Al día siguiente: 16 de junio
La cabeza se me parte en mil pedazos y la luz que me pega en la cara no ayuda en absoluto a hacer que la situación sea mejor. Levanto mi brazo y llevo mi antebrazo sobre mis cara para taparme justo a la altura de mis ojos cuando de pronto siento un movimiento en la cama. De inmediato saco mi brazo y miro hacia el costado encontrándome con Aziel completamente dormida y desnuda a mi lado —¡Mierda!— Exclamo en una especie de grito que se convierte en susurro.
Completamente sorprendido por la situación, me levanto de la cama mientras que paso mis dedos por mi cabello tratando de tranquilizarme, pero al verme desnudo al igual que ella todo eso se va a la basura. Miro hacia todas partes en busca de mi ropa, pero de pronto ella se mueve y abre sus ojos encontrándose conmigo —¿Qué rayos…?— Intenta preguntar, pero al ver que ambos estamos faltos de ropa se sienta en la cama y jala la sabana cubriéndose como puede —¡Ponte algo!— Exclama aunque se me queda mirando por un momento.
—No encuentro mi ropa— Aviso —¿Te acuerdas de algo?— Pregunto cuando veo mi bóxer tirado en el suelo de esta habitación.
—No, solo los tequilas que bebimos— Habla un tanto confundida mientras que me coloco el bóxer.
Veo su lencería, que por cierto es demasiado sensual, tirada en el suelo, y de inmediato la agarro para luego alcanzársela —Ten— Digo tímidamente.
Ella me hace un ademan para que me dé la vuelta sin dejar de sonreírme a pesar de lo que paso, y de inmediato lo hago —No me acuerdo de nada— La escucho y miro al suelo.
—Te juro que no suelo hacer esto— Me justifico.
—¿Tener sexo?— Inquiere y de pronto siento el sonido de sus pasos en el suelo.
Me giro para verla encontrándomela con ese demoniaco conjunto color n***o que deja a mis sentidos en alerta —No, eso no— Respondo y sonríe de lado.
—Me imagino, todas deben caer rendidas a tus pies— Habla acercándose a mí.
—¿Tú sueles hacer esto?— Cuestiono ignorando su respuesta anterior.
Aziel niega y se detiene enfrente de mi —¿Tener sexo?—
—Con un desconocido— Añado.
Ella sonríe —No eres un desconocido, eres Mateo Becker-Gagnier, tienes 35 años, vives en Miami, eres el ingeniero aeronáutico principal en Innovation Enterprises, y eres muy bueno en la parte de finanzas también— Relata.
—Veo que leyó bastante de mi en la página web de la empresa— Bromeo.
—La edad la encontré en las r************* — Explica divertida.
—Se me rompe la cabeza, ¿a ti no?— Pregunto sin darle importancia a lo que ha mencionado.
—Mucho— Responde y la miro de pies a cabeza para luego mirar a nuestro alrededor.
—Tengo tres preguntas para ti— Digo serio y la miro a los ojos.
—Tú dirás— Contesta firme.
—Primero, ¿Dónde estamos?— Averiguo y sonríe.
—En mi habitación, en mi piso— Señala.
—Bien. La segunda pregunta es, ¿te cuidas? ¿tienes alguna enfermedad de la que deba saber? Es que no veo ningún condón por ninguna parte— Cuestiona y sonríe.
—¿Y si no paso nada entre nosotros? ¿Si no llegamos a eso y solo nos desnudamos?— Me reta y ahora soy yo quien sonríe.
—¿Crees que no paso nada? Míranos, exudamos sexo por todas partes, mira tú cuello, mira mi cuerpo, tu lencería muestra rastros de lo que ocurrió aquí y yo…—
—Y tú estas con ganas de volver a empezar creo yo— Rebate mirándome fijamente.
Trago saliva de manera exagerada, respiro profundo y la miro fijamente a los ojos —Respóndeme a lo que te pregunte— Presiono.
—Exámenes de enfermedades de trasmisión s****l negativo, y me cuido. Los hijos no están dentro de mis planes— Explica y sonrió de lado.
—Bien—
—¿Y la tercera pregunta?— Presiona.
—¿Qué hacemos ahora? ¿Te invito a desayunar? ¿Hablamos de lo que paso? ¿Creamos una cuartada para que tu padre no se entere de esto?— Ofrezco.
Ella arquea sus cejas como si estuviera sorprendida y se muerde el labio inferior —¿No hay más propuestas? Es decir, sé que nos duele la cabeza, que esto es algo que no se supone que debía pasar…—
—No te voy a decir que fue un error, puede que estuviera borracho, pero jamás dejare de hacerme cargo de mis acciones, pero eres la hija de uno de los clientes de mi empresa y esto puede ser un error en ese aspecto ¿entiendes?— Le dejo saber.
Aizel entrecierra sus ojos y me mira detenidamente —Que lastima, pensaba que podríamos averiguar bien que paso anoche, pero si dices que esto será un problema, es mejor que vayamos a desayunar y ya— Declara y se gira dándome la espalda de una manera que debería ser ilegal.
Observo la forma en que su diminuta braga resalta sus atributos y esa curva perfecta que se dibuja en su cintura. Disfruto del paisaje de su cabello moviéndose al compás de sus andares y mi ser se rinde —A la mierda si esto es un error— Murmuro y me acerco rápidamente a ella para atraparla por la cintura y pegarla a mi cuerpo —Ven aquí, descubramos que tan bien la pasamos anoche— Le digo al oído y siento como sus manos se las ingenian para tocarme de una manera que me vuelven loco.
—Esta propuesta me gusta más— Responde y la giro para que quede de frente a mí.
—Creo que tú y yo vamos a hacer muy buenos negocios juntos— Le susurro para después besarla como si se me fuera la vida en ello.