Llegué a casa exhausta después de una larga junta de trabajo. Mi esposo, Oliver, me había dicho que llegaría temprano para preparar la cena de nuestro aniversario. Me sentí emocionada al pensar en la sorpresa que me tenía preparada.
Mientras conducía, mi teléfono sonó. Era una llamada de una número desconocido. Contesté y una voz femenina me dijo que era la amante de Oliver. Me sentí como si me hubieran dado un golpe en el estómago. Me dijo que había estado con él durante meses y que tenía pruebas de su relación. Me envió varios videos de ellos juntos, besándose y abrazándose.
Me sentí confundida y no sabía qué hacer. Decidí llegar a casa y hablar con Oliver sobre todo esto. Pero justo cuando estaba a punto de llegar, mi secretaria me llamó para decirme que Oliver había salido en tendencia en las r************* por comprar un collar de millones de dólares para mí, al parecer hoy era el día de las llamadas.
No comprendía por qué si me compro algo tan caro el me engañaría. Llegué a casa y encontré a Oliver en la cocina, preparando la cena. Me acerqué a él y le pregunté por el collar.
—Ah, sí—me dijo con una sonrisa.
—Lo compré para... para mi hermana. Es su cumpleaños pronto— Me sentí indignada. Me estaba mintiendo para ocultar a su amante seguramente
—No te creo. ¿Le compraste un collar que vale millones a tu hermanastra?—le dije.
—Me han dicho que eres un mentiroso y que me estás engañando— Estába ansiosa por cómo reaccionaría mi esposo. Oliver se puso rojo de ira y comenzó a gritarme.
—¿Cómo puedes arruinar todo de esta manera? ¡Preparé esta cena especial para ti y me tratas así! ¡¿Eso merezco?!—
Se levantó y se fue a encerrar en el estudio, dejándome sola en la cocina. Me sentí confundida y herida. ¿Qué estaba pasando en mi matrimonio? Este no era el hombre con el que me había casado.
Decidí seguirlo al estudio para aclarar las cosas. Al entrar, Oliver me miró con una mezcla de frustración y desesperación.
—Floria, quizás solo estás estresada por la reunión corporativa de la próxima semana. Es un gran paso para tu empresa entrar al mercado extranjero y firmar un contrato con la empresa italiana más reconocida. Eso debe estar afectando tu juicio—
—Oliver, no es el estrés. Es lo que me dijeron y lo que vi en esos videos—le respondí, intentando mantener la calma.
—¿Videos? ¡Esto es una locura! Floria, por favor, déjame tomar el control de la junta. Yo puedo manejarlo y tú podrás descansar. Confía en mí—intentó persuadirme y desviar el tema.
—Ni hablar. Esta es mi responsabilidad y no voy a delegarla. No puedes manipularme así—dije con firmeza.
—¿Manipularte? ¡Tú estás manchando mi imagen en la empresa! ¿Cómo puedes tener un cargo más alto que yo? Tu familia siempre me ha humillado y yo solo trato de hacer lo mejor para ti. ¡Te amo, Floria!—gritó Oliver, acercándose a mí. Intentó besarme, pero me aparté rápidamente.
—No. No puedes solucionar esto con un beso. Necesito tiempo para pensar—dije, dándole la espalda y dirigiéndome a nuestra habitación y dejándolo hablando solo.
Me acosté en la cama, sintiendo una mezcla de tristeza y rabia. Oliver estaba tratando de manipularme y controlar la situación, pero no iba a permitírselo. Necesitaba tomar una decisión sobre nuestro matrimonio y cómo enfrentar esta traición.
Me quedé acostada en la cama, sintiendo que mi mente estaba llena de preguntas y dudas. ¿Cómo podía Oliver mentirme de esa manera? ¿Cómo podía engañarme y luego tratar de manipularme para que no descubriera la verdad? Me sentí como si estuviera viviendo en una pesadilla.
Oliver entro a la habitación, sus pasos pesados resonando en el suelo. Su rostro estaba contorsionado por la ira y la frustración.
—¡No puedes simplemente ignorar esto, Floria! ¡Todo lo que hago es para nosotros, para nuestra felicidad!— Me senté en el borde de la cama, sintiendo el peso de la traición y la desilusión.
—No se trata de ignorar esto, Oliver. Se trata de enfrentarlo. Y ahora mismo, todo lo que haces es intentar cambiar el tema y manipularme—le dije con voz temblorosa. Oliver se acercó más, sus palabras salían con una mezcla de furia y desesperación.
—¡Eres imposible! ¿Cómo puedes estar tan cegada por tu trabajo que no ves lo que estoy haciendo por ti? ¡Tu familia me ha tratado como un extraño! ¡He aguantado tantas humillaciones por ti y esta es la forma en la que me lo agradeces!—
—No estoy cegada, Oliver. Estoy viendo claramente lo que estás haciendo—dije, tratando de mantener la calma.
—Y lo que veo no me gusta en absoluto. No puedo confiar en alguien que me ha mentido de esta manera. Y aún más, no puedo aceptar que intentes usar mi trabajo como excusa para tu comportamiento— Oliver dio un paso atrás, sus ojos llenos de rabia y resentimiento.
—¡Tú no entiendes nada! ¡Solo quiero que todo salga bien para nosotros, y tú solo te preocupas por esos estúpidos videos! ¡Eres tan egocéntrica!—
—¡No se trata solo de los videos, Oliver! ¡Se trata de que has estado engañándome! ¡Y en lugar de afrontar la verdad, estás tratando de desviar la culpa a mi trabajo y mi familia!— Oliver, frustrado, comenzó a caminar de un lado a otro. Su rostro estaba enrojecido por la furia.
—¡No puedo seguir así! ¡Voy a salir a despejarme! ¡No puedo estar en la misma casa contigo ahora mismo!— Se dirigió hacia la puerta de la habitación y, antes de salir, me miró con desdén.
—Y por cierto, si sigues hablando de esta manera, asegúrate de que no afecte a tu trabajo. No me importa cómo lo manejes, pero tu comportamiento está manchando nuestra imagen y tu carrera. ¡Hazlo bien o te arrepentirás!—
Oliver salió de la casa de un portazo, dejándome sola en la habitación. El silencio que siguió fue abrumador. Me senté en la cama, sintiendo la desesperanza y la tristeza envolviéndome. Las lágrimas comenzaron a caer sin control. Mi corazón estaba roto, y me sentía como si todo mi mundo se hubiera desmoronado en un instante.
Me quedé en la cama, llorando en silencio. Las imágenes de los videos, las palabras Oliver, y el dolor de la traición se mezclaban en mi mente. No podía entender cómo alguien a quien había confiado mi vida podía hacerme esto. El amor y la confianza que una vez sentí por Oliver se habían convertido en desilusión y dolor.
El tiempo pasó lentamente mientras me mantenía en la cama, envuelta en la oscuridad de la noche. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que Oliver se fue, pero el peso de su ausencia y el dolor de la traición seguían presentes. La noche se convirtió en un vacío frío y solitario, y yo me hundí en la tristeza, sin saber qué hacer a continuación.
Justo cuando terminé de vestirme fui sorprendida al escuchar que Amy Miller había venido a devolver algo. No recordaba haberle prestado nada, y menos una pieza de bisutería. Me sentí intrigada y un poco nerviosa.
—Bueno, hazla pasar— le dije a Carlotta.
Carlotta asintió y se hizo a un lado para dejar pasar a Amy. Ella entró en la habitación con una sonrisa en su rostro y una caja de joyería en la mano.
—Hola, Floria— me dijo.
—Espero no molestarte. Quería devolverte esto—
Me acerqué a ella y tomé la caja de joyería.
La abrí y me sorprendi al ver el collar que Oliver me había dicho que había comprado para ella.
—¿Por qué me estás dando esto?— le pregunté an Amy, tratando de mantener la calma.
Amy se encogió de hombros.
—Lo encontré en la habitación de Oliver. Pensé que era tuyo y que lo habías olvidado allí—
Me sentí como si hubiera sido golpeada en el estómado. ¿Qué estaba pasando? ¿Oliver me había mentido sobre el collar?
¿Y por qué Amy lo había encontrado en su habitación si se supone que se lo regalaron?
—Gracias por devolverlo— le dije tratando de mantener la compostura.
Amy sonrió y se dio la vuelta para irse.
—No hay problema, Floria. Espero que todo esté bien entre tú y Oliver, con ese tipo de detalles seguramente tu matrimonio no tiene espacio para caídas— Me quedé mirándola mientras se iba, sintiendo que mi mundo se estaba derrumbando. ¿Qué estaba pasando en mi matrimonio? ¿Quién era el hombre con el que me había casado? ¿Y porque Amy había dicho eso?
Me dirigí a la reunión con los representantes de la empresa extranjera, intentando mantener la compostura a pesar de la confusión y el dolor que sentía después de la conversación con Amy. Cuando llegué al edificio, me apresuré a entrar, sin prestar atención a mi alrededor.
De repente, choqué con alguien y me tambaleé hacia atrás. Un par de manos fuertes me agarraron de la cintura y me sostuvieron.
—Scusa, bella— dijo una voz profunda y suave en italiano.
—¿Estás bien?—