Bajé como alma que llevaba el Diablo, mi pecho agitado y mis piernas temblando; eran el resultado de lo que estaba sucediendo en mi corazón.
¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué mi corazón golpea con tanta prisa?
—Tranquila Georgiana, son los nervios, no… —miré de un lado a otro y supe que debía comprarme un vehículo era algo tonto ir en taxi a estas alturas de mi vida.
Levanté la mano para detener un taxi, y que este me llevara a Gabbani, pero incluso cuando estaba a kilómetros de Loid, podía seguir sintiendo la calidez con la que sus manos me tocaron. Me miré en el espejo retrovisor del conductor, notando mis mejillas rojas.
Solo fue un beso, pero…¿Por qué hay este sentimiento que abriga mi pecho?
—¿Esto está bien?
No sé, ¿cómo debería pensar?
—Basta Georgiana, no es momento de pe
