Espinas y bebés

2173 Palabras
Le pedí a mi esposo que fuese a acompañar a Daniell y cuando volviese me dijese cómo seguía mi hermana y todo lo que decían los doctores, Facundo se puso unos zapatos cómodos e hizo lo que le pedí. Esperé durante un par de horas hasta que volvió a la casa, me comentó que no se veía nada bien, estaba sedada y en una camilla y que los médicos tenían malos resultados, todos sus niveles hormonales estaban muy altos, también aparecía que había una grave infección en sus riñones. Estaban todos asustados, y la verdad él parecía impresionado. —Serena, lo mejor es que vayamos a la cama —comentó. —No, no quiero ir a dormir. —Facundo tomó una manta y me la pasó por los hombros, antes de abrazarme y apoyarse en el respaldar. Nos quedamos ahí meciéndonos y recibiendo el calor el uno por el otro. Mis ojos comenzaron a cerrarse y poco a poco me quedé dormida. En mis sueños me encontré con mi hermana, cuando estábamos pequeñas y éramos solo nosotras, mamá y mis hermanos, sentíamos que éramos especiales por ser las únicas niñas y porque teníamos una media naranja. Ada se acostaba en mi cama y yo soltaba los rulos que mamá me hacía usar, nos quedábamos riendo de todo lo que pasaba durante el día y de pensar como mamá nos regañaría en las mañanas por pegar las camas o por despeinarme. —Serena, eres mi persona favorita. —Sí, y tú la almohada más cómoda. —dijo antes de dormir. —Te quiero, Adamira. —Yo... A ti Serina. Desperté porque sentía algo en mi vientre, algo extraño y se repitió en unos segundos, me quedé paralizada sobre mi cama en espera de aquella fugaz molestia dentro de mí. Apreté la mano de Facundo, el cual se despertó y encendió la luz. —Estás pálida y sudando. —dijo asustado. —¿Qué pasa? —El bebé, yo... necesito ir al hospital. —Dije con temor, tenía los ojos llenos de lágrimas y lloré casi todo el camino. No quería perder y no cuando mi cuñada, mi esposo y mi madre lo sabían, no quería que ninguno de los bebés estuviesen, no quería que ninguno estuviese en peligro, no quería ser la culpable de la muerte de uno de mis hijos. Facundo llamó al hospital cuando estábamos a punto de llegar e informó que iba con una embarazada le di el nombre de mi ginecóloga y dijeron que estaba de vacaciones pero el ginecólogo de guardia nos esperaría en la sala ocho. Facundo ingresó al hospital y fuimos directo a la puerta ocho, un médico se acercó y me cargó a hasta una camilla, mi esposo fue a parquear el auto y el médico me llevó hasta la sala de maternidad, desde mi camilla vi en una cabina a mi familia, la mirada de mi hermano Kyle se encontró con la mía. El doctor miró mi expediente mientras la enfermera me conectaba a los monitores, me puso un gel y esperé al doctor. —Hola, Serena, soy Logan y estoy a cargo por esta noche, voy a ver cómo están allá dentro, ¿Qué es lo que sientes? —preguntó el doctor. —Ráfagas fuertes adentro, como martillazos que se torna agudos. —dije y él asintió. —Bien, que el esposo espere fuera. —pidió a la enfermera. La puerta se abrió y Kyle ingresó. —¿Qué pasó, Serena? —Algo les pasa. Siento algo feo, lo arruiné con ella y los voy a matar a ellos. —Mi hermano estripó mi mano y el doctor nos mostró la posición de cada uno de los bebés. —Están sanos, hermosos y solo están moviéndose. —¿No se van a morir? —No por moverse, están peleando por espacio, cada quien quiere su lugar y a veces quieren el mismo o creen que es un juego, explicó. —¿No les pasa nada? —No. —contestó el médico mientras me limpiaba. —La mayoría de mamás lo disfrutan. —La mayoría no llevan cuatro en su panza. Por cierto, mi esposo no sabe que es un embarazo múltiple, así que hable de uno. —dije y él me miró extrañado. —¿Iré a fuera? A mentirle a su esposo. —El hombre salió y quedamos mi hermano y yo, mi teléfono sonó y denegué la llamada y salí para hablar con Facundo, él y el doctor estaban entretenidos hablando así que fui a ver a mis papás, mamá me dio un abrazo fuerte y yo a ella. —Cariño, ¿estás bien? —susurró en mi oído. —Lo hago… —Susurré de vuelta. —¿Cómo está ella? En Daniell era evidente la preocupación por la salud de su esposa, llevaba la ropa desordenada, el pelo despeinado de tanto pasarse las manos, en su rostro solo había tristeza y en sus ojos pánico. Se acercó a mí y me tomó de la mano. —Serena, sé que es demasiado, pero Ada tiene una hemorragia y necesitamos sangre, todos son B o AB positivo, ella es A negativo, podrías hacerte el examen. Facundo ingresó acompañado por el doctor, ambos me miraron expectativas y yo a mi familia. —No puedo, yo… estoy enferma, vine al doctor. —Ella lo necesita, realmente lo hace. Ada ha tenido un aborto. —Sí, pero Serena no puede donar. —Dijo Logan. —Son gemelas. —reprochó mi padre.—Sé que las dos son A negativo. —Bien, yo donaré— Dijo Logan, pero Serena no puede hacerlo. Mi padre me tomó del brazo y comenzó a regañarme, preguntó a qué había ido si no era a ayudar y no quería apoyar a mi hermana y a mi cuñado, por qué era tan vacía, y qué habían hecho mal cuando me criaban, puesto que aparentemente soy una persona cruel frívola, egoísta y mal agradecida. —Serena, ¿por qué siempre te niegas cuando se trata de tu hermana? —preguntó finalmente y me limpié la cara. —Papá, para variar, mi vida no gira alrededor de Ada, tengo una vida y como Ada es tan importante para ti decidí guardármelo para mantener la paz y ahora soy una mala persona igual, estoy embarazada, no puedo donar. —dije antes de salir de la habitación, mi mamá me siguió hasta los elevadores y me pidió una disculpa, negué con la cabeza y tomé la mano de Facundo, el cuál me llevó a casa y se acostó en la cama a mi lado, le comenté lo que el médico había dicho y se burló de mí por supuesto. —Me alegro de que estés pendiente. Mamá solía leer libros sobre niños, decía que le recordaba que no era la única. —sonreí. —Empecé uno, me siento ridículo, pero habla sobre los movimientos de los bebés es… —Lo entiendo, me gusta que seas responsable por los dos. —rió. —Por los tres. —Así es cariño—dije y le besé. A la mañana siguiente cuando desperté la casa estaba en silencio y facundo no estaba en la cama, fui a buscarle alrededor de la casa, le encontré en la cocina meneándose mientras cantaba, tome un panqueque y le escribí, "Ser" luego con los demás. Hasta completar la frase. Me puse a batir huevos, y serví los platos, le pedí ayuda a Xiomara para que los pusiera orden. Y les dije a los chicos que leyeran en voz alta. Estaban sentados Tom, Xavier, Sofía, Rayna y Royce. —Ser—Dijo Tom primero. —Emos. —Tías —y —Tíos. Una de las gemelas levantó la mano y le dimos la palabra. —No entendí. —Comenta Rayna. —Fack y Serena tendrán un bebé —Contestó Sofía. —Entonces, ¿no sería "seremos"? —Preguntó Royce. —Sí, pero no podían ponerlo en un solo panqueque, así que lo pusieron en dos. —volvió a explicar Sofía. Todos nos quedamos en silencio, mi esposo y yo en espera de los chicos y una respuesta o simplemente un comentario y las chicas, en espera de algún comentario. —Okay… preguntas, comentarios. —¿El bebé puede dormir en nuestra habitación? Digo para que juguemos. —No cariño y no le cargarás. —Qué malos son, nosotras ya estamos mejorando en compartir. —Facundo rodó sus ojos. —Sí, pero son muy pequeñas y los bebés frágiles, además no tienen la misma edad de juegos, pueden encargarse de los chupones que coman, eso es muy importante. —Bueno, lo conversaremos —Dijo Rayna y su hermana asintió. — No queremos comprometernos mal —afirmó Royce. Facundo y yo reímos, luego el mayor de los Laggun insistió con sus hermanos varones, los cuales se limitaron a felicitarnos. Philip se veía bastante confundido y algo incómodo fue el primero en retirarse de la mesa, sus hermanos se quedaron a acabar el desayuno y finalmente Xavier se fue a la universidad y los chicos a sus actividades del sábado. En casa quedamos Facundo y yo. Él trabajó desde su oficina y yo intenté descansar. Le di mil vueltas a la cama hasta lograr conciliar el sueño, en cuanto desperté tomé un baño y busqué un vestido de los que había comparado. Estrené uno color mostaza con sandalias azules y llamé a Laini, para salir dijo que estaba por llegar a mi casa, así que fui a la cocina por una fruta y avisarle a Facundo quién llevaba unos vaqueros con una camisa color azul intenso mientras fumaba. —Hola. —se volteó y me miró. —Lo siento, pensé que seguías dormida. —Tranquilo, saldré con Laini. —dije y le di un beso en la mejilla antes de salir. Mi amiga me piropeó en cuanto me subí a su auto, también fastidió con mi barriga, si alguien está ilusionada con la idea de que tenga un bebé es Laini y si alguien va a echar a perder a mis hijos de por vida es ella, no tengo dudas. Mi amiga me llevó de paseo, teníamos años sin desaparecer y el paseo al spa con comida orgánica y muchos trajes de baño fue la mejor decisión. Laini y yo iniciamos nuestro día en la sala de belleza en la cual acabaron de arreglar nuestras uñas y nuestros cabellos. Cuando llegamos a casa, estaba oscuro por completo, le pedía Laini que me acompañara e ingresamos juntas. —Laini en las películas se encienden las luces y búm, aparece el ex terrorífico y te matan. —Serena, en tu caso aparecería alguna ex de Fack, una de las ancianas y te golpeará con su bastón. —Wácala. —Ambas reímos y encendí la luz. —¡Sorpresa! —gritaron mis hermanos, sobrinos y cuñados. —Laini, la próxima no serás la elegida como distractor. —Tenemos todo tipo de regalos, es un shower de hermanos. —explicó Patrick y me acercó el primer regalo. —No serás el padrino por dárselo primero, Laini y yo estamos de primeros. —¿Por qué? —Descubrí que estaba embarazada, gané Patrick. Bebé es mío. Mis hermanos lograron que se tratara de soborno y amor, y recapitularon al momento en el cual mi madre estaba pariendo y Patrick recibió un mordisco, Drake quien le hizo masajes durante todo el embarazo. Addison pintó la habitación con ellos, eso hacía que mi hermano y cuñada fueran más especiales aún, pero mi tía Mercy se defendió; ella era tía y cuñada, tenía derechos y los conocía. —Mercy, eres madrina de Serena, no puedes ser madrina de sus hijos. —¡Por eso soy tan especial en su vida! Y he desempeñado un papel maravilloso—aseveró. —Es como si Jane quisiera ser madrina. —Drake, por qué no te callas. —Tía Venus—Dijo Dana mientras abrazaba mis piernas. La cargué y le di varios besos. —Me llamo Serena. —Sí. —Dilo. —Sere… ¡Venus! —Le di varios besos. —Eres un piojo adorable. —Dije mientras le hacía cosquillas. —¿Con quién está Jency? —Mi hija es el castigo de su hermano mayor. —Asentí y mi cuñada le dio un golpe en la cabeza a Patrick. —Es una colaboradora, en la salud mental de mi hijo. —Afirmó. Seguí escuchando locuras durante horas, luego de una comida y varios tragos mis hermanos comenzaron a despedirse, Fack les acompañó a la puerta y me quedé mirando desde la ventana de la sala. Escuché a mis hermanos persuadir a mi esposo e insistirle en que tenía que preferir algo, no podía ser tan sin chiste y lo siguieron molestando hasta que lo soltó. —Quizá un niño… Las gemelas siguen pequeñas, así que creo que sería más gracioso. —Seguro, lo más gracioso es que tendrás con quién jugar deportes. —dijo Kyle y escuché a mi esposo reír antes de volver a entrar.
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