—Megan, solo creo que sería imposible, en el festival de la luna, seremos testigos de la manera en la que nuestra hija se presentara ante la sociedad, y juro que, si es una omega, no sé cómo tomare las cosas desde ese momento en adelante. —Megan suspira con fuerza, aprieta los puños de su mano, acercándose a su esposo, que la mira con atención. —Escúchame, Gabriel Steel, pase lo que pase, como padres nos corresponde amar y proteger a nuestra hija, independientemente si es alfa, beta u omega. Mírame, soy una omega y puedo arreglármelas por mi cuenta, no te permito que trates a tu hija de manera diferente si ella resulta ser alguien diferente a lo que tu quieres, si esto pasa, es por decisión de nuestra diosa. ¿Quedo claro? —Gabriel olvidaba que, a pesar de que los omegas sufrieran el calo