APRENDIENDO A VIVIR - SEGUNDA PARTE TRILOGÍA "DULCE VICTORIA"

Siete hombres adultos se encontraban reunidos en una sala de conferencia de una importante compañía revisando los informes semestrales. - Realmente no sé qué hago aquí – dijo un hombre de unos 40 años, muy bien llevados – no entiendo nada, ni me interesa entenderlo – dejó los papeles de mala gana sobre la mesa. - Valentín los hice de tal manera que tu hija de cinco años pudiera comprender – dijo el hombre sentado en la esquina de la mesa, él tenía unos 43 años y era el presidente de la firma. - Candela es un genio así que no se aplica – dijo el otro hombre y los demás rieron – además confío en vos, y si decís que todo está bien, te creo. - Si te digo que las ganancias fueron de un millón y a tu familia te tocan mil pesos ¿me crees? - Abel – dijo Valentín con media sonrisa en el rostro – eres un hombre inteligente, sabes que no tienes que robarme – el tono que utilizó fue amable pero sus ojos emitían una amenaza, el otro hombre suspiró. - Por eso quiero que leas el informe, eres el único que se queja – señaló al resto de los hombre y pudo notar que solo dos analizaban los informes - ¿ya los vieron? - No – dijo un hombre rubio de 40 años también que se encontraba junto a su hermano idéntico jugando con los celulares – nosotros también confiamos en vos y tu sentido común para no estafarnos – Abel se exasperó, era imposible tener un junta de accionistas con esa familia, si bien estaba encantado de poder decidir todo a su criterio un poco de interés no iba a matarlos. - No esperaba menos de ustedes dos – dijo molesto - ¿Nicolás y vos? – el aludido lo observó con una sonrisa de disculpa. - Clara me está mostrando como Alejandro toca el piano, lo siento mucho ahora lo leo. - ¿Es bueno? – preguntó Valentín acercándose a su cuñado para ver la filmación que tenía en la pantalla de su teléfono, Nico sonrió orgulloso y subió el volumen para que todos escucharan a su prodigioso hijo. - Y solo tiene 10 años – dijo satisfecho. - Elena toca mejor el violín – dijo Valentín ganándose un mirada molesta de Nico – es verdad – dijo sin mostrar arrepentimiento, Abel bufó. - Francisco – dijo al menor de todos, un joven de 20 años que recientemente se incorporaba a las reuniones - ¿entiendes todo? – el aludido lo miró sonriendo. - Todo tío – dijo dejando los papeles – y para mi está correcto – Abel sonrió agradecido, por lo menos los menores mostraban un poco más de interés, los otros seguían mirando sus celulares, Valentín y Nicolás competían con vídeos de sus hijos, para ver cuál tocaba mejor el instrumento que practicaba. Pablo revisaba mails del trabajo y Patricio se mandaba mensajes con su conquista de la semana. - Está todo en orden Abel – el hombre que se encontraba en la otra esquina de la mesa habló – gracias por tomarte el tiempo de hacerlo claro, para que todos entiendan. Y disculpa la desatención de mis hermanos y mi cuñado, tienen cosas más importantes en la cabeza, preocuparse por el futuro de sus hijos no es algo que sea muy relevante para ellos – habló con ironía, pero los demás lo ignoraron, se puso de pie. - Gracias a vos Lucas por tomarte el tiempo de leerlo – dijo Abel satisfecho de que alguien apreciara su trabajo – tenemos excelentes proyecciones para el resto del año. - Si, lo vi – dijo Lucas con un sonrisa – estás haciendo un gran trabajo – se estrecharon las manos – ahora me voy a buscar a mis hijos antes que Evangelina los convierta en personas tan extrañas como ella. - Saludos a los niños – dijo Nico – dile a Fabricio que se dejó la computadora en casa. - Yo le digo – dijo Lucas – saludos a sus familias y por favor lean el informe que no les cuesta nada – golpeó las cabezas de sus hermanos gemelos que no prestaban atención – ustedes también, idiotas – los dos se quejaron y Lucas se marchó. - No les va a llevar más de cinco minutos – dijo Abel casi suplicando, los otros bufaron y de mala gana tomaron los papeles de nuevo, pero solo fingían leer, si Lucas decía que todo estaba bien, no necesitaban saber más. Al parecer todos estaban en la misma sintonía, porque cronometraron con sus relojes quince minutos y repitieron los comentarios que el mayor había dicho antes de salir – gracias por fingir – dijo Abel resignado a que eso sería todo lo que obtendría. - Cuando quieras – dijo Pablo palmeándole la espalda – para eso somos los amigos – Abel sonrió no era posible molestarse con ellos porque esa era su manera de ser. - ¿Vamos comer juntos? – Dijo Patricio – así nos ponemos al día – todos asintieron y se retiraron a un restaurante de la zona. - ¿Cómo va todo en tu casa? – Preguntó Patricio a Valentín que comía su segundo plato - ¿mis sobrinas cómo están? - Geniales – dijo el aludido – son perfectas – habló con una sonrisa en el rostro, los mellizos sonrieron. - Elena ¿ya tiene novio? – le preguntó Pablo causando que Valentín se ahogara un poco con su soda – como ya tiene 14 años, casi 15. - No tiene novio ni va a tenerlo – dijo molesto, apretando los puños – es muy pequeña para eso – los cinco hombres rieron. - Rubén ya tuvo como 10 novias – dijo Patricio en referencia a su hijo de 16 años – y varias amigas con derechos y comenzó como a los 12. - No es lo mismo – dijo Valentín indignado. - No sé – dijo Pablo – ahora los chicos a esa edad vuelan, ya no son como en nuestra época. - ¿De qué hablas? – Nico intervino – ustedes dos eran unos depravados a los 11 años y vos también así que no te hagas el desentendido – le indicó a su cuñado. - Es verdad – dijo Patricio - ¿te acuerdas lo que vos hacías a los 14 años? – Dijo con una malévola sonrisa – el fruto no cae lejos del árbol. - Totalmente cierto – dijo Abel – Luciano y Baltazar son una mezcla de lo que Milagros y yo éramos a su edad, sin los traumas de mi mujer claro – aclaró – Luciano es tan vanidoso y engreído que a veces me dan ganas de romperle la cabeza contra la pared, y ella dice que yo soy igual así que no me puedo quejar, mis hermanas opinan lo mismo, pero yo nunca fui tan insoportable – los otros cuatro hombres se miraron entre si – tal vez sí, pero él me supera – dijo firme causando la risa en los otros. - Elena no es como las chicas de su edad – dijo Valentín – no sé de donde salió la verdad, no se parece a nadie de la familia – los demás asintieron – es decir, Alicia tiene mucho de Victoria y mío, demasiado para mi gusto, Emilia es igual a Victoria, contesta igual, habla igual, el otro día me llamaron del colegio porque había golpeado a un compañero que la molestaba – dijo sonriendo orgulloso, de que su hija de 10 años se defendiera sola – Matilda y Manuela son igual a ustedes – señaló a los mellizos, sus hijas de 8 años también eran mellizas y por mucho que él quería que no se parecieran a sus tíos, no lo había logrado – no pude hacer nada al respecto – los mellizos sonrieron con satisfacción. - Nuestras ahijadas van a salir a imagen y semejanza nuestra – dijo Pablo sin dejar de sonreír. - Y Candela es – pensó que decir – ella es como Lucas – puso cara de espanto – tiene cinco años y se cree el ser más importante e inteligente del mundo incluso nos hace callar a Victoria y a mí. - Esa niña es un genio – dijo Abel – no sé cómo la hicieron porque ustedes no se caracterizan por ser muy inteligentes o intelectuales. - Mi hermana es muy inteligente – dijo Francisco interviniendo en la charla, él no tenía familia, ni novia fija, pero le encantaba que el contaran sobre sus sobrinos – solo que prefiere no pensar – los demás rieron por lo dicho. - ¿No van a seguir buscando el niño? – preguntó Abel a Valentín, el elevó los hombros. - Mi sueño es tener un hijo varón, pero no sé si podría soportar vivir en una casa con ocho mujeres si se repite la tendencia – los demás asintieron. - ¿Sabes que es lo mejor de todo esto? – preguntó Pablo a su cuñado, el hizo el gesto de que no sabía – que vas a sufrir en carne propia seis veces, lo que nosotros sufrimos por tu culpa, por aprovecharte de mi hermanita – Valentín abrió los ojos de par en par – seis veces – repitió – no sé si es Dios, o el karma pero le agradezco. - No voy a sufrir nada – dijo entre dientes entendiendo a que se refería su cuñado – ningún idiota va a acercársele a mis niñas – los demás rieron. - Elena parece una modelo – dijo Francisco sin dejar de reír – mis amigos me piden su número, y está más que claro que no voy a dárselos, pero no todos los hombres son amigos míos. - Tienes seis hijas preciosas y te aseguro que van a tener muchos pretendientes dando vuelta dentro de poco – dijo Abel – si es que no los tienen ya. - Pues mala suerte para ellos porque se la van a ver conmigo – dijo serio – yo no soy como ustedes – dijo a sus cuñados – le voy a hacer la vida imposible a cualquier imbécil que se quiera sobrepasar con mis nenas – suspiró. - Como voy a disfrutar cuando el primer novio llegue – dijo Patricio – suerte que yo solo tuve un niño, porque no quería volver a sufrir lo que sufrí por Victoria, por tu causa. - Igual yo – dijo Nico – no puedo estar más feliz de mis tres hombrecitos, tener una niña me habría vuelto loco – todos hablaban por molestar a Valentín porque si bien ellos estaban orgullosos de sus hijos varones todos hubieran estado encantados de tener un niña, por eso malcriaban y consentían a sus sobrinas, que eran las princesas de la familia. - Es el karma – dijo Pablo – nosotros que sufrimos al ver que este pervertido, degenerado, abusaba de nuestra hermana, fuimos compensados con niños y él con niñas para que pagué sus culpas. - Deberíamos brindar por eso – dijo Abel y los cinco levantaron sus copas, Valentín se cruzó de brazos y los observó serios, él también sabía que lo hacían solo para molestarlo, pero era inevitable que lo que decían se cumpliera, él lo sabía y no tenía como evitarlo - ¿te contó tu mujer que contrató dos ingenieros nuevos? – le preguntó a Valentín que no salía de su mal humor, así que pensó seguir molestándolo. - Si me dijo – respondió sin ganas – está trabajando con ellos ahora – Abel, Nico y los mellizos se miraron cómplices. - Lucia dijo que parecen modelos de ropa interior – comentó Pablo logrando que Valentín lo mirara de nuevo – al parecer el otro día fue a buscar a Victoria para que almorzaran y los conoció y me dijo eso. - ¿Me querés decir algo con eso? – preguntó Valentín molesto, para alegría de los demás. - Nada en particular, solo que tu mujer se pasa más de diez horas al día, en compañía de dos hombre de menos de treinta años muy guapos – sonrió Pablo. - No vas a lograr que me ponga celoso de ellos, yo sé que Victoria solo tiene ojos para mí – dijo seguro, en esa no caería. - Pero están en época de ingresar a su primera crisis de matrimonio – dijo Nico con seriedad. - A lo mejor se aburrió de vos y tu amiguito – le dijo Patricio divertido, Valentín lo miró a los ojos y le sonrió de medio lado. - Anoche y esta mañana no parecía estar aburrida en lo más mínimo – la sonrisa de los mellizos y de Nico desapareció – sino más bien todo lo contrario. - ¿Cuándo van a entender que esas bromas no se le hacen al hombre que duerme con nuestra hermana? – dijo Francisco molesto, desde que tenía uso de razón que ese tipo de bromas terminaban mal para ellos, con comentarios de Valentín que le quitaban el sueño y el apetito. - A veces lo olvidamos – dijeron los dos al mismo tiempo, los demás rieron y siguieron el resto del almuerzo en armonía. La vida les sonreía a estos hombres, algunos con mayor éxito en sus matrimonios, pero todos con hijos maravillosos y sanos que eran su orgullo.