Angelina. —Karina tiene un nuevo hombre —le confieso a Vladimir, quien no deja de dar vueltas de un lugar a otro en mi habitación. —¿Qué dices? —se detuvo, mirándome con recelo —¿De dónde sacas eso?. —Estuve hoy en su apartamento, y me abrió la puerta un hombre llamado Vicenzo diciendo que era su nuevo novio. La expresión de Vladimir se ensombreció, apretando fuertemente sus dientes, revelando una mandíbula tensa. —Repite eso —exige, agarrándome de los hombros—. ¿Me estás fastidiando ahora?. —No tendría por qué mentirte —aparto sus manos de mí—. ¿No lo ves? Ya no le interesas en absoluto, así que consigue a otro. —¡Pero fue por tu culpa! —brama furioso—. ¿No fuiste tú la que se metió en mi cama dándome drogas? ¡Todo esto pasó por ti!. —¿Y acaso no te gusté? —acerco mi mano a su