Los Hermanos Ares son un Desastre

Los Hermanos Ares son un Desastre

book_age18+
58
SEGUIR
1K
LEER
familia
drama
tragedia
bxg
bxb
first love
mentiras
escuela
mxm
like
intro-logo
Descripción

Mamá se divorció cuando yo tenía 6 años y Charlie 3, un par de meses después, en Abril del 2005 mamá nos dio la noticia de que se casaría de nuevo, había conocido a alguien en uno de los eventos de su empresa, se conocieron, se enamoraron y decidieron casarse.

En junio del mismo año, seis meses antes de que se celebrara la boda en Diciembre, mamá nos presentó al que sería nuestro nuevo padre.

"Isen Ares" un nombre poco común, jamás lo había escuchado, mi primera impresión de él fue... miedo. Un hombre alto, por lo menos 1 metro 80 o más, su cara emanaba una mirada dura y fría a primera vista, para mis pequeños 6 años ese hombre daba miedo. Sin embargo, era todo lo contrario, en cuanto mi mamá me lo presentó, él me dio una sonrisa cálida y se puso en cuclillas para quedar a mi altura, recuerdo que sus primeras palabras hacía mi fueron - Hola, me llamo Isen, espero que nos llevemos bien. - en cuanto terminó de hablar estiró su mano hacia a mi esperando un apretón de manos.

Mire a mamá que estaba atrás de mi, ella cargaba a mi pequeño hermano que no entendía la situación, me dio una palmada en espalda y dio una sonrisa de "está bien, hazlo".

Volví la mirada hacia Isen, no sonreí pero mis hablaban por sí solos, tenían un brillo especial, sabía que podía confiar en él y estiré mi mano estrechando la suya.

Dos semanas antes de la boda Isen o papá como ya lo llamaba nos presentó a quien sería nuestro hermano mayor, Terrence o Terry como nos lo presentó, es dos años mayor que yo, cabello azabache, piel pálida, ojos verdes claros, unos 5 cm más alto que yo, sí se supone que

ic_default
chap-preview
Vista previa gratis
Charlie Perdido
Era 11 de enero de 2008, después de las fiestas navideñas, las vacaciones habían terminado y teníamos que regresar a la escuela. Me levanté de la cama y caminé hacía el baño de mi habitación, ya que era la única niña tenía mi propia habitación, Terry y Charlie comparten la habitación al lado de la mía. Lavé mi cara y mis dientes, regresé a la habitación, cambié mi pijama por el uniforme de la escuela, una falda azul rey junto con una camisa de manga larga con el escudo de la escuela bordado en la manga del hombro derecho, un chaleco del mismo color que la falda con bordes rojos, este al contrario de la camisa tenía el escudo bordado del lado del corazón al igual que el suéter de color rojo, las calcetas blancas y zapatos tipo choclo eran parte del uniforme. Alcé mi cabello en una coleta y al finalizar coloqué un moño rojo con azul a juego con el uniforme, tomé mi mochila ya lista y salí de la habitación, bajé a la cocina coloqué la mochila a un lado del taburete en el suelo y me senté a desayunar a un lado de Charlie. - Buenos días mamá - ella estaba de espalda hacia mí, en la estufa terminando nuestros almuerzos para la escuela y Charlie ya estaba listo, ahora tiene 6 años y ya va a la misma escuela que nosotros. - ¿Papá ya se fue? - pregunté metiéndome una cucharada de cereal con yogurt a la boca. - Buenos días cariño, si tu papá ya se fue - mamá volteo hacia mí, empacando nuestros almuerzos. - ¿Dónde está tu hermano?, no podrá desayunar. - mamá guardo los almuerzos y tomo su vaso lleno de un jugo raro de color verde. - Aquí estoy - respondió Terry entrando en la cocina aún somnoliento con su cabello alborotado y el uniforme parecido al mío, lo único diferente es que él llevaba un pantalón y no una falda, Terry comenzó a comer su cereal en silencio, parecía estar más dormido que despierto, pero eso no es nada raro de Terry. - ¿Ya terminaron? Trastes al fregadero y suban al auto, voy en un segundo – Ordenó mamá, mientras salía de la cocina y subía al segundo piso. - ¡Aún no termino! – Replicó Terry. - ¡Debiste levantarte más temprano! – gritó mamá desde arriba. Charlie y yo reímos mientras llevamos los trastes al fregadero. – ¡Cállense enanos! – exclamo Terry, mientras se metía cucharadas de cereal a su boca, suficientes para parecer una ardilla con sus mejillas llenas de nueces, tomó su almuerzo y su mochila mientras intentaba no morir ahogado con el cereal. - Al auto ya – mamá bajó con su bolso y las llaves del auto en la mano. Según Terry por ser él el mayor él tenía derecho a ir adelante, pero eso no me importaba así que corrí al auto antes de que él que llegará. - ¡Nim sem te ocula! – Gritó Terry con la boca llena de cereal y corriendo detrás de mí. Al llegar nuestra pequeña competencia por el asiento de adelante se vio terminada, pues Charlie se encontraba en el asiento delantero. - Baja de ahí enano – le ordenó Terry. La escena era esta, Charlie aferrado al asiento, mientras Terry y yo tratábamos de sacarlo jalándolo cada quién de una pierna. Lo hubiéramos logrado si mamá no hubiera llegado y nos hubiera obligado a subir a los asientos de atrás, ahora Terry y yo estábamos atrás con los brazos cruzados y viendo con el ceño fruncido a Charlie a través del retrovisor y mamá regañándonos mientras conducía hacía la escuela. - Siempre es lo mismo con ustedes, nunca se pueden estar quietos o no meterse en problemas... – y bla bla bla, decía mamá. Creo que ya se dan una idea de cuan desastrosos somos, y lo que dice mamá es cierto. Antes de las vacaciones de navidad, la maestra de Terry mandó a llamar papá porque en el intercambio de regalos, él le dio a una niña cacas de perro, la niña gritó aventando la caja hacia atrás, las cacas de perro salieron volando y cayeron frente a la directora de la escuela, lo bueno es que no cayeron en su pequeño caniche que tiene en la cabeza como cabello, bueno, regresando al tema, Terry se moría de la risa mientras la niña gritaba y se ponía a llorar, obviamente se fue castigado, llamaron papá y Terry terminó regañado en el auto justo como nos están regañando ahora. Al llegar a la entrada de la escuela, tomamos nuestras cosas y salimos del auto, a mamá ya se le había pasado el enojo, se bajó del auto y nos besó en la mejilla a cada uno. - Que tengan buen día, y por favor pórtense bien – Le dijimos adiós, entramos a la escuela y cada quién se fue a su salón. Cuando llegué al mío saludé a mi amigo Maison y me senté al lado de él. Maison de 9 años al igual que yo, es un chico de cabello castaño oscuro rizado que le cubre su frente casi hasta cubrir sus ojos de color gris, un par de lunares en su mejilla desecha y tres más en la mejilla izquierda, es mi mejor amigo, cuando nos mudamos de casa hace 3 años, papá decidió cambiarnos de la escuela cerca de nuestra casa a un centro educativo en el centro de la ciudad. Cuando conocí a Maison, en primer grado, pensé que era el niño más molesto del mundo, nunca podía quedarse quieto, siempre estaba moviéndose o con algo en sus manos, pasó a ser mi mejor amigo desde que Alice le dijo que era molesto, feo con su cabello mugroso, enredado y sus bichos en la cara, refiriéndose a sus lunares y que por eso no tenía amigos, los otros niños la siguieron y también hicieron sentir mal a Maison, así que ese día defendí a Maison diciéndole a Alice que la niña molesta y fea era ella por decirle cosas feas a Maison, después de gritarle un par de cosas a Alice no me contuve y le pegué, ella se defendió jalándome mi cabello y rasguñando me la cara, yo le pegué varios puñetazos en la cara dejándole moretones y un labio roto,  esa fue mi primera pelea, ya se imaginaran que pasó después, llamaron a mamá, le conté por qué le pegué antes de que entráramos con la directora y los papás de Alice, mamá me defendió, dijo que el hecho de que le pegara a la niña no estaba bien pero que sus padres deberían enseñarle a su hija a no molestar o decirle cosas feas a sus compañeros, la niña Alice no les había dicho el porqué, solo dijo lo que le convenía a sus padres y al salir iban regañándola, mamá me felicitó por defender a Maison, sin embargo, estuve castigada por pegarle a Alice y me gané una charla del porqué la violencia no es la respuesta para resolver mal entendidos. - ¡¿Lista para ir al parque Jayden?! – me preguntó Maison emocionado dando golpecitos con las palmas de sus manos al pupitre. - ¿Es hoy? – pregunté sorprendida, no recuerdo que mamá haya firmado el permiso. Comencé a buscar dentro de mi mochila el permiso. - ¿Qué buscas? – Maison se acercó casi metiendo toda su cabeza dentro de mi mochila. - El permiso, creo que mi mamá no lo firmó – dije mientras seguía sacando mis libretas y libros poniéndolas en la mesa. - ¡Ohhh debes encontrarlo! ¡Si no lo haces no iras y estaré solito! – exclamó Maison llevándose sus manos hacia su cara preocupada, se levantó y se puso caminar frente al pupitre dando vueltas. - ¿Ya lo encontraste? ¿Ya lo encontraste? ¿Ya lo encontraste? – Maison seguía repitiendo cada vez que se acercaba a mí. – No Maison, y no ayuda el que estés preguntado a cada rato. Saqué mi folder con un montón de hojas dentro y recortes, después de revolotear todo un poco lo encontré y... Sí estaba firmado. Solté un suspiro y cuando Maison regreso de nuevo estampé el permiso en su cara - Ahí está. – le dije triunfante, él lo tomó y lo alejó de su cara cerrando los ojos. - No quiero verlo, no está firmado ¿verdad? - volteé los ojos y comencé a ordenar todo. - No te diré, ve lo por ti mismo - contesté mientras guardaba el folder. Maison alejó el permiso lo más que pudo de su cara y con un solo ojo abierto vio la firma de mi mamá. - Esta firmado - dijo en voz baja. - ¡Esta firmado! - gritó feliz alzando los brazos y dando vueltas en su lugar, sus rizos se revolotearon y ahora parecía más despeinado que antes. La maestra entró mientras Maison hacía su pequeño "baile" de felicidad. - ¡A su lugar niños! ¡Maison siéntate! - Le gritó la maestra mientras se dirigía al centro del salón. - Guarden sus cosas, solo tenga el permiso afuera, los niños que no traen el permiso firmado se quedarán con el profesor de educación física, pueden llevar dinero solo cuídenlo y sus almuerzos si es que traen para que puedan comerlo en el parque, conforme los vaya nombrando se levantan, me entregan el permiso y se forman afuera del salón. - Ordenó la maestra. Uno a uno fue nombrándonos, hasta que la mayoría estábamos afuera del salón formados y platicando, Maison quedó a mi altura en la fila de niños. - Jayden, Jayden, ¿Nos subiremos a los juegos de niños grades? A ese que es como una canasta y da vueltas en el aire. - Preguntó dando pequeños saltitos en su lugar. ¿Les mencioné que no se puede quedar quieto? Bueno, aquí un buen ejemplo. - Si la maestra gruñona nos deja, el año pasado solo nos dejó subir al dragón y atrapar peces. - Respondí viendo como en el edificio de enfrente que es dónde están los de último año de primaria ya estaban bajando las escaleras. Maison se dio cuenta que veía hacía los niños de 6to grado y miró al mismo lugar que yo. - ¿Por qué siempre ves a los niños mayores? - preguntó curioso. Lo vi feo con mi ceño fruncido - No veo a los niños grandes - respondí y miré hacia enfrente ignorándolo. Maison se quedó pensativo y guardo silencio, aunque no fue por mucho tiempo, - ¿Acaso te gusta un niño grande? - exclamó Maison, dándose cuenta de lo que eso significaba, se cubrió su boca con ambas manos, mientras abría sus ojos exorbitantemente. - ¡Claro que no! - grité rápidamente. - ¡Jayden y Maison! - nos reprendió la maestra y comenzamos a avanzar. - Si te gusta un niño no te preocupes, no le diré a nadie - Susurró mientras caminábamos hacía la salida de la escuela. - Cállate Maison. - Desde que mamá se casó con el papá de Terry, Charlie y yo seguimos utilizando el apellido de nuestro papá, Mackenzie, el apellido de Terry es Ares como el de papá, así que nadie piensa que somos hermanos, siempre que hay juntas, mamá y papá se separan, mamá va a la mía y a la de Charlie y papá a la de Terry. Y el hecho de que Terry ha llegado con nosotros a la escuela todos los días no ha levantado sospechas. Solo una vez escuche a unas mamás hablar de que el papá de Terry y mamá son tan buenos amigos que ella pasa por Terry y lo trae a la escuela. Ni mi mejor amigo Maison a preguntado por qué Terry siempre llega con mi hermano y conmigo, y si no pregunta yo no le digo nada. El parque no queda lejos de la escuela, a un par de cuadras así que iremos caminando, como todos los años el parque organiza una pequeña feria por reyes y navidad, la escuela siempre nos trae el primer día de clase después de las fiestas y este año no es diferente, bueno si un poco, es la primera vez que va Charlie así que tendremos que cuidarlo. Al llegar al parque la maestra dijo podíamos ir a los juegos que quisiéramos pero que nos veríamos en la entrada dentro de dos horas para volver. - Maison vamos por Charlie. - Caminé hacia donde vi que estaban los niños de primero, al contrario que a nosotros la maestra tenía que cuidar de todos y nadie podía irse solo, claro a menos que tuvieran una hermana mayor, Charlie tenía una, yo. Así que, fui por él. Le pedí permiso a la maestra de llevarme a Charlie y accedió, con la condición de regresarlo antes de irnos. - Jayden, no podremos subir a los juegos de niños grandes si tenemos a Charlie. - Se quejaba Maison, mientras nos dirigíamos a los juegos para niños pequeños. - Solo lo tendremos un rato, después lo llevo a su clase y subimos a los juegos. - Maison suspiro redotado. - ¡Bien! Pero solo un rato, por fin nos dejarán subir a los juegos más geniales. - Maison tomó a Charlie de la mano y se agacho un poco. - Y bien pequeño Charlie, ¿A qué juego quieres ir? - le preguntó. Charlie señaló un gran inflable donde había más niños pequeños. - ¡Bien! ¡Vamos! - gritó Maison y nos encaminamos. Después de aproximadamente una hora de cuidar a Charlie en los juegos para niños, decidimos regresarlo a su clase. - Vamos Charlie, hora de ir a tu clase. - Maison emocionado por regresar a Charlie iba dando brinquitos delante de nosotros. - ¡A los juegos de niños grandes! - iba gritando. Una vez que entregamos a Charlie a la maestra y le di instrucciones de que no se podía subir a los juegos rápidos o peligroso como el dragón, fui con Maison a las atracciones para grandes. Tuvimos que hacer fila para subirnos al que Maison decía, una vez arriba dentro de una pequeña jaula individual Maison empezó a sacar su lado chillón. - ¡Jayden! ¡Ya no quiero! - gritaba por sobre la música. - ¡Tu insististe! ¡Ahora hay que quedarnos! - le respondí viéndolo por entre las rendijas de la malla protectora, el juego empezó a funcionar y solo podías escuchar gritos de todas partes, pero lo que más resaltaba era el grito de Maison llamando a su mamá. Después de varios juegos, fue un milagro que Maison y yo no terminaros vomitando. Por los altavoces anunciaron que nuestro salón ya se estaba reuniendo en la entrada así que tomé a Maison y lo jalé. - Vamos es hora de regresar. - Maison caminaba arrastrando los pies y por un momento toda la energía que siempre tenía parecía que hubiera desaparecido. - No volveré a subir a un juego de esos jamás. - Decía mientras caminaba con los brazos a los costados, flácidos como un fideo cocido al igual que sus piernas. - Entonces el próximo año no hay que venir, ni tampoco el día del niño. - Al nombrar el día del niño Maison se recompuso y caminó como si no sucediera nada. - ¿Quién dijo que ya no quería venir? Solo dije que ya no me subiré a los juegos, hay más cosas divertidas como pescar peces. - Mencionó con la cabeza en alto y orgulloso. Cuando llegamos con nuestros compañeros nos formamos al igual que los demás salones y salimos de regreso a la escuela. Al llegar a la escuela regresamos a nuestro salón ya que aún no es hora de irse, tenemos que tomar las dos últimas horas de clase. Todos sentados en su lugar excepto por Maison, nada raro de él, se acercaba a la puerta, sacaba la cabeza para ver si no venía la profesora y volvía a entrar caminando hasta el fondo del salón y regresando a la puerta de nuevo. Saqué mi botella de agua de la lonchera para tomar un poco, cuando Maison corrió hacia nuestro lugar y se sentó rápidamente no sin antes gritar un - ¡Ya viene la maestra! - todos guardaron silencio. Guarde mi botella porque según las reglas del salón, "No se puede beber ni comer en el salón de clases" tontas reglas. - Jayden ve a la oficina de la directora. - Dijo la maestra entrando y caminando hacia su escritorio. Todos los niños empezaron a murmurar. - Yo voy contigo. - Maison se levantó del asiento tomando mi mano y empezó caminar hacia la puerta. Antes de llegar si quiera a la mitad de camino la maestra dijo - Maison siéntate, ella debe ir sola. - sentenció. - Pero ... - iba a replicar Maison sin embargo, la maestra lo interrumpió. - Pero nada Maison, no puedes estar con Jayden todo el tiempo, suéltala y regresa a tu asiento. - Me solté de Maison y caminé hacia la salida. - ¡Noo Jayden! - escuché gritar a Maison dramáticamente, solté una risita y caminé feliz hacia la oficina de la directora. Al llegar a la oficina y entrar lo primero que vi fue a la secretaria. - Buenos días, la directora quiere verme. - saludé cortésmente. - ¿Eres la hermana de Charlie Mackenzie? - preguntó. - Amm sí. - contesté extrañada. ¿Qué hizo Charlie para que me manden a llamar? - Entra, la directora te esta esperando. - señaló hacia la puerta. - Gracias, con permiso. - Pasé hacia la oficina y una directora enfadada en su escritorio, mi hermano Charlie sentado enfrente llorando y su maestra atrás de él. - ¿Quería verme? - pregunté caminando al frente de su escritorio. - ¡¿Cómo se te ocurre sacar a tu hermano de su clase?! ¡Casi se pierde por tu imprudencia! ¡Lo bueno es que una maestra de 6to grado lo vio y lo trajo consigo! - comenzó a regañarme la directora mientras Charlie lloraba. Al pensar que mi hermano se pudo perder por mi culpa, me sentí mal y los regaños de la directora no ayudaban. Comencé a llorar intentando explicarle a la directora que yo se lo entregué a su maestra. - Lo cuidé por un rato y después lo regresé a su clase. - dije entre sollozos. - ¡Eso no importa! ¡No debiste llevártelo! ¡Por buscarte después casi se pierde! - seguía regañándome la directora. Después de más regaños y un recado hacía mi mamá nos dijo que nos fuéramos a nuestro salón. Salí de la oficina de la directora y fui hacia el baño a limpiarme la cara aun llorando con la cabeza agachada, antes de llegar me encontré con Terry que salía del baño. - ¿Qué sucedió? ¿Por qué estas llorando? - me preguntó alzándome la cara viendo mis ojos llenos de lágrimas junto con mis mejillas empapadas. Al verlo no me pude contener y seguí llorando. - Tranquila, ¿Qué pasó? - sostuvo mi cara entre sus manos y limpió mis lágrimas con su pulgar. Le expliqué lo que sucedió. - ¿Segura que entregaste a Charlie a su maestra? - me interrogó. - Sí, estaba con Maison cuidándolo, después de que se subiera a varios juegos lo regresé con su maestra. - le respondí ya sin llorar. - Bien, vamos. - tomó mi mano y caminó hacia la oficina de la directora. Al entrar su secretaria nos vio raro. - ¿Qué quieren? - preguntó. - Quiero ver a la directora. - dijo Terry firmemente. - Está ocupada en este momento, con la profesora de primero A. - nos dijo. - ¡Perfecto! Así no tendré que repetirlo. - Terry camino hacía la oficina mientras la secretaria le gritaba - ¡No puedes pasar así! - se levantó de su lugar corriendo detrás de Terry, pero fue demasiado tarde. Terry entró a la oficina, empujando la puerta tan fuerte que está azotó contra la pared se colocó frente al escritorio de la directora. - Buenas tardes directora. - La secretaría entró tras él y yo detrás de ella. - Lo lamento directora, no pude detenerlo. - se disculpó. - Esta bien, puedes retirarte. - le ordenó y la secretaria salió de la oficina. - Joven Ares, esas no son maneras de entrar a mi oficina. - reprendió a Terry. - Esas tampoco son maneras de resolver el extravió de un niño. - replicó Terry. La directora me vio fríamente parada atrás de Terry y habló - Lamento decirle que usted no puede arreglar nada, ya que no es su hermano. Terry río - ¿Qué no es mi hermano dice? Jayden y Charlie son mis hermanos. - contestó petulante. - No quiera engañarme joven Ares, los niños Mackenzie no son sus hermanos. - respondió la directora de forma egocéntrica. - Yo no trató de engañarla directora. Pero le advierto que mi padre se va a enterar que uno de sus maestros perdió a un niño y quiso echarle la culpa a una niña que se lo entregó en sus manos. - le amenazó. La directora sin saber nada siguió con sus argumentos de que él ni nuestro padre podían hacer algo. - Como ya le expliqué joven Ares, el problema es con los niños Mackenzie y usted no puede hacer nada. Terry río y le pidió prestado el teléfono. - No puedo prestárselo, es contra las reglas. - negó la directora. - ¿Contra las reglas que un niño pida que llamen a su papá? Creo que debería leer mejor el reglamento señora directora, no hay ningún párrafo que diga que no podemos pedir prestado el teléfono para hablar con nuestros padres. - La directora se quedó callada un momento y miró a la profesora de Charlie que le dio una mirada de no saber qué está pasando. - Bien, pero no se tarde. - Accedió la directora y Terry empezó a marcar, después de un par de pitidos, papá contestó y suspiré aliviada. - Hola, papá... no, pasó algo en la escuela. - Decía Terry al teléfono. - ¿Qué hiciste ahora Terrence? - se escuchó desde la otra línea. - Yo nada, Charlie se perdió. - le dijo a papá. - ¡¿Cómo que Charlie se perdió!? - preguntó papá exasperado y preocupado. Se escucha como estaba guardando todo rápidamente. - ¡Cálmate papá! - le gritó Terry. - ¡¿Cómo quieres que me calma cuando Charlie está perdido?! Voy a su escuela ahora mismo - gritaba papá. - ¡Charlie está bien! ¡Está en la escuela! - Terry suspiro y papá guardo silenció un momento. Más calmado papá hablo de nuevo. - ¿Charlie está bien? - preguntó. Se escuchó como papá se sentó pesadamente en su silla y suspiró. - Sí papá, Charlie está bien, pero debes venir a la escuela. - Terry le explicó lo que sucedió. - Voy para allá con tu mamá, llegamos en 20 minutos. - dijo y colgó. - Gracias por prestarme su teléfono, nuestro padre está en camino. - Le sonrió a la directora triunfante y se sentó enfrente de ella. - Podemos arreglarlo de otra forma, Charlie está bien, discúlpeme señorita Mackenzie - decía la directora nerviosa. - No se preocupe directora, ya sé que yo no puedo arreglar nada, tendrá que arreglarlo con nuestros padres. – Terry sonrió malévola mente. - No joven Ares, sus padres deben de estar muy ocupados, no hay porque molestarlos. – la directora seguía intentando enmendar su error. - Debió pensar mejor las cosas señora directora. – Decía Terry mientras veía alrededor de la oficina. Después de un par de minutos, la secretaria regresó a la oficina. – Los padres de Terrence Ares, Jayden Mackenzie y Charlie Mackenzie están aquí. – le informó a la directora. - Hazlos pasar. – la directora parecía nerviosa. Nuestros padres entraron, la directora se puso de pie y rodeó su escritorio acercándose a ellos. – Señor Ares y señora Mackenzie, un gusto conocerlos pasen por favor. – los saludo alegremente, estrechándoles la mano en forma de saludo. – Buenas tardes. – saludó papá regresando le el saludo. – No soy la señora Mackenzie, me divorcié hace un par de años. – explicó mamá mientras tomaban asiento frente a la directora, mientras Terry y yo nos quedamos parados detrás de ellos. – Lamento escuchar eso. – respondió la directora. - ¿En qué les puedo ayudar? – les preguntó, tomando asiento y entrelazando sus manos encima del escritorio. Papá soltó una risita burlona. - ¿En qué nos puede ayudar? Quiero que me explique cómo es que mi hijo se perdió. – exigió. - ¿Su hijo? Tengo entendido que su hijo es el joven Terrence, señor Ares. – respondió nerviosamente la directora. - La mamá de Charlie y Jayden nos casamos hace 3 años. – explicó papá. La directora al escuchar esa declaración palideció y trago saliva nerviosamente. Terry y yo por nuestra parte nos moríamos de risa en silencio. Eso le pasa por echarme la culpa de algo que fue culpa de la maestra. – Ohh muchas felicidades. – la directora se recompuso. – lo que sucedió fue que Jayden, sacó a Charlie de su clase durante su visita al parque, después lo regresó, Charlie la buscó mientras regresaban y si no fuera por una maestra de sexto grado, Charlie podría haberse perdido. – explicó como si tuviera razón. - ¿Sacaste a Charlie de su clase? – preguntó papá volteando a verme. – Sí, lo hice, la maestra me dio permiso de llevármelo, Maison y yo lo cuidamos durante una hora, después se lo entregué a la maestra, y Maison y yo fuimos a los juegos. – le expliqué a papá viéndolo fijamente a los ojos. - Te creo hija. – dijo papá y regreso la mirada hacía la directora. – ¡Explíqueme cómo es que su maestra no se dio cuenta que Charlie no estaba! – exigió papá ya enojado. – ¡Y cómo es que culpan a una niña de 9 años de que su hermano se extravió, cuando se lo entregó a la maestra! – papá golpeó la mesa con la palma de su mano haciendo que la directora y la maestra saltarán del susto. – Calma cariño. – mamá tomó su mano en un intento de tranquilizar a papá. - Señor le pido disculpas, no fue mi intención descuidar a Charlie. – la maestra se disculpó apenada. – ¡¿Sabe lo grave que es que pierda a un niño?! – papá seguía enojado. – Señor lamentamos mucho lo sucedido. No volverá a pasar, tomaremos sumo cuidado a la hora de los viajes escolares. – la directora trataba de calmar la situación. – ¡Claro que no volverá a pasar! ¡En este momento me llevaré a mis hijos a otra institución! – exclamó papá. – Cariño por favor, no podemos cambiar a los niños de repente. – dijo mamá. La directora ya no sabía que hacer, papá estaba muy enojado y ni mamá podía calmarlo. – Papá, Charlie está bien, no le sucedió nada. – Terry viendo lo enojado que estaba, se lo dijo. – No creo que sea necesario cambiarnos de escuela, te hablé porque querían culpar a Jayden por eso. – Papá se calmo y dio un suspiro. – Quiero que cambien a la maestra de Charlie por otra, es claro que no puede cuidar a niños pequeños. – exigió papá más calmado. La directora se quedó pensando un momento. – No podemos cambiar a la maestra a otro grado, ya que ella es la que mejor les enseña a los de primer grado. – la directora hablaba. – y la que más los pierde – dijo Terry entre dientes. Le di un golpe a Terry en señal de que se callara. Él se rió. – Niños – nos reprendió mamá en voz baja. - Sin embargo, para garantizar que los pequeños estén mejor vigilados en los viajes escolares, podemos asignar un par de maestros más para que ayuden a la maestra. – propuso la directora reclinándose sobre su sofá de cuero. Papá miro a mamá, ella dio su aprobación con un pequeño movimiento de cabeza y papá accedió. – Bien, pero si vuelve a suceder algo como esto, llegaremos hasta las últimas consecuencias. – advirtió papá y la directora hizo ademanes con sus manos negando. – Le aseguro que no volverá a suceder. Papá vio el reloj en su mano izquierda y se levantó. – De acuerdo, me llevaré a mis hijos ahora. – papá se levantó y se despidió de la directora. – Cariño, aún faltan 20 minutos para que salgan, esperemos los afuera. – le dijo mamá. – Esta bien señora Mackenzie, digo señora Ares, pueden llevarse a los niños. – permitió la directora. - Gracias directora, hasta luego. – mamá se despidió y salió de la oficina. - Hasta mañana, señora directora. – Dijimos Terry y yo al unísono y ambos salimos de la oficina sonriendo triunfantes. Fuimos cada quien a su salón por nuestras cosas, al llegar Maison estaba decaído con la cabeza contra el pupitre. - ¿Me permite entrar? – en cuanto Maison me escuchó se levantó rápidamente y corrió hacia mi abrazándome. – Pensé que no te vería nunca más – lloriqueo dramáticamente y me abrazó. – Suéltame ya, debo guardar mis cosas. – Maison me soltó y me vio con tristeza. - ¿Te expulsaron y ya no tendré a mi amiga? – dijo haciendo pucheros tristes. – No seas tonto, mis papás vinieron por mi. – le expliqué, tomando mis cosas. Le avisé a la maestra de mi salida, me despedí de Maison.

editor-pick
Dreame - Selecciones del Editor

bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
78.1K
bc

Quiero huir del diablo

read
82.3K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
99.0K
bc

Profesor Roberts

read
1.6M
bc

Enamorada de mi CEO

read
13.4K
bc

Salvada por el CEO

read
9.3K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
208.3K

Escanee para descargar la aplicación

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook