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–¿Es usted la Señorita Melville?– preguntó con un acento muy marcado. –Lo soy. –Mi nombre es Ion Thespidos y deseo hablar con usted. –Sí... por supuesto. Corena le señaló una silla y le invitó a tomar asiento. El hombre obedeció y ella se sentó en otra silla frente a él, preguntándose por qué estaría allí. De pronto, se puso tensa, pues imaginó que la visita de aquel hombre tenía que ver con su padre. Quizá algo malo le había ocurrido. No dijo nada, pero el corazón le empezó a latir con frenesí y sus ojos reflejaron inquietud. –¿Es usted la hija del Profesor Priam Melville?– preguntó el griego. –Así es– logró responder Corena. Entonces, cuando el visitante la miró, con unos ojos tan penetrantes que la hicieron sentirse incómoda, ella preguntó, –¿Ha venido usted a verme por algo