Capítulo 3

2846 Palabras
Abriendo uno de sus ojos casi con duda de que su cerebro volviera a funcionar correctamente, Tristán esperó unos segundos, observando el blanco techo de la habitación que había reclamado como suya. Cuando no hubo aparente dolor en su cuerpo y no sintió en su cabeza como si hubiera un mamut jugando a saltar la cuerda en ella, el cambiaformas omega soltó un profundo suspiro lleno de alivio y abrió sus dos ojos. Parpadeando un par de veces hasta que pudo acostumbrarse a la poca luz que se filtraba en su nueva habitación a través de unas blancas cortinas que ocultaban parcialmente la ventana, el omega observó lentamente a su alrededor, contemplando verdaderamente lo que sería su cuarto de ese día en adelante. Sí, ciertamente le había dado una pequeña mirada la noche anterior tras llegar junto a su hermana, pero en realidad Tristán solo buscaba una cama cuando abrió la puerta tras entrar en su nuevo hogar y tras encontrarla, rápidamente reclamó la habitación como suya. Ahora que su cabeza estaba un poco más despejada y sin dolor nublando todo, el omega podía realmente observar su habitación. Pintado de un blanco perla, el espacio era lo suficientemente amplió para acomodar una cama al lado de una venta, un escritorio, un closet de buen tamaño, un pequeño sofá y una mesita de noche. Era... Bastante similar a su antigua habitación en la manada Terbell, solo que un poco más amplia y con paredes pintadas de otros colores. —Tristán, ¿estás despierto? —preguntó Tezza, golpeando suavemente la puerta cerrada de su habitación. —Lo estoy —respondió, y la observó cuando esta abrió. —Hey, ¿cómo te sientes? —indagó con una leve sonrisa mientras sus ojos color verde agua le estudiaban con atención. Y como si hubiera encontrado lo que había estado buscando, sus hombros parecieron bajar en alivio y la tensión de su cuerpo se evaporó. —Parece que estás mejor —observó—. Ya no tienes esa palidez enfermiza en tu rostro —comentó. —Me siento mejor, no hay dolor —prometió, regalándole una sonrisa amplia. —Perfecto, ¿por qué no sales a desayunar con nosotros entonces? —ofreció, y se retiró rápidamente antes de que pudiera preguntarle al respecto. Tezza había hablado en plural, mencionando claramente a más de dos personas con ello. Curioso, Tristán sacó sus brazos bajo las mantas y tiró de estas hacia atrás para liberar su cuerpo. Sentándose en la cama, movió los dedos de sus desnudos pies al sentir la alfombra azul bajo ellos y sonrió con la suavidad de esta. Colocándose los lentes de contacto, se impulsó con sus manos, se levantó de la cama y sus rodillas se flexionaron un poco, más no se cayó al suelo, aunque eso no significaba que sus piernas no temblaran un poco mientras se enderezaba. Bueno, utilizar sus poderes siempre había llevado un costo. "¿Estás satisfecho ahora?" Pregunto en su mente a su lobo, pero este se encontraba durmiendo profundamente también, recuperando su energía tanto como él necesitaba hacerlo. Sabiendo que tenía que salir pronto si no quería que su hermana apareciera toda preocupada, Tristán se obligó a avanzar un paso y luego otro, odiando la forma en que temblaban sus piernas con cada uno de ellos. Pero, a medida que avanzaba, el temblor disminuía un poco, y para cuando finalmente salió de su habitación y llegaba a la amplia sala, sus pasos se habían vuelto lo suficientemente firmes como para que nadie sospechara. —Hey, ya estabas tardando ahí —le sonrió la beta—. Ven, siéntate —indicó, corriendo una silla de la pequeña mesa para cuatro. —Gracias —pronunció y se congeló en el siguiente paso. En el mismo instante en que su nariz capturaba un aroma almizclado característico de los alfas, su lobo reaccionaba ante una presencia desconocida y con unos sentimientos... Bueno. Eran demasiado dulces, preocupados y alegres, ansiosos. —¿Tris? —llamó su hermana, observándole con duda. —No es nada —aseguró y avanzó—. Solo sentí el aroma de un alfa —explicó y la respuesta inmediatamente apareció en la pequeña cocina en forma de "L" que rodeaba la mesa. —Eso debe de ser por mí —anunció un hombre alto, rubio y con un sartén en su mano—. Tal vez no me recuerdes de anoche, pero soy Norman Chapman, el amigo de tu hermana Tezza —se presentó, acercándose a la mesa para servir algo de huevo revuelto en los tres platos. —¿Amigos? —preguntó, apenas conteniendo su sonrisa mientras tomaba asiento en la silla que su hermana había corrido para él. —Es el contacto del cual te había hablado —expresó la beta, sentándose a su lado. —Tu amigo —sonrió Tristán. —Sí, mi amigo —aceptó sin mirarle. Alzando la mirada, el lobo omega contempló el rostro sonriente del alfa mientras sus ojos seguían fijos en Tezza, quien preparaba su plato. Un destello de recuerdos llegó a la mente de Tristán con dicha sonrisa alegre y dulce, la misma que había puesto Norman en cuanto había visto a su hermana bajarse del auto. —Te recuerdo —anunció con una leve sonrisa divertida—. Estabas anoche cuando llegamos —musitó. —Exacto —asintió, tomando asiento frente a la beta—. Conozco a la dueña del departamento, por lo que me dejó la llave para recibirlos —explicó. —Solo di que no quería recibir a personas extrañas Norman —resopló Tezza, dejando un plato llena de comida deliciosa frente a su hermano menor. —En realidad no fue así —anunció el alfa—. Ella era amiga de mis padres, por lo que solo explicándole la situación por la que estaban pasando inmediatamente aceptó. Si tenía la llave yo es porque a esa hora ella ya se encontraba durmiendo —explicó, tomando su taza entre sus manos. —Gracias por el departamento, es justo lo que necesitábamos —expresó Tezza. —Sabía que te justaría —sonrió Norman y a Tristán casi se le escapó una risita ante las cosquillas que sintió en su estómago debido a los bonitos sentimientos del alfa—. ¿Qué? —preguntó, observando al joven omega. —No es nada —sonrió y bajó su mano cuando esta comenzó a temblar visiblemente, casi derramando todo el huevo con ello. —¿Estás bien? —preguntó Norman, observándole con el ceño ligeramente fruncido. —Todo bien, solo sigo algo cansado por el viaje —aseguró—. Entonces, ¿cuándo tenemos que ir a hablar con el líder de esta manada? —preguntó esperando que pasara el temblor en su mano para seguir comiendo. —Mientras más pronto vayan, mejor será en su caso —expresó el alfa con más seriedad. —Lo sé, pero me gustaría esperar un poco, aunque sea lo suficiente para que Tristán se recupere totalmente —expresó Tezza. —Pero yo estoy bien —indicó el omega—. Mis fuerzas tal vez estén algo débiles por todo el recorrido, pero además de eso no hay nada más —expresó. —Aun así... —torció sus labios. —No puedes retrasar esto, Tez —indicó Norman, llamando su atención—. Sabes que los cambiaformas no invitados no son bien recibido en otras manadas, al menos no si el alfa líder no da su aprobación al respecto —le recordó. —Pero supuestamente tenemos tres días para presentarnos ante él y solo llegamos anoche —argumentó. —Sí, pero mientras transcurren esos tres días, si no te presentas ante el alfa líder los demás miembros se vuelven algo hostiles a tu presencia porque no saben qué estás haciendo aquí —explicó—. Yo puedo saber la verdad junto a la dueña del departamento, pero para los demás son solamente dos forasteros en los que no saben si deberían confiar —indicó. —Tu amigo tiene un punto ahí —comentó Tristán, buscando algo de pan horneado en el cual poder untar su huevo, en realidad ni siquiera parecía muy preocupado en el tema a diferencia de Tezza. —Presta algo más de atención en la conversación, Tristán, esto definirá el curso de nuestras vidas —le reprochó la cambiaformas beta. Soltando el pan, el omega observó a su hermana con una mueca y luego se movió cambiándose de silla, sentándose al lado de Norman, quien parpadeó algo confundido. —¿Es en serio? —gruñó su hermana. —Sigues así y tendré que ir a desayunar a la habitación —advirtió—. Entonces, ¿qué crees que sucederá si vamos ahora? —preguntó directamente hacia el alfa a su lado. —¿Qué quieres decir? —preguntó Norman. —A que, nos recibirán o solo nos permitirán quedarnos unos días y luego tendremos que irnos —explicó, lo que pareció llamar la atención de la beta. —No creo sinceramente que los rechace si le explican adecuadamente su situación —respondió luego de un momento—. No es bueno que se intenten cambiar de manada sin decir los motivos reales, y Kenneth tendrá que hablar con los del consejo de shifter para marcarlos como nuevos miembros de su manada, así su antiguo líder ya no tendrá derecho sobre ustedes —explicó. —Si le contamos todo, ¿crees que nos aceptará o intentará devolvernos a nuestra antigua manada? —preguntó Tezza con seriedad. —No, Kenneth no haría algo como eso, no es esa clase de líder —expresó Norman negando suave—. En caso de que no los quisiera aquí, les dará un plazo de una semana o más para que repongan sus fuerzas, recursos y establezcan un nuevo curso antes de irse, pero como ya he dicho, creo que los aceptará —aseguró. —¿Por qué? —preguntó curioso Tristán. —Bueno, eres un omega —anunció, observándolo—. En los últimos años, los omegas han ido disminuyendo considerablemente, entre el año pasado y el presente, solo se han presentado tres lobos omegas y en adulto solo hay cuatro, y uno de ellos está casado, otro comprometido y el último es demasiado joven, lo que solo deja a una candidata y digamos que eso tiene un poco alterados a los alfas de la manada al ser superior en números —explicó. —¿Me estás diciendo que nos aceptarán para que mi hermano sea un trozo de carne para los miembros de tu manada? —gruñó Tezza. —Nunca dijo eso, no malinterpretes sus palabras —ordenó Tristán, lanzándole un pedazo de pan a su hermana—. Respira y aclara tu mente —indicó observándole con el ceño fruncido. No muy feliz, Tezza obedeció no solo porque su hermano tenía razón, sino que no deseaba que su poder entrara en acción frente a Norman. —Creo que ya te lo he dicho antes, pero lo volveré a hacer —expresó el alfa—. Nuestra manada no trata a los omegas diferentes, ellos solo son otras personas y listo. —Pero dijiste... —Sí, a Kenneth le gustaría tener más presencia de omegas en la manada debido a que estos instintivamente traen paz en las manadas y sus miembros, con su aroma dulzón siempre logran controlar la situación antes de que esta explote y aquí hay un exceso de alfa —explicó—. Eso es todo lo que había querido decir. —Lamento haberte malinterpretado —aceptó la beta con un suspiro. —Entonces, ¿nos vamos ahora? —preguntó Tristán observando a su hermana—. Mientras más rápido, mejor, ¿no? —¿Terminaste de desayunar? —preguntó y el omega señaló su plato vacío—. Bien, arréglate y podremos —aceptó. —Genial, entonces iré a preparar todo —anunció el alfa levantándose de la mesa—. Averiguaré si el líder Gray está disponible y volveré por ustedes —prometió. Observando al alfa salir de su ahora nueva casa, Tristán contempló a su hermana. —¿Le diremos que soy un omega especial? —preguntó. —No —respondió al instante, sin siquiera dudarlo. —Mi poder podría ayudarlos —indicó. —Lo haría si en primer lugar tuvieras realmente el control para ello —aclaró—. Y no quiero que solo nos dejen quedarnos para que te utilicen en este nuevo lugar —expresó frunciendo sus labios en disgusto. —De acuerdo, pero ¿qué es lo que les diremos exactamente entonces? —preguntó. —Exactamente lo mismo que sabe Norman y la dueña de este lugar, que nuestro líder Terbell es un idiota egoísta que tomó especialmente interés en ti y que te deseaba tomar a la fuerza aun cuando supuestamente tiene a otras parejas —respondió—. Y para hacerle entender cuán realmente de idiota es Omar, le diremos nuestras sospechas de que mató a nuestros padres en ese supuesto accidente —planeó—. ¿Quedó claro? —Perfectamente —asintió el omega—. Pero ¿qué pasa si pregunta porque no dimos información de esta situación a los representantes del consejo que visitan las manadas? —¿Qué más le diremos? La verdad —resopló—. Ese idiota tiene comprado al m*****o que visita su manada, no hay otra forma de explicar cómo es que siempre logra salirse con la suya. —No es bueno hablar sobre los representantes del consejo sin pruebas —indicó. —Si investiga solo un poco al respecto, estoy segura de que se dará cuenta —descartó. —¿Le diremos en algún momento que soy un omega con dones? —indagó levantándose de la mesa. —Lo haremos en algún momento, solo que no ahora —contestó—. Quiero asegurarme realmente de que esta es la clase de manada que Norman asegura que es y que el alfa líder es realmente confiable —explicó—. Luego de eso, podremos decirle —prometió—. ¿Seguro de que estás lo suficientemente bien para ir? —preguntó observándole preocupada. —Solo debo de recuperar algo de fuerzas, pero estoy bien —aseguró alejándose por el pasillo—. Además, no es como si te fuera dejar ir sola —indico desapareciendo un momento en su habitación. Empujando su maleta al suelo, Tristán sacó un cambio de ropa y luego salió de su habitación buscando al baño en el cual tomó una rápida ducha. Para cuando salió del baño ya listo, su hermana se encontraba hablando nuevamente con Norman y esta vez, Tristán no pudo contener su sonrisa al contemplar la forma en la que miraba a su hermana el alfa, a pesar de que Tezza no parecía ser muy consciente de esto. —Estoy listo —anunció, consiguiendo la atención de ambos—. ¿Podemos irnos ahora? —pidió—. ¿O el alfa líder no se encuentra disponible? —Lo está —asintió Norman—. Será mejor que salgamos ahora, y sería bueno si se colocaran un suéter o un abrigo, el clima sigue siendo algo frío por aquí —expresó dirigiéndose a la puerta. —Yo voy por ellos —anunció Tezza. Siguiendo al alfa fuera del departamento, observó con curiosidad el pequeño pasillo que los llevaba a una escalera. —¿No hay más habitaciones? —preguntó. —Esta era una casa de cuatro pisos que la dueña dividió cada uno en un departamento propio —explicó—. Ella vive en el último y en el primer piso se encuentra la lavandería —informó. —¿La casa queda muy lejos? —indagó la beta tan pronto como salió. —No, solo debemos de caminar un par de cuadras al sentido contrario de la plaza principal —respondió Norman, dirigiendo el camino. Saliendo de la casa, fue justamente como el alfa había descrito, después de un par de calles ya habían llegado a la casa del alfa líder. —¿Vive en las dos? —preguntó Tristán observado con curiosidad una casa verde más pequeña y a su lado una amarilla de dos piso. —Vive en la amarilla y la verde es para tratar asuntos de manada, es más bien como un anexo —explicó Norman, acercándose a la puerta, pero se detuvo cuando esta fue abierta por otro hombre. —¿Qué haces aquí? —cuestionó el beta. Sintiendo una oleada de malos sentimientos que estremeció hasta su lobo, Tristán instintivamente se escondió detrás de su hermana. —El alfa líder quedó en ver a los hermanos Simmons ahora —anunció el alfa. —No está disponible —espetó y luego gruñó cuando fue empujado fuera del camino y un hombre de aspecto rudo y peligroso salió hecho una furia de la casa, con otro siguiéndole de cerca. Y los ojos de Tristán, simplemente siguieron al alfa gruñón que ignoraba los llamados de la otra persona, sintiendo algo de curiosidad. Había algo extraño en él...
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