Realmente el parecido es increíble, miraba a la mujer y luego a Gia, era como observar a dos gotas de agua.
—¿Quién es usted? —preguntó Arya, sin dejar de abrazar a su hija.
La mujer se acercó, sonrió a la niña y luego se dirigió a nosotras.
—Soy la madre de Gia —dijo sin tanto rodeo, ni siquiera se tomó el tiempo a saludar, simplemente lo soltó y era fácil creerle, pues entre ellas había un gran parecido, pero para Arya no era suficiente.
—¡No! ¡Usted está equivocada! La madre de Gia soy yo, es mi hija legal.
—Quizás podamos hablar de esto en otro lugar, no delante de la niña —tuve que intervenir, pero Arya se negó a soltar a la pequeña.
—Yo no voy a dejar a mi hija, a donde vaya, ella vendrá conmigo.
—Arya, por favor entiende —ella no se daba cuenta, pero estaba asustando a Gia.
