CAPÍTULO II-1

2004 Palabras

CAPÍTULO II Arabella permaneció sin dormir, acostada en una camita de cuatro postes, con un dosel de volantes. Estaba cansada, pero su mente rondaba obsesivamente los acontencimientos del día; después de cierto tiempo renunció dormir. Se sentía exhausta cuando la señorita Harrison ordenó que acostaran a Beulah, pero permaneció despierta. —Será mejor que tú también te vayas a acostar, niñita— había sugerido la señorita Harrison. Arabella comprendió que no era tanto por consideración que la enviaban a descansar, sino porque la institutriz programaba divertirse un rato con la doncella principal, la señorita Fellows. Había una botella de brandy, cerrada, sobre la mesa, dos copas de cristal cortado y un paquete de naipes. Al poco rato de estar en el Castillo, Arabella notó que la señorita Ha

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