(POV Georgiana)
Mi sangre se congeló, y los ojos de Loid me mostraron un miedo diferente, uno que brilló con la pena de no volver a vernos. Solo fue un instante, pero ver su cuerpo desplomarse, fue la peor sensación que mi cuerpo recibió.
—¡¡¡LOID!!!
Con la bala que se enterró en su pecho, su cuerpo cayó sin siquiera dar un respiro. Su torso iba manchándose de sangre, este corría hasta teñir de escarlata su camisa blanca, provocando mi pánico con cada segundo que pasaba.
—¡Mi hermano! —gritó Beth, pretendiendo correr a socorrer a Loid, pero fue detenida por su esposo, quien la abrazó con fuerza.
—Loid… ¡No! ¡No! ¡Loid! —negué, queriendo acercarme, pero así como Beth, fui detenida de hacerlo. Los hombres de Loid pusieron en marcha un plan que ya tenían. Dos de ellos sacaron sus armas
