Cola de conejo

1440 Palabras

Dio dos respiraciones profundas antes de tomar el pomo de la puerta y abrirla lentamente. Henry estaba absorto en el ordenador, sin notar su presencia al principio. Alexa carraspeó la garganta, y en su mente solo había dos posibilidades: Henry sonreiría o la echaría de la oficina. El rostro de Henry, sorprendido, fue un poema. Sin embargo, esa sorpresa pronto se transformó en una de sus hermosas sonrisas. —¿Alexa? —preguntó Henry, desconcertado, pero con una dulzura palpable en su voz. Alexa mordió su labio, sintiendo una mezcla de nerviosismo y vergüenza. “Esto... yo...” maldijo para sí misma. Pedir disculpas a su enemigo era más difícil de lo que pensaba. —Lo siento —dijo finalmente—, no estaba de buen humor esta mañana. Tú preparaste el desayuno, y yo... yo simplemente te eché. Hen

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