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Eros toma el café de la mesa y mira a su hermano en una clara advertencia de qué mantenga su boca cerrada ante lo qué hará. Erick suspira subiendo sus manos sin decir una sola palabra, siendo más qué suficiente para Eros de comprender qué no diría nada por el momento. —Aiden, toma el café, yo no lo voy a tomar, y lo compramos para vos en realidad.— Eros insiste cuándo Aiden vuelve del cuarto de baño. —¿Por qué tanta caridad?— Se mofa tomando el café de mala gana. Eros alza sus manos, no sintiendo que está haciendo caridad, mientras qué ve cómo los puños de Erick se vuelven rojos de la furia por su pregunta. —¡Y no te preocupes risitos de oro qué no voy a denunciarte, así qué no te pongas así de tenso por una pregunta, tu apellido seguirá intacto!— Agrega guiñándole un ojo a Erick. L