La Bestia. —Sabemos bien que esto es obra del Gacela y su séquito de perros —plantea Bernard, dándole una calada profunda a su cigarro mientras Ángela masajea sus hombros —. Esta vez nos tomaron desprevenidos, debemos responder con un doble de impacto. —Por el momento tenemos que negociar con los rusos, no solo están detrás del heredero, sino también de las cinco toneladas de cocaína que viene por mar —dictamino, llenando por cuarta vez mi copa de whisky —. Tenemos que crear un señuelo para ellos y para la maldita DEA que nos pisa los talones. —Los miembros de la organización hemos creado un plan de antemano —agrega Ángela, sentándose esta vez al lado de Bernard —. Tenemos tres camiones llenos de tanques de aceite que serán almacenados en una de las bodegas al mismo tiempo que la dro