Me levanté de la banqueta por inercia, traté de decir algo, pero me quedé sin palabras, fue como olvidar cómo hablar. —Hola, Belial —fue ella quien terminó hablando. —Mami, ¿lo conoces? —Es alguien del trabajo, cariño. "Alguien del trabajo"; por alguna razón sentí como si esas palabras fueras golpes. Aclaré mi garganta y acorté la distancia suficiente. —Así es, nena. Tu madre y yo… Solo somos compañeros de trabajo. Con paso de trote y la respiración a su limite, apareció alguien detrás de ellas. —Lo siento, regresé hasta donde dejé el auto, pero no encontré… Siendo unicamente un espectador, vi las manos de él posarse en los hombros de Ana, al parecer fue un acto natural entre ellos, pues ella ni reaccionó. Entonces supé que no estaba tan equivocado, ellos sí tenían algo, pero