Fuga hacia la libertad
En el vestidor de su habitación estaba repasando su plan de fuga.
Mientras Adam salió hacia su oficina por una urgencia, Sophy había cargado algunas pertenencias en su automóvil. Lo más importante estaba en las cajas, escondidas allí mismo, detrás de los vestidos. En cuanto tuviera oportunidad se iba a largar de allí.
Mientras tanto, estaba en su última etapa de actuación para que Adam no sospeche, pero él estaba muy extraño. Luego de meses de vivir en un matrimonio ya muerto y enterrado, pretendía renovar el fuego y tener un hijo. No podía seguir allí.
Adam entró silenciosamente al vestidor. “¿Qué haces aquí escondida? Si no te apresuras llegaremos tarde y sabes que esta reunión es muy importante para mí.”
Sophy se sobresaltó. Desde las últimas experiencias estando a solas con él, no soportaba tenerlo cerca. Él lo sabía y disfrutaba con acorralarla.
“Ya estoy casi lista” le respondió Sophy mientras se inclinaba para poner en su lugar la falda antes de subir la cremallera de la espalda.
“Deja que te ayudo” Adam se apresuró a llegar detrás de ella y desestimó las protestas de que podía sola. Una vez detrás de ella, paso sus manos por la piel expuesta, una de sus manos se deslizó dentro del vestido hacia uno de sus senos desnudos. Con su mano lo cubrió para luego frotarlo. La otra mano fue dentro del vestido hacia delante, buscando el frente de sus bragas. Su mano se cerró sobre su femineidad, impulsándola hacia su cuerpo.
Sophy estaba asqueada por la invasión pero debía disimular porque si Adam veía cualquier indicio de lo que estaba sintiendo, no iba a terminar bien para ella.
Adam presionó su erección contra su trasero y se movía para que ella fuera consciente de su intención. “¿Qué dices si te muestro cuán tentadora estás esta noche?”
“Vámos, o llegaremos tarde. “
Esa noche Adam parecía demasiado exaltado. Bebía mucho y Sophy intentaba estar lo más lejos posible de él. Era fácil, ya que el salón del hotel era enorme lo mismo que la cantidad de invitados. Los gritos, la música y el ruido eran insoportables.
En un momento de la noche, su migraña había llegado a un punto casi intolerable. Fue en busca de su peor es nada, para pedirle que se fueran. Lo encontró en un extremo del balcón oscuro hablando con unos hombres. Prefirió quedarse tras una columna mientras resolvían lo que sea que tenían entre manos, pues toda la situación se veía muy tensa.
“No vemos que estés haciendo bien tu trabajo Adam. Sabes que si hay un testigo el jefe está en riesgo de perder la operación. Se te está pagando mucho dinero y no se ven las soluciones.” Hizo un gesto a los acompañantes que de inmediato entraron en acción. Uno tomó a Adam con los brazos hacia atrás, mientras el otro, le dio unos buenos golpes en el estómago.
Sophy se cubrió la boca con las manos para ahogar una exclamación mientras veía como llevaban a Adam hacia el borde del balcón en señal de amenaza. Sin esfuerzo, los dos sujetos tenían a Adam medio colgando del borde, mientras el otro, observaba toda la acción muy satisfecho.
“Dime que entiendes Adam. ¿Podrás resolverlo?”
“Si, si, lo resolveré” respondió Adam desesperado
Sophy se alejó a toda prisa. No quería ser descubierta espiando y veía a esos tipos mucho más peligrosos que Adam.
Estaba en medio del salón cuando vió salir a los hombres del balcón. Y vaya sorpresa, cuando reconoció al padre de la novia, anfitrión de esa fiesta entre ellos. Suspiró cuando caminaron hacia el otro extremo sin reparar en ella. Minutos después vió a Adam salir del balcón, arreglando su corbata y tomando una copa de un camarero que pasó cerca. La vació de un trago y de camino hacia ella tomó otra más.
“Volvemos a casa” La tomó muy fuerte de la muñeca y la guio hacia la salida del hotel. La soltó cuando se acercó al recepcionista para pedir le traigan su automóvil.
Dentro del automóvil sacó su teléfono y luego de unas llamadas suena la voz de un hombre.
“Saul, soy Adam, te quiero esta noche en mi casa. Debemos hablar. Es urgente”
“En menos de una hora estoy allí.” Colgó y aceleró al máximo. Luego de eso, el viaje de regreso fue silencioso.
Una vez en la casa, Sophy vió que Adam iba a su estudio por un wisky.
“Me retiro a dormir, tengo una migraña de los mil demonios.” Lo vio tomarse el trago y saludarla con el vaso vacío. Luego fue por otra.
Subió rápido las escaleras quería sacarse el recuerdo de las manos de Adam de su cuerpo. Mientras se encaminaba a la ducha se fue sacando los zapatos y cada prenda dejándolas regadas por el piso. Se dio una ducha con abundante jabón, dejando que el agua caliente afloje la tensión que tenía en cuello y espalda.
Al salir se encontró con Adam apoyado en el marco de la puerta mirándola. Tenía los ojos febriles y oscuros. Se había sacado el saco, la corbata y llevaba la camisa medio desabrochada, lo mismo que su pantalón. Daba la sensación que se iba a cambiar de ropa cuando decidió parar por ahí.
“¿Cuánto hace que estás ahí? Dijo la chica tratando de disimular su incomodidad. Hacía mucho tiempo no estaba completamente desnuda ante él. Tomó rápidamente su bata de baño y la ató con fuerza.
“El suficiente para que me den ganas de continuar lo que dejamos antes de la fiesta.” Dijo avanzando hacia ella.
“No estoy de humor para juegos Adam. Te dije que tengo migraña.” Se apartó y fue hacia la habitación.
Muy cerca de la cama la detuvo tomándola de brazo, y bruscamente la giró hacia él. “Nunca estás de humor pero eso ya no importa. Si vamos a tener un hijo no vamos a darle largas al asunto.” Sus brazos la rodearon para apretarla contra él mientras sus labios se presionaron contra los de ella. “Déjame entrar” dijo apenas separándose. Como ella no cooperaba mordió sus labios amenazante. “ ¿Crees que no sé qué estabas tomando píldoras?. No te molestes en buscarlas pues la he tirado.”
El aliento alcohólico golpeó el rostro de Sophy provocándole nauseas. Se apartó de ella, tomó el cuello de la bata jalándolo hacia atrás, inmovilizando sus brazos. Luego con una fuerza y velocidad increíbles colocó sus manos en los hombros para aventarla contra la cama de un modo tan sorpresivo y violento que quedó unos segundos, paralizada sobre el edredón.
Adam se lanzó sobre ella quintándole la respiración. Se apartó lo suficiente para apartar la tela que los separaba. Cuando la bata ya no estuvo entre ellos, Sophy notó su erección presionando. En ese momento reaccionó y comenzó a luchar contra él, pero cada movimiento lo acercaba más. Adam colocó su brazo sobre su cuello presionando mientras forzaba con sus piernas a separarle los muslos. Fue una lucha violenta y desigual. Sophy desesperada sabía que no iba a poder resistir mucho mas, pero sabía también que Adam tampoco. Por fin voluntariamente separó sus muslos para rodearle la cadera y aprisionarlo lo más fuerte posible para que no pudiera tener acceso a ella. En la fricción de la lucha por poseerla, Adam acabó sobre el abdomen de ella, para luego desplomar todo su peso, sobre el cuerpo de Sophy.
“Maldita Zorra. En la próxima que te tenga, no podrás evitarlo” le murmuró en el oído. Gruño separándose, para mirarla a los ojos mientras su mano buscaba invadir lo que antes le había sido negado. Cuando sus dedos encontraron su objetivo sonó la campana de la puerta de entrada. “Maldición. Esto no termina. Volveré en una hora, así que será mejor que tomes algo para la migraña.”
Se fue dejándola allí, tirada, sucia y asqueada.
Cuando lo escuchó bajar, saltó de la cama, tomó los bolsos, las cajas y las fue arrojando por la ventana de atrás, esperando que no se rompiera nada. Se limpió. Del guardarropas tomó lo primero que encontró, unas zapatillas y luego de vestirse, con su bolso bajó las escaleras. Camino a la cocina escuchó que Adam hablaba con alguien. Supuso que era ese Saul.
“Te dije que tenías que arreglar las cosas con ese tipo” se lo oía realmente alterado. “No voy a hundirme solo en esto Saul, tienen que encargarte del testigo, si no coopera, lo eliminas.”
“Lo que pides te va a salir caro. Desaparecer cuerpos cuesta dinero.” Dijo Saul con voz fría y monótona.
“¿Cuánto quieres?” No se escuchó la cantidad, pues el otro parecía hablar cada vez más bajo. “No tengo esa cantidad aquí, deberemos ir a la oficina.”
Sophy se escondió detrás de la puerta hasta que escuchó que Salían por la puerta principal. Corrió a la ventana y desde allí vio que ambos automóviles se perdían de vista.
Salió por la puerta trasera de la casa hacia la cochera, abrió la puerta y cargó su automóvil con las cajas y el bolso. Antes de irse decidió buscar algo más. Corrió a la casa, fue hacia el estudio de Adam. Rompió con mucho gusto la vitrina donde estaba su colección de bebidas, rompiendo de paso en el proceso, dos costosas botellas. Tomó el Macallan 1951, y partió sin mirar atrás.
…
Sophia estaba en una habitación de hotel. Hacía dos meses que había dejado el infierno para encerrarse entre esas cuatro paredes. Por fin había decidido soltar el lastre que la llevaba al fondo del mar de las emociones destructivas.
Estaba allí esperando la sentencia de divorcio. Y ella acababa de recibirlo.
Finalmente ya no estaba vinculada a Adam. Estaba lista para dejar todo atrás. Cogió el teléfono y llamó a su amiga Ava.
—Hola Ava, soy Sophy. Podría pasar por tu apartamento hoy. Me he divorciado de Adam.
-¡Felicidades!. Amiga, aquí estoy, ven y trae lo que necesitas para quedarte, aunque sea solo por una semana. Yo también tengo cosas que decirte.
—Estaré allí en una hora.
Sophy empacó las pocas cosas que había podido llevarse de la casa, su bolso y las cajas. Cargó todo en su coche. Arregló los últimos detalles en el hotel y se fue al apartamento de su amiga.
Al cabo de una hora estaba frente al apartamento de su amiga con la botella de whisky. Por fin abrió la puerta a una Ava que no reconoció. Había perdido mucho peso y se veía deprimida.
Ava vio a una Sophy más hermosa que nunca, con un resplandor interior que le recordaba a su amiga cuando eran compañeras de cuarto en la universidad, con ese entusiasmo y alegría ante la promesa de un futuro brillante. La miró, se alegró por su amiga y suspiró.
“¿Qué te ha pasado?” preguntó Sophy, preocupada, mientras la abrazaba con fuerza, para luego clavar la mirada en sus los ojos. “Cuéntame sobre eso.”
Ambas entraron al apartamento y se sentaron en la pequeña y casi vacía sala de estar. Nada más entrar vio unas cajas ya rotuladas y un par de maletas en un rincón.
“Chris me ha dejado. “ dijo Ava con tristeza. “Hace tres meses. Será padre en unas pocas semanas.”
“¡Maldito bastardo!.”
“Sí. No estábamos bien. Nos habíamos alejado mucho el año pasado. En mi último viaje ha conocido a alguien, y ya ves. Todo lo que habíamos planeado hacer, el ya lo hizo con otra persona." Hizo una mueca. “Creo que lo que más me duele es que mientras estuvimos juntos, él siempre se aseguró de que estuviéramos protegidos, de que no quedara embarazada antes de casarnos. ¿Cómo pudo dejar embarazada a esta mujer? Sabes que mi trabajo era solo un medio para un fin. Solo me falta conseguir un encargo para empezar mi sueño y si todo sale como lo planeo, seré madre sin Cris.”
“¡A la mierda Chris! ¿Quién los necesita? ¿Tienes copas? Aquí tengo el remedio. El Macallan 1951 que tanto le importaba a Adam” y le muestra una hermosa botella.
Ava se rió, casi histérica mientras miraba la botella. Recordó lo que era Adam cuando presumía su colección de botellas. Se imaginó la cara del chico cuando viera que una de sus botellas favoritas había desaparecido.
"¿Cómo se te ha ocurrido sacarle esto?” Preguntó Ava, sin dejar de reír.
—Me ha hecho la vida imposible. Ha cerrado todas nuestras cuentas conjuntas, estaba boicoteando mis trabajos y cuando por fin me cansé de sus manipulaciones le pedí el divorcio. Me dijo que me iba a hacer las cosas imposibles y que me olvidara del divorcio. No estoy interesada en nada de lo que teníamos. Solo quería cerrar ese capítulo, así que tomé lo que pensé que necesitaría y dejé todo lo demás.
Al salir de casa, tuve el impulso de llevarme esta botella. ¿No es bonita?" -dijo en tono de broma- "me encerré en un hotel y no lo he vuelto a ver. Todavía tengo dinero en efectivo para mis gastos y no he abierto ninguna cuenta, por lo que no puede encontrarme. He estado trabajando en línea para mantener mis ingresos. Debo agradecer a la buena fortuna por no haberme quedado embarazada, porque hace un año y medio, justo antes de que todo terminara, habíamos comenzado a buscar un hijo. Debería haber notado que estaba muy obsesionado, y que no iba a acabar bien."
“Sophy, ese tipo siempre fue una patán.” Sentenció Ava, que nunca había mantenido en secreto su opinión sobre Adam y sus actitudes.
“Estoy de acuerdo contigo” hizo una pausa, mientras vertía una buena cantidad de bebida en las copas. “Parece que estaba ciega en ese momento. ¡Brindemos por haber abierto los ojos y por una nueva vida para las dos!"
"¡Salud!" dijeron ambas.
Bebieron buena parte de la botella mientras hablaban, se contaron sus planes, se pusieron al día y replantearon posibilidades.
“Entonces, ¿cuál es tu plan ahora?” Preguntó Ava medio borracha.
“Iré al norte. La primer parada será en la casa de mi hermano. Y luego seguiré mi camino a la cabaña, no me encontrará allí y puedo seguir trabajando como antes, hasta que surja algo. ¿Y adónde irás? - preguntó finalmente Sophy, señalando las maletas.
“Es una buena idea. Todavía no tengo un plan. Hay muy pocas cosas y estaba pensando en dejarlas en un almacén hasta que encuentre otro apartamento más pequeño. Este es demasiado caro y no podré avanzar en mis proyectos.
“Bueno, si no tienes planes, te vienes conmigo. A Jasper no le importará. También lo voy a llamar para decirle que vamos para allá. ¿Cuándo puedes irte?
“Tan pronto como Macallan nos deje, podemos irnos.” - dijo riendo.
“DE ACUERDO. Llamemos a Jasper.” Sophy dijo, tomando su teléfono celular.
“Hable.” Dijo su hermano somnoliento y molesto.
“Hola Jasper, estabas durmiendo. Lo siento, no tenía idea de que era tan tarde.” dijo Sophy conteniendo su emoción.
“ Hola, hermanita. Adam ha estado tratando de encontrarte. ¿Cómo van las cosas?”.- preguntó preocupado, ahora con una voz más alerta.
“Es oficial, estamos divorciados.” Dijo finalmente sonriendo con alivio. “ Mañana voy a tu casa. Llegaré el miércoles por la tarde ”Quería decirte que no voy sola. Un amiga me acompañará.”
“Eso es genial, aquí siempre has tenido un lugar para ti. Te espero y puedes venir con tu amiga.”
“Te amo, ahí estaremos.”
Después de cortar la comunicación, finalmente miró a su amiga sonriendo. Se había quedado dormida en el sofá. Después de ir al baño, ahora más fresca, se fue al sofá y al cabo de unos minutos también se durmió profundamente.