Marcos quedó inmóvil, con la mano en la puerta y la llave aún en el lector, frunció el señor un tanto confundido mientras ladeaba un poco la cabeza, ya que no sabía que esperar.
Ella, respirando profundamente, luchaba por encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía, las manos le sudaban, el nudo en la garganta la hacía odiarse por no saber controlar sus emociones.
Sin soltar su agarre, finalmente alzó la mirada para encontrarse con los ojos oscuros y atentos de él —Por favor, no te vayas— Hablaba con un tono rasposo, el llanto se reflejaba en cada silaba pronunciada
Marcos retrocedió lentamente, cerrando la puerta tras de sí. Se acercó a ella mordiendo su labio inconscientemente, provocando que Sofía lanzara un largo suspiro nervioso.
—Sé que suena contradictorio... y probablemente no debería pedirte esto. Lo último que quiero es confundirte o hacerte sentir que te detengo... pero necesito que sepas algo. —Sofía respiró hondo antes de continuar— me gustas desde la primera vez que te vi, se que suena a cliché, pero es cierto—escupió las palabras como liberando una gran carga, mientras su respiración se agitaba.
—Pero también... también siento una obligación enorme con mi familia, con sus sacrificios, sus esperanzas de una mejor vida están puestas en mí. Mi mente me pide que me aleje, pero...
Marcos la escucho en silencio, cada palabra revelaba la lucha interna y la presión ejercida por la familia que el ya conocía muy bien. Finalmente, decidió acercarse y tomó su mano derecha, entrelazando sus dedos en ella.
—Sofía, te entiendo mejor de lo que piensas. No siempre sabemos qué decisiones tomar, sobre todo cuando otros esperan algo de nosotros. Yo también siento esa presión por cumplir, por no defraudar a mi familia. —dijo con una sonrisa que buscaba aliviar un poco la tensión que ella sentía en ese momento—. Pero hay algo que te diré y quiero que lo tengas presente siempre: una vida solo construida para otros, sin pensar en nosotros mismos, puede volverse demasiado pesada, y triste. Nadie debería tener que renunciar a la posibilidad de ser feliz por complacer a los demás, aunque esa persona sea tu madre o tu padre.
Ella bajó la cabeza, sintiendo que sus pensamientos la atormentaban.
—Se que suena hipócrita que yo lo diga, reconozco que mucha veces no tenemos escapatoria de nuestro destino, eso lo entiendo, pero no deja de ser injusto, y la verdad, es peor cuando ni siquiera intentas disfrutar del camino, si ya no tienes opción de cambiar tu rumbo.
—Quiero ser fuerte, quiero sentir que puedo tener ambas cosas, mis estudios y... —miró a Marcos y bajó la cabeza quedando en silencio.
En ese instante, Marcos soltó una ligera carcajada, rompiendo la tensión.
—Entonces, ¿Qué te parece si empezamos al paso? ¿Un paso a la vez? —Dijo suavemente, acercándose a ella y acariciando una de sus mejillas con el pulgar—. No hay prisa; yo estoy aquí. Vamos a darle el tiempo que necesitemos para entendernos, sin presiones. ¿Te parece bien?.
Sofia por un instante cambio su mirada, no estaba convencida si el le estaba proponiendo esto de verdad o solo era para quitar algo de tensión.
—Pero te vas a ir el trimestre próximo, será complicado, ¿no?—puntualizo haciendo una mueca con la boca.
—Cambiare de carrera no de país Sofia, podemos seguiremos viendo en el campus, además, seria una tortura verde a diario y no poder tocarte con lo mucho que me atraes.
Sofia mordió el labio inferior, sin poder evitar sonreír tímidamente.
Marcos dio un paso más, haciendo que Sofia retrocediera y terminara con la espalda conta la pared.
—Re...recuerdas tu promesa.
—ahh si, no haría nada si no me lo pides, es cierto—dijo sin apartar la mirada.
Marcos no se alejó, se acercó y sin darle oportunidad de escapar le robo un beso.
Sofia sintió una corriente eléctrica en cada centímetro de cuerpo, disfrutaba de esos labios a tal punto que sin notarlo, ya le estaba correspondiendo.
Marcos sujetó la mejilla de Sofia, mientras profundizaba el beso, ella sentía que tocaba arpas en el cielo.
Al separarse un poco, lo suficiente como para que ambos siguieran respirando el aire del otro, aun con la respiración apresurada marcos fijos sus ojos en los de ella.
—Lo lamento, pero me pareció escuchar a tu cuerpo pedirme un beso.
—yo...no... ¿cuándo? —dijo Sofia aun lamiéndose los labios, pero queriendo fingir una molestia que no sentía.
Marcos sin previo aviso, volvió a atracar sus labios, esta vez de forma más apasionada, mientras sujetaba las muñecas de Sofia con una mano y las colocaba sobre su cabeza, aun todo su cuerpo seguía pegado a la pared.
Con la otra mano sujeto su muslo obligándola a subir la pierna y colocarla al rededor de su cintura, haciendo que sus sexos se rozaran y que Sofia lanzara un gemido.
—Pídemelo—, dijo separándose solo para tomar aire y volverla a besar.
—pídemelo Sofia—con tus labios, porque tu cuerpo ya me grita que te haga mía.
Se detuvo, apoyando su nariz de la de ella.
—dijiste que iríamos, al paso— dijo Sofia con un hilo de voz, rogando por dentro que él no la escuchara.
—Yo y mi gran bocotá, está bien, pero deja de verme como si quisieras comerme—casi gruño Marcos entre una riza sarcástica, mientras se separaba de ella, evidentemente un poco frustrado.
Marcos tomó su mochila y le mostró la llave nueva a Sofía.
—Entonces, cumpliré con lo prometido. Dormiré en la otra habitación y te dejo descansar. Mañana nos espera un día largo, y creo que ambos podríamos tener aun una buena noche de sueño.
Sofía asintió y esbozó una sonrisa nerviosa antes de que él saliera.
Al cerrar la puerta, apoyo su cuerpo en la puerta, colocando las manos en su apresurado corazón.
—Gracias por no seguir, y tener la fuerza de parar que, por lo visto, yo no tengo—dijo Sofia sin imaginar que aun Marcos estaba detrás de la puerta, atando sus cordones.
Marcos, sonrió de lado y llego a su nueva habitación y se dejo caer en la cama.
—¿Así que esto es el karma?, ¿En que momento esto se me salió de las manos?, yo ¿al paso?, ¿lento? , Marcos en que estas pensando?— casi gruñía mientras se llevaba ambas manos sobre su frente.
se levanto de la cama, y al lavar sus dientes, no podía dejar de pensar en voz alta.
—¿ cuidar su dignidad?, es esto un castigo por mis aventuras?, ¿Por qué tiene que ser tan tierna y tan hermosa?, ella hace que yo quiera protegerla, aun sobre lo que yo siento.
—AAAHHH—, que te esta pasando Marcos, ya suenas como tu padre, grito mientras terminaba de ducharse.
Empezamos al paso, ¿Un paso a la vez?, como se supone que voy a cumplir esa promesa?.
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Después del silencioso desayuno de ese último día, tomaron el largo camino de vuelta a casa, cuatro horas de viaje en las que sorpresivamente, nadie decía una palabra que no fuese necesario, Clara había puesto música movida, pero nadie cantaba, desde el asiento de en frente clara lanzaba miradas a Alejandro, ¿para ver si él sabía que paso?, pero las respuestas eran movimientos de cabeza negativos y encogimientos de hombros.
Clara no dejaba de mirar a Sofía de reojo, con una expresión de preocupación, ¿sería que hicieron algo que ella no quería?, pensó mordiéndose las uñas, luego miraba a Marcos mientras conducía y la verdad no sabía si era distante o solo concentrado en el camino.
Las ganas de saber qué había pasado la noche anterior la estaban matando por dentro.
—Jum —dijo Clara de repente, rompiendo el silencio—. ¿Durmieron bien? —Lanzó la pregunta de manera casual, mirando primero a Marcos, quien solo dio un seco si, sin inmutarse.
Sofía, por su parte, se puso un poco nerviosa. Sabia que su amiga sabia leerla como libro abierto, pero aún no quería decirle que rechazo al hombre de la traía de cabeza por su estúpida dignidad
Clara, tomo una revista que había en el guarda en la guantera, y leyendo a su amiga añadió con un tono despreocupado.
—Por supuesto, ¿por qué no dormirían bien?