Algo duro estaba incrustado en mi trasero y me empezaba a fastidiar, gruñí sintiendo el dolor de cabeza y con mi mano palmée eso para quitarlo y seguir durmiendo. - Auch, cariño. Me sobresalté y me senté rápidamente en la cama. Maldición, mi cabeza. - ¿Qué mierda haces en mi cama? -grité-. - Me pediste que durmiera contigo -alzó la ceja-. - Sí claro. Lo fulminé con la mirada, él aprovecharía cualquier momento para tenerme en su cama, o en este caso meterse en la mía. Cubrí mi pecho con mis manos, al ver como él los veía como si fueran torta de chocolate. - ¿Por qué estoy desnuda? -alcé las sábanas para ver debajo de ellas, gracias a Dios aún tenía mis bragas y James su ropa interior-. Oh Así que eso era lo duro que sentí. - Pues si, si me frotas tu trasero, obviamente mi amigo re