solo amigos

1470 Palabras
Mientras desayunaban tranquilamente, los cuatro comenzaron a conversar sobre el plan del día, Las risas llenaban el aire mientras disfrutaban de un desayuno más seguro esta vez, con tostadas, frutas frescas y jugos. —He estado pensando —comenzó Alejandro, dejando su taza de café sobre la mesa—. Como Sofía aún no está al cien por cien, deberíamos tomar las cosas con calma hoy. Clara asintió de inmediato. —Totalmente de acuerdo. Podemos hacer los pasos más simples del proyecto esta mañana, tomar algunas notas y fotos, y dejar lo más pesado para mañana. Hoy podríamos enfocarnos en pasear por la zona, ver lo que podemos observar sin mucho esfuerzo. —Podríamos visitar algunos puntos clave y, en la tarde, relajarnos frente al lago. La vista es preciosa, y creo que lo necesitamos después del día de ayer —agregó Marcos, lanzándole una mirada tranquilizadora a Sofía. Ella asintió, agradecida por la consideración de sus compañeros. Aunque quería contribuir más al proyecto, sabía que no debía forzar su cuerpo. —Eso suena bien para mí —dijo Sofía, con una pequeña sonrisa—. No quiero retrasar el trabajo, pero agradecería poder tomarlo con calma hoy. El grupo acordó entonces pasar la mañana visitando los puntos turísticos cercanos, como pequeños mercados artesanales y un mirador desde donde podían observar el majestuoso Lago Verde en toda su extensión. Luego, se permitirían un descanso merecido frente al lago para relajarse y disfrutar del paisaje natural. —¿Estás segura de que te sientes lo suficientemente bien para caminar? —añadió Marcos mientras se preparaban para salir del hotel, mostrando de nuevo su preocupación. —Sí, no te preocupes tanto por mí —respondió Sofía, aunque en su interior agradecía la atención que él le prestaba—. Solo fue una pequeña intoxicación, estaré bien. Marcos asintió, aunque no pudo evitar seguir lanzándole miradas de reojo dudoso. A medida que el sol descendía lentamente hacia el horizonte, el cielo comenzaba a teñirse de tonos naranjas y rosados, creando una atmósfera mágica sobre el Lago Verde. El grupo, que había pasado el día caminando y tomando notas para su proyecto, decidió detenerse en una pequeña área de descanso cerca del lago para contemplar el atardecer. El aire fresco de la tarde acariciaba sus rostros, refrescando el ambiente después de un día largo pero productivo. Sofía, con el malestar prácticamente desaparecido, se sentía revitalizada por la belleza del paisaje. Se encontraba a unos metros de la orilla del lago, observando cómo el agua reflejaba colores casi mágicos. Suspiró suavemente, dejando que la paz del momento la envolviera. A su lado, Marcos quien permanecía en silencio, la cercanía entre ambos era un hecho. Alejandro, siempre atento a lo que ocurría a su alrededor, notó la tensión entre Sofía y Marcos. Con una sonrisa cómplice, se acercó a Clara y, con un gesto casual, le dijo en voz baja: —¿Qué te parece si vamos a buscar algo de beber? Vi un puesto de jugos artesanales por allá— dijo guiñando un ojo a Clara y lanzando una mirada rápida a donde estaban Marcos y Sofia. Clara lo miró, comprendiendo de inmediato sus intenciones, no era ningún secreto que Sofía se sentía atraída por Marcos, y la forma en que él la cuidaba sugería que los sentimientos podían ser mutuos, así que asintió con una sonrisa juguetona. —Buena idea— dijo mientras se mordía el labio, sintiendo emoción por su amiga. Clara y Alejandro se alejaron discretamente, dejando a Sofía y Marcos solos junto al lago, quienes estaban tan concentrados en la belleza del atardecer, que no se dieron cuenta de inmediato de que sus amigos se habían ido, hasta que Marcos giró la cabeza y los vio caminar en dirección opuesta. —¿Se fueron? —preguntó, confundida Sofia. —Parece que sí —respondió Marcos, con una sonrisa tranquila—. Tal vez nos dieron un poco de espacio. Sofía sintió una oleada de nerviosismo recorrer su cuerpo, Tragó saliva, buscando algo que decir para romper el silencio que empezaba a pesar. —Es... hermoso, ¿verdad? —murmuró, mirando hacia el lago, tratando de centrar su atención en el paisaje en lugar de en el latido acelerado de su corazón. —Sí, lo es —respondió Marcos, aunque sus ojos no estaban en el lago, sino en ella. Sofía sintió su mirada sobre ella, apretó los puños y evito mirarlo. —que cliche — dijo Sofia sonriendo— e leído mucho esa frase en los libros que leo. —¿Cómo te sientes ahora? —preguntó Marcos cambiando el tema, mientras reía por la respuesta tan espontanea de Sofia. —Mucho mejor, gracias a ti, por cuidarme anoche. —No fue nada —respondió él con una sonrisa —. Cualquiera lo habría hecho. —No estoy tan segura de eso—Sofía dejó escapar un pequeño suspiro, pero luego se arrepintió de haber dicho algo tan sincero. Marcos la miró con curiosidad, quiso preguntar, pero decidió guardar silencio y pensar un poco más su siguiente pregunta. El atardecer seguía tiñendo el cielo de colores vibrantes, y el aire jugaba con la cabellera de ambos. Marcos se deslizo un poco hacia ella, quedando más cerca, apenas reduciendo la distancia entre ellos. —Me alegra que te sientas mejor —dijo suavemente, bajando la mirada por un momento, como si estuviera considerando algo importante—. Pero... ¿hay algo más que te preocupe, Sofía?, la verdad es que siento como si mi presencia te incomodara, desde el trimestre pasado que creo que me evitas, no se si es mi imaginación, la verdad. La pregunta la tomó por sorpresa, y su respiración se aceleró. Sabía que Marcos había notado todo, no había duda, ella no sabía disimular. Sofía quedo muda, era uno de esos momentos que tenia tantas ideas para decir, que al final no decía ninguna. Marcos levantó una mano y suavemente apartó un mechón de cabello que el viento había llevado a su rostro. —No tienes que decir nada si no quieres —añadió él, en un tono comprensivo y tierno—. Solo quiero que sepas que puedes confiar en mí y que no todos los rumores son ciertos, no soy una mala persona, o al menos eso creo. Sofia finalmente, inhaló profundamente, buscando la valentía para responder. —Yo... —murmuró, sin poder mirarlo directamente a los ojos—. No sé cómo explicarlo... es algo nuevo para mí. Tú... —Sofía hizo una pausa, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Siempre que estás cerca, siento... Su tono era suave, apenas Marcos pudo escuchar esa ultima parte, sus mejillas estaban encendidas de vergüenza. No estaba segura de sí lo que estaba diciendo tenía sentido, Marcos la observaba con una atención profunda, como si cada palabra que salía de su boca fuera lo más importante que hubiera escuchado. —ahh, entiendo—dijo en un suspiro Marcos, — la verdad pensé que era lo contrario, pensé que mi presencia te molestaba —La verdad es un alivio saber que, sientes algo, cuando yo estoy cerca. hubo un silencio por unos minutos, mientras ambos se miraban a los ojos, no sabían como habían llegado a ese punto, acaso... —Sofía... —dijo él, en un tono que parecía más grave que antes—. No tienes que sentirte incomoda, yo también... —Hizo una pausa, y sus ojos se suavizaron aún más. Sofía levantó la mirada tímidamente, sus ojos encontrándose con los de él. —Es solo que..., agrego Sofia, sin intención de dejar que marcos termine la oración, no sé cómo manejar esto —admitió Sofía, sintiendo que su voz temblaba—. Nunca me había sentido así con alguien. Marcos esbozó una sonrisa, como si entendiera perfectamente lo que ella estaba tratando de decir. Lentamente, Marcos levantó una mano, pero se detuvo antes de tocar la mejilla de Sofia, como si estuviera esperando su aprobación. Sofía negó tímidamente, mordiéndose el labio, sin saber qué más decir. Las palabras parecían no ser necesarias en ese momento. Marcos, viendo su nerviosismo, apretó el puño y retiró su mano lentamente, respetando su espacio, pero sintiéndose rechazado. —Gracias, Marcos —susurró finalmente—yo, soy una tonta, no se como manejar esto y no me quiero equivocar, hay tanta gente a la que no le quiero fallar, yo no puedo tener nada con nadie, no importa lo que siento, quiero que olvides nuestra conversación y seamos solo amigos, perdóname. Marcos asintió, notando que los ojos de Sofia se llenaban de lagrimas, era como si dijese algo que realmente no sentía. Ambos se quedaron en silencio por un momento, permitiendo que el aire fresco de la tarde los envolviera. El lago seguía reflejando los últimos rayos de sol.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR