Capitulo 3

921 Palabras
Nati termina, se sube a lavarse los dientes, sale del baño y se fue a su cuarto a tomar su mochila, sonó el timbre. —Yo voy hija, debe ser tu papá. —Ok mamá, le dices que ya bajo. Cuando le abrió la puerta dijo su papá: —Hola, buenos días, Natalia. —Hola, buenos días, Miguel. —Vengo a por Nati, la voy a llevar a escuela. —Ahorita viene, fue a por su mochila, por qué no la esperas en la sala. —Vale, gracias. Ya que entraron vio el karaoke. —No me digas que volvió a tener pesadillas otra vez. —Sí, en la madrugada me despertó y me quedé un rato para tranquilizarla, y como bien sabes tú, que cuando le sucede eso prefiere cantar o hacer ejercicio. —Bueno, voy a estar más al pendiente hoy cuando vayamos a entrenar. Se escuchó que se cerró la puerta y dijo: —Ya viene nuestra hija, así que luego hablamos. —Está bien —Tú me dices Natalia cuando nos vemos. —Vale Miguel. Nati entró a la sala —Buenos días, papá. —Hola princesa, ¿cómo amaneciste? —Más o menos papá, vamos y en el carro te platico. —Hija, no tengo el carro, nos vamos a ir en moto. —dijo mi padre para luego añadir— Antes de que digan algo las dos, el carro lo mandé a que lo revisaran del motor y los frenos, en la tarde voy a ir por él y como a nuestra hija le gustan las motos, porque ni creas que no me di cuenta, tú ya sabes de qué Nati de lo de ayer. —Espera un poco, todavía no es la hora, faltan veinte minutos, así que cuéntame de lo que dijo tu papá. —Ay, mamá, está bien. Me quedé viendo a José Luis cuando se subió a su moto, ya ves como es mi papá de celoso, como soy la única hija. Mientras decía eso, sus padres no dejaban de pensar: «si supiera que tiene una gemela, no sabemos dónde está nuestra otra hija». —Nos vamos papá. —Sí, hija, tú ve prendiendo la moto y te pones tu casco. —Vale papá. —Ahorita, voy, le tengo que decir algo a tu mamá. —Vale. Ya que se fue Nati, le digo: —¿Tienes una pista de nuestra hija Ana Sofía? —No, pero estoy sobre una pista que me dijeron, pero no pierdas la fe, sabes tú que estamos fingiendo, que sí que estamos enamorados; al rato vengo para platicarte que me dijo. Por cierto cielo, sé lo que va a hacer Nati y lo que hicieron todos. —¿Cómo lo supiste? —Pero no les digas nada a Nati de que sé todo, voy a ver si puede con las dos carreras; pero nosotros sabemos que sí puede hacerlo, ella es igual que tú, tiene tu fuerza, coraje y sobre todo mucho amor para todos y antes de irme, porque desde que llegue quiero hacer esto. Me besó apasionadamente. — Miguel, por favor. —Lo sé, pero nos amamos más que nunca porque todo es una mentira y que nos vemos a escondidas de ella. No quieren que se entere de lo que sucedió porque si se entera, ella es capaz de buscarla y hasta decirle a sus amigos y sus primos para que la ayuden a encontrarla. No la quieren preocupar. Y solo le faltan tres semestres de preparatoria y quieren que esté bien relajada. —Por eso hay que ser discretos. —En eso se escucha un pitido de la moto.— anda, ya vete amor. Si me pregunta nuestra hija porque tardaba le voy a decir que eran cosas de adultos al fin y al cabo si es cierto de lo que estábamos hablando. —Nos vemos al rato y quítate mi labial de tu boca antes de que se te olvide para que no sospeche nada. —Vale, si nuestra hija me ve con tu marca, va a comenzar con sus preguntas de que escondemos algo los dos. — Adiós, hasta al rato. Ya iba a hacerlo otra vez, pero veo que ya venía mi papá y le pregunté de qué habían estado hablando, él me respondió que de cosas de adultos. —Eran cosas de adultos, por eso me diste las llaves de la moto para que la fuera prendiendo yo. —Sí, hija, ya sabes que tu mamá y yo no te queremos meter en nuestros problemas. —Pero yo sé que me ocultan algo papá, bueno, cambiando de tema, no dormí casi nada, me desperté en la madrugada por una pesadilla fea y hay veces que sueño con una niña de dos años y que es idéntica a mí, luego ya no la veo y siento que me falta una parte de mi alma como si fuéramos hermanas gemelas. Me quedo callado por un momento. —Hija, tu mamá sabe de esta pesadilla que tienes. —No papá, pero hoy se lo voy a decir antes de que me vaya a la fiesta que tengo. ¿Y qué piensas de lo que te dije? —Buena hija, yo creo que tienes que soñar más con la niña para que sepas quien se la llevo; hay que subir a la moto para que no llegues tarde a la escuela. —Ok papá—nos subimos los dos y abracé a mi papá, luego nos fuimos rumbo a la escuela.
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