Narra Catalina. Faltan quince minutos para que empiece el ajetreo del almuerzo. Miro hacia atrás y mi corazón salta a mi tráquea cuando veo a Elmer en la puerta. Oh, Dios, ¿por qué tiene que ser tan hermoso? Con su cabello n***o bien peinado y un traje de negocios azul oscuro que abraza su cuerpo alto y musculoso de la mejor manera imaginable, se ve fuera de lugar en nuestro pequeño restaurante que huele a aceite frito y carne asada. La reacción de mi cuerpo hacia él es poderosa. Debajo de mi delantal rojo y mi blusa blanca ceñida, mis pezones se endurecen instantáneamente y mi sexo... Mi sexo se siente como si sus manos ya me estuvieran acariciando, instándome a correrme y hacerlo rápido. Le digo a Melissa la mesera que yo lo atendere. Mientras él toma asiento cerca de la puerta princi