La comida del hospital no podía compararse en nada con la comida preparada en casa por una madre preocupada cuya hija consentida estaba enferma, Ivana comió una buena cantidad, quizás mucho más de lo que comía mientras estuvo en el hospital a pesar de no haber conseguido comerse todo lo que se le fue servido en el plato, Daniel le propuso ir a nadar a la piscina, pero Ivana no tenía ganas de jugar y llegar a casa fue ser poseída por un profundo deseo de dormir lo más que pudiera; se quedó acostada en una hamaca rectangular que estaba amarrada a unos árboles y estuvo durmiendo ahí hasta que el sol de las tres comenzó a chamuscarle una pierna.
– ¿Quieres merendar? – pregunto Nanava al verla entrar.
– No gracias, pero si me iré a acostar a la otra sala. – paso rascándose la cabeza aún con mucha pereza.
– No has tomado mucha agua ¿Te preparo un juguito de manzana? – se levantó del sofá.
– Gracias, pero solo quiero dormir un poquito más. – se fue directo a la otra sala.
Se dejó caer de panza con suavidad sobre el sofá y se arrastró por este hasta llegar a las almohadas, su cuerpo estaba reclamando el descanso que no pudo tener durante aquella semana de rehabilitación, abrazo la almohada y dormito un rato antes de sentir unas manos frías subir desde sus pies hasta las rodillas, de reojo alcanzo a ver a Jace y lo dejo subir las manos hasta sus mulos antes de acostarse suavemente sobre ella.
– ¿Cómo está mi bella durmiente? – pregunto mientras comenzaba a darle cortos besos en la mejilla.
– Con ganas de prenderle fuego a todo el planeta. – se rio al verlo tumbarse a su lado.
– Tienes un lado pirómano que siempre me dio un poco de miedo... – comenzó a acariciarle la mejilla – ¿Recuerdas cuando recolectábamos cucarachas y les prendíamos fuego? – la vio reír.
– Las metíamos en una lata y le rociábamos alcohol para después meterles una cerilla encendida. – paso la mano por su cabello.
– Chillaban y Antoni se enojaba mucho porque las estábamos quemando. – esos eran recuerdos que seguían guardando a pesar de que no eran tan agradables.
– Yo creo que más que por los chillidos lo que le disgustaba era la peste que soltaban... – se acostó boca abajo – No sé cómo tenia tanto valor de agarrar estas cosas por las antenas, a mamá casi le da un infarto cuando nos pillo. – llevo su dedo índice a las mejillas de Jace y comenzó a picarla.
– "¡Leo, mira estos hijos del diablo están jugando con cucarachas!" – Jace hizo la voz más aguda que tenía tratando de imitar la de Nanava.
– "¡Leo, mira lo que han hecho con la tierra, me llenaron el pasillo de la terraza con lodo!" – Ivana hizo lo mismo y ambos soltaron unas risotadas.
– Fueron los pasteles de lodo más hermosos que había hecho, los decoramos con las flores más bonitas que pudimos sacar del jardín y nos dejaron el cinturón marcado en las nalgas por eso. – Jace se acercó más a ella hasta rozar la punta de su nariz con la suya.
– Hace mucho que no me pegaban tanto. – Ivana acortó la distancia entre sus labios.
– Te quiero mucho mi amor. – le tomo las mejillas para continuar con el beso.
– Nos van a pillar. – susurro cuando él le dio la vuelta acomodándose entre sus piernas.
– Yo solo te estoy haciendo cosquillas. – Jace se había enterado del incidente con Daniel.
– Deja las manos quietas. – Antoni le pico el trasero con un bastón que llevaba en las manos.
– ¿Por qué me picas el culo? – pregunto Jace con enojo quien se había tirado hacia un lado tras el susto.
– Porque es lo que te encanta... – se sentó entre las piernas de Ivana – ¿Cómo te sientes mi amor? – acaricio su barriga sobre el vestido.
– Sigo cansada, pero ya no como cuando llegue. – flexiono las piernas mientras los veía.
– Has dormido mucho, deberías ir a caminar un rato o a nadar un poquito, necesitas ganar fuerza en tus piernas. – le dio unos golpecitos suaves en la rodilla izquierda.
– Nadare o caminaré todo lo que quieres mañana, pero hoy quiero ser un oso perezoso que se quede en este sofá cama hasta que me toque moverme hacia la cama. – le pego en la espalda con su otra pierna.
– ¿Quieres compañía? – Jace se pegó a ella.
– Tienes trabajo que atender. – Antoni le pego con el bastón en la cabeza.
– Tu también tienes trabajo que atender y aun así estas aquí jodiendo. – gruño mientras lo veía con molestia.
– Por algo pase la noche en vela, avance todo lo que tenía pendiente. – Antoni siempre había sido así, quería tiempo libre, se apresuraba a hacer todo.
– Te odio... – Jace solo se encajó al costado de ella – Lo que tengo pendiente lo voy a hacer mañana, ahorita solo necesito estar con mi oso perezoso. – le dio un beso en el cuello.
– Por eso nunca progresas, siempre dejas todo a última hora. – Antoni se tumbó sobre ella.
– Dios mío, parecen gatos en celo repagándose a mí. – Ivana se quejó.
– ¡Miau! – Antoni se dio la vuelta aprovechando para levantar la falda del vestido.
– Yo también quiero aparearme con mi gatita. – Jace se le pego mucho más.
Ivana los empujo intentando librarse de ambos porque comenzaron a hacerle cosquillas, a darle besos en lugares que solo le provocaron risas descontroladas y recordar la felicidad era algo que le hacía mucha falta, eran tan buenos esos momentos al lado de ambos que por unos instantes pudo olvidarse de todo el rencor que se estaba acumulando en su interior, eso fue hasta que sin querer Jace le golpeó justo la herida que iba sanando provocando que soltara un agudo quejido y el buen momento se vio oscurecido por el recuerdo, de paso Ivana recordó lo que le dijo a Jonathan que haría, buscar a Ámbar y descuartizarla con sus propias manos. Dejaron el juego de cosquillas por ese momento y se quedaron acostados hasta que Ivana se volvió a quedar dormida un muy, muy largo rato.
Abrió los ojos viéndose acostada en la cama de su cuarto el peso de alguno de los hermanos sobre su espalda la hizo sentirse ahogada, como pudo y sin nada de delicadeza lo empujó hacia arriba para quitárselo de encima, una vez libre pudo sentarse solo para que sus ojos vieran con toda la claridad del mundo la cama manchada de sangre y lo que estaba a su lado era el cuerpo de Jace sin cabeza, salto de la cama aterrada y cuando intento correr se tropezó con algo que fue suave, pero rígido al mismo tiempo, cayó al suelo boca abajo dándose un gran golpe que sacó el aire de sus pulmones e incluso sintió que se había atravesado el labio con sus propios dientes, tras salir del shock del golpe vio hacia sus pies y se levantó gritando pues había tropezado con el cuerpo de Antoni, también sin cabeza y su cuerpo lleno de cortes que habían regado su sangre por todo el suelo haciendo que ella misma se manchara de sangre, luchando por procesar las escenas retrocedió hasta que un brazo masculino rodeo su cuello haciendo que ella se diera la vuelta para ver quién era, salto intentando levantarse, pero Enzo la agarro con mucha fuerza evitando que se pudiera soltar hasta que logro tumbarla en el suelo y se posiciono sobre ella para comenzar a arrancarle la ropa.
Los hermanos no quisieron moverla del sofá cama donde Ivana había pasado la mitad del día y es que si no se había querido ir a otro lado es porque se sentia cómoda, fue Antoni quien se quedó en la sala trabajando mientras los demás dormían en sus respectivas habitaciones y estaba cuidando de Ivana ya que por las enfermeras se enteró que había estado teniendo pesadillas donde llego a caerse de la camilla, mientras revisaba unos correos un par de manos frías y grandes lo agarraron del cuello buscando sorprenderlo.
– A la próxima asegúrate de que no te vea por el reflejo de la pantalla. – sabía que era su hermano Jace.
– Tenía ganas de escucharte gritar como una nenita, el susto que nos dio James ese día fue brutal. – se rio antes de saltar el respaldo del sillón y se sentó en el apoyabrazos.
– Ese día hasta a ti se te salió lo nena. – puso su atención en la computadora nuevamente.
– Ya está en casa y tú sigues sin poder dormir ¿Hasta cuándo vas a ser el búho de esta familia? – tomo un mechón del cabello de su hermano y comenzó a rizarlo con su dedo.
– Hasta que yo mismo me sienta seguro que Ivana está bien y que nadie vendrá por ella a hacerle daño. – Antoni vio de reojo a su hermano.
Jace siempre había tenido una forma muy extraña de buscar su atención y consejo, desde niño le tomaba un mechón de cabello y comenzaba a enroscarlo en su dedo mientras le iba contando sus preocupaciones poquito a poquito, de adolescente eso disminuyo, pero volvía a salir cuando más inseguro estaba.
– Jonathan dijo que se le perdió la pista a Ámbar, pero yo la verdad no le creo una sola palabra y pienso que él mismo la está escondiendo. – vio a su hermano comenzar a teclear en la computadora solo guiado por la tenue luz de la pantalla.
– Si la estuviera ocultando no hubiese sido él mismo quien tomo el lanza granadas y le disparo al auto donde iba escapando, casi la mata... – hubo una pelea antes de que Ámbar desapareciera – Lo que yo no veo bien es que nos está ocultando quien realmente es, no habla de sí mismo, no cuenta nada de su pasado y se mantiene al margen de todo, es difícil confiar en una persona tan hermética porque no puedes crear un lazo que favorezca la relación. – la base de la confianza que todos le tenían a Lev es solo porque estaba de su parte.
– Tu eres más profundo, yo desconfió de cualquier persona que se tiña el cabello de castaño oscuro. – ambos se vieron y rieron.
– Muchas mujeres se aclaran las raíces para parecer rubias, otras se tiñen para que las canas no se les vean y Lev tiene que preocuparse porque las raíces caramelo no se le vean. – se estaban burlando del hombre que los respetaba mucho.
– ¿Imaginas cómo debe tener su agenda? – Jace amplio su sonrisa – Viernes, siete de la mañana cita en la estética de Manuela, tinte y manicura. – con esas palabras Antoni le pego en la pierna, pero también se rio.
– Recuerda que papá siempre decía que no debemos burlarnos de las personas. – Antoni observo sobre su hombre.
– Papá estaría de acuerdo conmigo... – vio a su hermano ponerse tenso – ¿Qué te pasa? – pregunto viendo hacia el pasillo donde estaba Ivana.
– Acabo de escuchar que grito. – dejo la computadora sobre la mesita de centro.
– Ya estas alucinando. – Jace bajo también y fue entonces que escucho su grito.
Los dos corrieron hacia la sala para ver que estaba pasando con ella, fue Antoni quien la garró de las muñecas mientras ella se removía inquieta por la pesadilla que estaba sufriendo y es que tuvo temor de que se rasguñara el rostro, así como se había rasguñado los brazos, pudo comprobar que las enfermeras no estaban exagerando las cosas, la vieron gritar con terror hasta que consiguió despertar de su pesadilla.
– Ivana... – Antoni le tomo las mejillas – ¡Mírame, preciosa termina de despertar! – lucho contra ellos por alejarse asustada.
– Toni, Jace... Yo, tenía una pesadilla. – observo a su alrededor.
– Todo está bien muñequita, solo era una pesadilla. – Jace le acaricio el pie derecho.
Ivana los observo y los ojos se le llenaron de lágrimas antes de romper en llanto, siempre era la misma pesadilla, Enzo apareciendo e intentando hacerle daño, pero esa era nueva, ver a los hermanos en ese estado fue algo que le causo mucho terror y aun despierta fue un miedo que no pudo quitarse de encima, Antoni que estaba sentado en el sofá cama la abrazo e Ivana agarro la camisa de Jace para jalarlo hacia ella pues necesitaba un abrazo de ambos, quería sentirlos cerca de ella, no le importo que la fueran a apachurrar, era lo que necesitaba.
– No quiero que nada malo les pase. – susurro mientras trataba de abrazarlos a ambos.
– Nada malo nos va a pasar pecosa... – Antoni logro tumbarlos – Ya no tenemos nada de qué preocuparnos porque Enzo no saldrá de la tumba, nosotros nos vamos a encargar de protegerte. – sonrió viendo que ambos estaban acostados sobre los brazos de Ivana.
– Yo sé que no saldrá de la tumba, pero es horrible verlos en mis pesadillas en ese estado. – le costaba rodear ambos cuerpos con cada uno de sus brazos.
– ¿Qué soñaste? – pregunto Jace pasando su mano por el abdomen de ella.
– Eso ya no importa, nos tienes acurrucados a tus costados. – Antoni paso su mano por el pecho de Ivana.
– ¿Qué haces? – Ivana vio a Jace bajar el escote de su vestido.
– Quiero hacerte olvidar la pesadilla... – se las ingenió para sacarle el brazo de la manga – ¡Dios bendiga los elásticos en los vestidos! – el seno izquierdo fue atacado por la boca de Jace.
– ¡No hay necesidad de levantarme el brazo! – lo empujo cuando intento hacerlo.
– Deja la pena. – Antoni se unió a su hermano atrapando el seno derecho de Ivana.
Dejo que ellos hicieran lo que quisieran con su cuerpo, los quería sentir lo más cerca que pudiera y ahogo un jadeo cuando los besos comenzaron a causarle sensaciones placenteras, agarro el cabello de ambos mientras cada uno comenzaba a dejar marcas bajo cada uno de los senos y sobre ellos.
– No sabía que tenían fetiches tan extraños. – termino con los brazos levantados, expuesta a ambos.
– No son fetiches extraños, es el amor por una mujer tan hermosa como tú. – Antoni le termino quitando el vestido.
La oscuridad y soledad de esa noche era perfecta para avanzar en ese acto, sin embargo, los dos estaban buscando lo mismo con alguien que no iba a poder llevarles el ritmo y en lugar de discutir silenciosamente acordaron darle más tiempo de recuperación, pero sus manos no iban a lastimarla, solo iban a conseguir hacerla sentir bien. Ivana dejo la vergüenza a un lado y se dejó tocar bajo la diminuta braga que seguía usando, era una sensación más palpable de que estaba con vida y esa era más fácil de creer que el discurso barato que la terapeuta de rehabilitación física le dijo el primer día que la paso con ella, el cuento de superación emocional después de un accidente físico no se comparaba con sentir los besos de Jace, los dientes marcándose en su piel recordándole que podía sentir y que no estaba invalida; las charlas motivacionales de que estaba viva porque el universo tenía algo especial para su futuro jamás iba a poder ser motivación suficiente como la mano de Antoni tocando su intimidad hasta sacarle gemidos apagados por su propia boca.
Si estaba viva por un milagro o por el universo eso no importaba, no iba a aprovechar esa segunda oportunidad para volver su vida color de rosa viviendo un romance con dos hombres a la vez, aunque una parte de Ivana se sintiera culpable por el plan que había trazado, al final sentia que era lo mejor y además era la única forma con la que iba a vivir mejor, iba a poner todo su empeño en manipularlos para conseguir buscar a Ámbar y asesinarla, iría por la otra hija de Enzo y también la eliminaría del mundo, no quiera registro genético que le perteneciera al hombre que le causo tanto daño a un después de su muerte.