Es tu hija

1893 Palabras

—¿Entonces vendrá, señor? —fue la pregunta de la pequeña. Sinceramente mis labios no pudieron responder, y no era porque no quisiera, simplemente no cabía en mi asombro. —¿Señor? Está temblando. Todo para mí iba quedando borroso, una sensación angustiante que me dejaba sin aire se apoderaba de mí. ¿Qué es esto? No entiendo. Me duele el pecho, mi mente está tan confundida. Solo puedo ver en mi memoria el recuerdo de mi infancia sentado en algún rincón de la casa, mientras comía un cupcake por mi cumpleaños, los años en que mi mano no fue sostenida por nadie, el vacío en mi vida. —¿Señor? Es entonces, que la calidez cubre mi palma, volviéndose todo claro, para notar que mi mano no estaba sola. —¿Está bien? —me pregunta, mirándome con esos ojos claros que me regresan en el tiempo. ¿Se

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