" ¿Con qué derecho se puede exigir algo que tampoco das? Trata como quieres que te traten".
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Con el pecho agitado y mil emociones revoloteando en mi cuerpo, grité todo lo que se me vino primero a la cabeza.
Una sensación de vacío se instalaba en mi corazón, y no lo entendía. Esperaba alguna respuesta de él, pero sólo se mantuvo en silencio. Era la primera vez que estallaba de esa manera, hasta yo estaba sorprendida de mis palabras, pero ya no podía seguir quedándome en silencio, sentía esa necesidad de devolverle ese golpe de tres años atrás, aquel que me causó tanto daño, sin embargo, no me sentía bien.
— Pues el odio es recíproco —murmuró de pronto acercado sus ojos grises a los míos, saliendo después de la habitación, y cerrando la puerta de
