Al visitar nuestra página, si da su consentimiento, usaremos cookies que nos permiten recopilar información estadística agregada para mejorar nuestro servicio y recordar sus elecciones en futuras visitas. Política de Cookies & Política de Privacidad
Estimado Lector, necesitamos cookies para mantener el funcionamiento de nuestro sitio web sin problemas y proveerle contenido personalizado que satisfaga sus necesidades, para asegurarle la mejor experiencia de lectura. Puede cambiar los permisos para las siguientes configuraciones de cookies cuando lo desee.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
—Tío Teófilo ha pasado aquí toda su vida— dijo Jerry como si hablara consigo mismo—, igual que nosotros. Ambos habían considerado siempre a la vicaría como su hogar, sin imaginar que pertenecía a otra persona. Grimstone, la finca ancestral de la Duquesa, estaba a ocho kilómetros de ahí, pero para ellos era como si estuviera en otro mundo. Allí, en la aldea de Little Medlock, la vida era lenta y fácil. Sus habitantes acudían a la iglesia para adorar a Dios, y llevaban sus tribulaciones y sus alegrías al vicario, con quien se identificaban. Lo que sucediera en otras partes no les afectaba. —¿Cómo podemos decírselo al tío Teófilo?— preguntó Deborah. —No será fácil— dijo Jerry—, y ¿te das cuenta de que eso significa que no podré volver a Oxford? Deborah lanzó un pequeño grito. —¿Por qué