6: UNA DECISIÓN IMPORTANTE

833 Palabras
[AIZA] Tres días después: 18 de enero Miami, Florida Mis lagrimas no dejan de rodas por mis mejillas, lo veo caminar de un lado a otro de este departamento que hasta ahora creo que sigue siendo nuestro hogar. —Dime algo Darío, entenderé si me quieres dejar, si no me puedes perdonar por lo que hice —le digo a pesar de lo que me duele pensar en que todo se termine aquí. No podía callarme, esconder lo que había sucedido con Luka. No quería que nuestro matrimonio empezara a base de mentiras y engaños. Él voltea a mirarme y noto como su mirada se ha cristalizado por completo. Me siento demasiado culpable por lo que hice, no sé cómo pude caer en los brazos de Luka después de todo lo que pasamos. —Dime al menos si lo sigues amando, merezco saber en qué terreno me estoy metiendo, ¿no crees? —me pregunta acercándose a mí. «Me duele siquiera pensar en una respuesta positiva, no quiero que sea así. Debo sacarme a Luka de la cabeza, él definitivamente no es para mí.» Me pondo de pie inmediatamente y acorto toda la distancia entre los dos para tomarlo de la cara y hacer que me mire a los ojos. —Tú conoces toda la historia, sabes por lo que pase —respondo y él lleva sus manos sobre las mías. —No es lo que te pregunte —sentencia firme. Las lágrimas inundan mi rostro e intento acercarme a su boca. —No me dejes por favor, yo solo quiero tener una vida contigo, quiero ser feliz, y no te quiero perder —digo. —¿Fue una despedida? —inquiere y niego. —Fue un error, uno del que me arrepiento —corrijo y por alguna razón, Darío apoya su frente sobre la mía sin soltar mi rostro. —Yo te amo Aiza —pronuncia de una manera que me mueve todos los sentidos. —Y yo a ti, de verdad lo siento —insisto y no hay más palabras que pueda pronunciar en estos momentos para demostrarle que todo lo que le estoy diciendo es cierto. Es él quien acorta la distancia entre nuestros labios y me empieza a besar de una forma que me hace recobrar la esperanza en lo que él y yo tenemos. Sé que posiblemente no merezca que un hombre como él ame así, pero algún milagro de la vida ha hecho que sucediera y que ahora estemos caminando por el salón comiéndonos a besos. —Te amo Aiza —pronuncia una vez más cuando caemos en el sofá. Me acomodo encima suyo y enredo mis dedos en su cabello, lo beso con más urgencia y siento como él sube mi vestido. —Te amo —rebato y en medio de toda esta locura comienzo a desabrochar su pantalón. Este sofá se convierte en un campo de guerra donde lo que menos estamos haciendo es la pelear. Sino que, todo lo contrario, es el amor y el perdón lo que gana. —No voy a dejarte nunca —me susurra Darío al oído mientras que se mueve en mí y me aprisiona a su cuerpo. —No lo hagas —hablo entrecortado y es el placer el que nos consume de una manera sin precedentes. Él me mira a los ojos mientras que nuestras respiraciones regresan a la realidad, y respira profundo. —Te perdono, te juro que lo que menos quiero es perderte. Sé muy bien lo que te ha costado salir de todo aquello y no te voy a dejar sola, te lo prometo —habla y besa mi frente haciéndome saber que mi error no me lo ha hecho perder todo. —Gracias, gracias… gracias —repito una y otra vez abrazándolo con fuerza. —No me agradezcas, el amor no se debe agradecer —murmura haciéndome sonreír. —Me hace feliz escuchar esas palabras, te prometo que nunca más te fallare. Sentir sus labios en mis brazos, en mi cuello, en la comisura de mis labios me hace estremecer. —Amor… —pronuncia dejando la frase en el aire. —Dime —digo y me acomodo mejor sobre su pecho. —Seguiremos adelante con la boda y con todos los planes que tenemos —anuncia haciendo que lo mira a los ojos. —¿Todos? —inquiere bajito y asiente. —Todos, ¿acaso ya no quieres? —me pregunta y sonrió. —Creí que después de esto querrías esperar —señalo y él niega. —No quiero esperar a que tengamos un hijo, si tu estas segura que quieres continuar con nuestros planes de boda, supongo que estas dispuesta a continuar con todo, ¿no? —me pregunta y asiento. —Por supuesto que si —respondo y sé que no puedo echar a la basura todo lo que él y yo hemos construido en este tiempo; no por aquel desliz con Luka, no por algo que ya no tiene solución.
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