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Aunque en parte lo que hizo Alfred fue gracias a su hermano Abraham o a sus abogados, ya que parecía no estar muy interesado en mí, sino en vengarse de mi familia, sin embargo, fue muy educado conmigo, a veces también lo era. tierno, lo que hizo crecer mi interés por ese hombre por días Ese día, como Alfred Kendall no estaba en casa, cuando Amelia, la criada, se acercó a donde yo estaba sentado, dejando sobre la mesa del jardín uno de esos refrescos que sabía que a mí me gustaban, me dijo: —Señora Kendall, ha venido a verla una mujer, está en la entrada de la casa, dice que quiere verla afuera y no se atreve a entrar—, me dijo. —¿No te ha dicho quién es y qué quiere de mí?—, pregunté. —No señora Kendall, no quiso decirme su nombre, solo me dijo que le gustaría hablar un momento con ust