Zoé llega a casa de su madre furiosa porque su marido, Lucas, le ha informado de que lo han llamado del banco para confirmar una costosa compra en una joyería por miles de dólares que su madre, Grace, había hecho recientemente con la tarjeta de crédito que Zoé le había prestado. Zoé le reclama enfadada a su madre y le dice: —Mamá, ¡te he estado esperando durante horas! ¿Por qué no contestaste el teléfono? ¿Dónde andabas? Lucas me acaba de decir que hiciste una compra costosísima en una joyería con mi tarjeta. Te exijo que devuelvas todo lo que compraste, ahora—reclama. —Bajas la voz porque soy tu madre. Necesitaba esas joyas, hay que cubrir las apariencias, querida. Tengo un evento el sábado y no tenía nada nuevo para exhibir. —Te hubiese prestado una de las mías. A Lucas no le va bie