—¡Es un regalo de mi parte, gruñon!— Le hace saber inflando su pecho con emoción. —Uno es el gusto favorito de Lola y el otro el tuyo y Demian, así qué no vamos a fallar con esto, te lo aseguro.— Canturrea con autosuficiencia.
No había nada más qué agradeciera qué poder ayudarlo.
Lo gratificaba por completo y lo hacía sentirse parte de la vida de Aiden, dándole la posibilidad de compartir muchos momentos para con él.
—Nada de regalo, Dilom, no me hagas poner de más mal humor.— Se queja. —¿Cuánto es?— Cuestióna bufando.
Dilom sonríe con una mueca de costado. —Es un regalo y tu coartada, ya te dije. No voy a aceptar qué me pagues, no porque tú plata no valga, sino porque pretendo colaborar con la cena navideña, ya qué siempre voy al otro día y tú hermana me recibe sin poner un centavo.—
