Mi jefe, Mi Ex

No sé porque siempre pienso en él cuando se acerca esta fecha, exactamente el 4 de agosto, hace ya dos años que no nos vemos y no sé qué ha sido de su vida, intente hablarle a su madre, pero lo único que me dijo fue que se había ido y que no me quería ver, al parecer nunca me perdonara. Mi nombre es Melissa Scott, hija del abogado Tony Scott el cual es muy famoso por su trabajo; así conseguí mi trabajo, ¡sí! Por influencia de mi padre, esto da vergüenza y lo sé, cómo una chica tan talentosa como yo necesita a su papi y es muy simple, después de ese día no he sido la misma ahora soy mucho más insegura y todo me molesta, es decir tengo un muy mal carácter y todos lo dicen. Tengo 22 años y soy editora en jefe, trabajo para la empresa de publicidad Anderson&Asociados, estoy mejor que cualquiera y no tuve que seducir al jefe que ya se va, le dejará la empresa a su sobrino que por lo visto es un arrogante de mierda, pero hay que tratarlo bien y darle la mejor bienvenida. También tengo un hermano gemelo, en verdad es mayor que yo solo por algunos segundos o más, en verdad no sé, su nombre es Marcos Scott un abogado como mi padre el cuál vive la vida loca de fiesta en fiesta, pero en la hora de actual bien delante de su trabajo lo hace, nunca defrauda a papá. Soy blanca es decir mi piel es demasiada clara como una princesa recién sacada de su caja, al igual que mi hermano con mi cabello marrón oscuro y ojos marrones muy claros, soy de una estatura promedió además no tengo tanto cuerpo, pero me veo bien por así decirlo. Me termino de cambiar con un pantalón formal n***o y una camisa blanca además de colocarme mis tacones de aguja, me peino el cabello en una cola alta y me coloco algunos accesorios para dejar mi cara a lo natural cero maquillajes, agarro mi bolso y salgo para montarme en mi auto poniéndolo en marcha para ir al trabajo, al llegar entro y todos comienzan a correr cuando me ven. Que satisfactorio saber que casi todos te tienen miedo por tu carácter. Camino hasta mi oficina a la cual entró y de una vez sale mi secretaria con mi café en manos. - ¿Qué tenemos hoy en mi agenda? -pido mientras le doy un sorbo, hago una mueca rara al sentir el amargo sabor en mi lengua, lo cual suelto de repente por la boca y ensucia mi camisa. - ¡ay por Dios! Lo siento tanto Mely- dice apenada y no hago nada, salgo para ir al baño mientras todos me ven con esas caras de putos metidos, sé que se reirán de mí. Al estar hay intento quitar el sucio, pero es imposible; salgo con las llaves en mano para ir a casa a cambiarme; tengo que estar antes de las nueve aquí otra vez, a esa hora aparece el señor Anderson; camino como loca hasta que estoy adentro del auto salgo a todo lo que da, cuando llego veo a él dormilón de Marcos recién despierto. - buenos días hermanita, te molesta si hoy vienen unos amigo- dice mientras que yo busco otra cosa que ponerme. - no, has lo que quieras al final no me harás caso-dije viendo una camisa de lino n***o, al final iré de n***o otra vez. - te amo mi vida, dame un beso- no le hago caso hasta que me pongo la camisa. - adiós imbécil- digo para abrir la puerta. - ¡ey! no me digas así, ya no hay respecto-dice indignado y no le hago caso. - adiós- salgo a toda prisa subiendo al auto, de camino son como treinta minutos y no te quieras imaginar los tapones que se hacen. Mi celular comienza a sonar e intento agarrarlo, pero eso hace que tenga un accidente, ahora estoy parada en medio de la calle mientras que las personas que están detrás van diciendo tremendas palabrotas por parar el tránsito y ahora un hombre me discute por ocasional el accidente. - dame tu número- pido y no lo quiere hacer- está bien no lo hagas- subo a mi auto, pero soy detenida por la policía quien dice que le pague al señor por dañarle el auto. - permiso, me darás la cuenta de banco para transferirte el dinero de la reparación y señores policía, estoy tarde para ir al trabajo de esta me despiden- digo con tal de que me dejen ir. - señorita si lo iba a perder, ya lo perdió hace rato, son las doce y media del día-me dice el oficial, como es posible, solo nos trajeron aquí por el alboroto en la calle además de la interrupción del paso a los vehículos. - me puedo ir, aquí está mi número yo pagare por el daño del auto y de verdad lo siento mucho señor-digo cabizbaja, perderé mi trabajo por la estúpida de Samanta esa zorra siempre me la hace, será despedida sin compasión; hasta aquí su juego de niña que no rompe ni un plato. Conduzco de nuevo a la empresa entrando como alma que lleva el diablo, subo a mi oficina y llamo a la zorra esa. - dame una sola razón para no despedirte- pido mientras me siento en mi silla giratoria. - no, usted me puede dar una sola razón para no quitarle el puesto señorita Scott-dice alguien detrás de esta, la cual se mueve de una vez dejando me ver mi miedo reflejado en persona, mi ex.