El Amor que me Guardabas

DECIRTELO

[PASADO]

Julio 20

Me tiemblan las manos mientras que sujeto el sobre que me entregaron hace apenas una semana en la clínica. Sigo sin poder creer que voy a ser mamá. Ha sido tan inesperado que me he tardado dos meses en darme cuenta de que los síntomas que estaba sintiendo no eran de un virus, sino que estaba embarazada. No me he atrevido a decírselo a nadie de mi familia, bueno, si… solo a Anya, y es que necesitaba desahogar esta angustia que llevaba por dentro.

Seguí su consejo y aquí estoy frente a la puerta de la casa de Denzel para darle la noticia. Sé que lo nuestro ha sido efímero, que solo duro esas tres noches que pasamos juntos, pero las consecuencias son un hijo y él tiene derecho a saberlo. Respiro profundo, tomo valor, y llamo a su puerta con mis piernas hechas una gelatina a causa de los nervios.

Tal vez no esperaba que abriera tan pronto ya que me sorprende cuando el picaporte se mueve, pero para mi sorpresa, no es él quien está frente a mi mirándome con curiosidad, sino que una mujer rubia de curvas perfectas y ojos azul cielo —Hola, ¿puedo ayudarte?— Me pregunta amable.

Miro la dirección en el papel que traigo en mi mano, y la vuelvo a mirar —Disculpa, creo que tengo mal la dirección, estoy buscando a Denzel Kuffner— Le explico y ella sonríe.

—Si, es aquí, es mi prometido, ¿puedo ayudarte?— Insiste mientras que siento como la tierra pareciera temblar debajo de mis pies.

—No, perdona, no es nada importante— Digo con mi voz entrecortada y me doy la vuelta para marcharme lo más pronto que puedo de aquí.

Camino sin siquiera mirar hacia adelante y voy sintiendo como las lágrimas caen de mis ojos «Soy una estúpida» Me reclamo una y otra vez hasta que de pronto choco con alguien —¿Alizée?— Oigo su voz y debo levantar mi mirada para encontrarme con ese azul que me llevo al cielo hace un par de meses —¿Qué haces aquí?— Inquiere y con mis dedos trato de quitar los rastros de mi tristeza.

—Nada, pensé que tenía que hablar contigo, pero ahora me doy cuenta de que no— Declaro con rabia.

Él respira profundo y mira hacia la casa —Ven, hablemos— Sentencia y me toma del brazo para que nos alejemos.

—No tenemos nada de qué hablar— Digo molesta y clavo mi mirada en la suya —¿Estas comprometido? ¿Cuándo pensabas decírmelo?— Le reclamo finalmente.

—Al… lo que paso entre tú y yo fue solo sexo, ¿entiendes?— Me explica y entrecierro mis ojos —Lo sé, debí preguntártelo… me equivoque, sé que fui el primero y me di cuenta tarde, pero ya no lo puedo cambiar— Trata de explicarme y con todo este dolor que llevo por dentro lo empujo.

—Sal de mi camino, eres un imbécil— Le reclamo e intento seguir hacia delante.

—Alizée— Me vuelve a llamar —Hay un curador en Roma que quiere que firmes con él exclusivamente, es uno de los mejores— Me cuenta haciendo que me detenga.

—¿Qué?— Inquiero en un susurro.

—Te quiere llevar a recorrer el mundo con tus obras, cree en tu talento a pesar de que aún te estas formando— Continua y miro al suelo.

«No puedo volver a casa y que mis padres se enteren del embarazo» Pienso mientras que las lágrimas siguen cayendo «Si lo hago mi carrera como artista se arruinara… mi padre hará que este imbécil no trabaje más en esto y sé perfectamente las consecuencias que podría tener para mi» Me dice mi cabeza al conocer este mundo.

—Dile que pasado mañana estaré en Roma para firmar con él, dale mi teléfono— Indico.

—¿No preguntaras nada? ¿Quién es? ¿Cuánto son los porcentajes?— Averigua.

—No, no me importa nada de eso, solo quiero exponer— Concluyo.

—Se lo diré, pero dime ¿Qué me ibas a decir? ¿Para qué has venido? — Averigua.

—Estaba de paso por Viena, te traje un cuadro… te lo dejare en el hotel, es el mismo de la otra vez. Es un p**o por lo que has hecho— Miento y sigo mi camino.

—Alizée— Me llama una vez más.

—¿Qué?— Pregunto firme y sin mirarlo.

—¿Le has dicho algo a Leixa de lo que paso entre los dos?— Me pregunta con dudas.

—No paso nada entre nosotros, solo bebi un poco de más y te deje cogerme; eso es todo. No te preocupes, no arruinare tus planes— Finalizo y esta vez me alejo sin voltear a verlo nunca más.