Valentino realizó algunos retoques en su cuadro, aunque aún tenía mucho trabajo pendiente. Su meticulosidad y dedicación a cada detalle de sus obras reflejaban su profundo amor por la pintura y el arte. En sus momentos libres, se liberaba del estrés pintando cuadros, llevando su imaginación al máximo esplendor en el lienzo. Al quitarse los lentes y dejarlos en el escritorio junto a sus herramientas artísticas, se deshizo del delantal y se calzó las pantuflas antes de dirigirse a la habitación de su insoportable prometida. A pesar de todo, consideraba que firmar un acuerdo entre ambos no era descabellado, ya que le convenía tenerla a cierta distancia y evitar consumar ese matrimonio no deseado. Salió de su estudio y cerró la puerta con llave, protegiendo su espacio como si fuera un tesoro