Miré una y otra vez la hora en mi celular y él no llegaba. Tenía la idea de que Edzel me esperaría cuando él avión aterrizara, pero no encontré absolutamente nada, ni siquiera un taxi esperando por mí. Se supone que él sabía que hoy era el día de mi llegada, se lo había dicho. — Tranquila Melody —me dije calmando mis nervios—. Debe haber algún error, no es posible que él se haya olvidado de mí, me ama. Edzel está loco por mí —afirmé, sacando el celular para llamarlo, pero lo único que obtuve fue un largo pitido que significaba que estaba apagado. Jalando mi maleta con la mirada perdida, salí del aeropuerto para tomar uno de los taxis que estaban fuera. Una vez dentro, pensé en qué diablos había ocurrido para que él no llegara a recogerme. — No es necesario armarse una tormenta en u