CAPITULO 48: ABRE LA PUERTA. El taxi se detuvo delante del club, e Isabella salió hecha un demonio. En su mente solo se repetía una oración: no permitiría que nuevamente le vieran la cara. Aunque esto le dolía más que cuando Marcus la traicionó con Amanda, esta vez no sería la estúpida que permitiría que le quitaran a su marido. Entró al club y se dirigió a la recepción. —¿Sebastián Ashford? —preguntó con voz firme. La recepcionista dudó en darle el número de habitación, pero al ver la furia emanar de Isabella, finalmente cedió. —Habitación 201 —dijo con voz temblorosa. Isabella se dirigió al ascensor y, una vez dentro, respiró hondo. Al llegar al piso, se plantó frente a la puerta de la habitación 201 y comenzó a golpear con fuerza. —¡Abre la puerta, Sebastián! ¡Sé que estás allí!