siempre he estado interesada por el idioma, al igual que con el portugués.
La ventaja de este apartamento es que está al lado de la universidad, y por suerte nos admitieron a las dos en la misma, la Universidad Complutense de Madrid.
Salgo de la habitación ya vestida y voy hacia la cocina, donde Jud está desayunando a toda prisa.
-Te vas a atragantar. - Digo riéndome, a lo que ella me responde frunciendo el ceño.
Cuando ya estamos listas, bajamos en el ascensor y salimos del edificio camino de la universidad.
Vuelta a la rutina, con lo bien que me lo había pasado este verano de fiesta en fiesta, levantándome a la hora que me apeteciera.
Entramos en la universidad, que, como siempre, está plagada de gente que va de un lado para otro, y vamos a la conserjería para pedir nuestro horario y llaves de la taquilla.
-Nuestros caminos se separan. - Digo con tono dramático.
-Pero se encuentran de nuevo en francés. – Dice, enseñándome el horario. - Hasta luego.
-Hasta luego, mon amie. (Amiga mía)- Lo último lo digo con acento francés. Ella se ríe y da media vuelta para desaparecer entre los demás alumnos.
Busco en el horario donde me toca la primera clase. Por suerte me toca anatomía, así que no será tan desagradable este día.
Las horas pasan y por fin me toca francés, no es que me agrade mucho esto de estudiar otro idioma, no se me dan muy bien, pero al menos estaré con alguien conocido.
Encuentro a Jud en el pasillo y juntas pasamos a la clase de francés, donde al parecer, vamos a ser pocos alumnos. Lo agradezco ya que estar con mucha gente me agobia, no soy muy sociable, sí, ¿Qué hay de malo en ello?
Jud y yo nos sentamos juntas, y, mientras sacamos los libros de francés, alguien cierra la puerta de la clase.
-Bon jour, élèves. (Buenos días, alumnos)- Dice una voz suave con un acento francés perfecto, haciéndome dudar si es de verdad francesa o no. Miro a la persona que acaba de entrar en el aula. - Soy Hayley, vuestra profesora de francés. - Es española, su acento madrileño me lo dice todo.
Es muy joven, apenas me sacará 3 años. Su pelo castaño cae por sus hombros formando pequeñas ondulaciones, sus pómulos están algo marcados y su cara es fina, de tez blanca. Sus ojos marrones recorren toda la clase. Sonríe a todos los presentes. Miro su figura esbelta, vestida con unos vaqueros ceñidos a sus piernas y una blusa semitransparente blanca, con unos tacones de aguja también blancos. Alguien me da un codazo, librándome de la hipnosis que me había causado la profesora. Me doy cuenta de que no estoy respirando, así que tomo una bocanada de aire.
-Alissa, ¿Estás bien? Parece que te has ido a otro mundo. - Dice Jud a mi lado.
-S-sí, estoy perfectamente. - Contesto sin apartar la vista de la profesora.
Nunca me había fijado tanto en una mujer, sí que me he liado con unas cuantas, pero solo por experimentar, esto es diferente, siento como una especie de atracción hacia ella. Niego con la cabeza, ahuyentando esos pensamientos de mi cabeza. Intento concentrarme en la clase, pero solo puedo pensar en esos ojos marrones, que, por suerte, ahora miran en mi dirección.
Después de un largo día, por fin llego al apartamento. Jud no ha llegado aún, así que tengo la casa para mi sola, por lo que decido darme una ducha, necesito relajarme.
Entro al baño y abro el grifo, dejando correr el agua para que se caliente. Me deshago de la ropa y entro en la ducha. El agua caliente baña mi cuerpo, haciendo que cierre los ojos para disfrutar de la sensación de relajación que provoca el agua. En mi mente veo un par de ojos marrones mirándome, esos ojos que han estado persiguiéndome todo el día, pero poco después no sólo son dos ojos marrones, sino un rostro, el de la profesora. Abro los ojos. ¿Qué narices me está pasando?
Salgo de la ducha y escucho una puerta cerrarse seguida de un grito.
-¡Ya estoy en casa!
-¡Estoy en el baño!- Grito lo suficientemente fuerte para que me escuche. Pongo una toalla alrededor de mi cuerpo y con otra me seco el pelo. Lo malo de mi pelo es que es rizado y se enreda con facilidad. La puerta del baño de abre. -¿Qué haces?- Menos mal que me he cubierto con una toalla.
-Saludándote. - Sonríe tímidamente, como una niña buena.
-Estoy...
-Como si no te hubiera visto ya en cueros. - Cierra la puerta del baño. Bufo.
Salgo del baño cuando ya estoy lista y voy a la cocina para preparar la cena. Creo que tenía fideos chinos en un armario. Abro los armarios en busca de los fideos y cuando por fin lo encuentro sigo las instrucciones y espero a que se hagan. Jud aparece en la cocina.
-¿Ya estás tomando fideos chinos?-Pregunta cuando ve el bote.
-Sí.- Sonrío. Ella rueda los ojos. - Me he enterado de que hay una fiesta este viernes, podríamos ir.
-Claro, mientras no ocurra lo de la otra vez.
-Me controlaré. - La última vez que salimos acabe echando varias veces la pota, me había pasado mucho con el alcohol.
-Más te vale.
-Mandona. - Le saco la lengua como una niña pequeña y ella hace lo mismo.
-Idiota