Noche de confusión

2246 Words
Desperté en el cuarto de un hotel con fuertes dolores de cabeza. Había música de fondo y un hombre dormía a mi lado. Recordé la fiesta de anoche y me maldije a mí misma por haberme metido con un extraño. Al verlo con atención, me di cuenta que era el hijo del dueño de la empresa donde trabajaba. Caí de la cama asombrada y me apresure a vestirme, de repente despertó y me dieron ganas de salir corriendo. -No puedo creer que lo haya hecho de nuevo-me miró de arriba abajo y sonrió. -Por favor, dime que no hicimos lo que creo que hicimos. -No pasa nada, no sería la primera vez que lo hago con alguien de la oficina. -No puede ser, ni siquiera recuerdo haber tomado alcohol. -Relájate, son cosas que pasan. No importa. -Tal vez a ti no te importe, pero a mí sí. ¿Pusiste algo a mi bebida? -No lo necesito para acostarme con la mujer que quiera. Tu solita te me insinuaste, así que no me eches la culpa. -Qué vergüenza, ¿se lo dirás a tu padre? -Mi padre no tiene por qué saber de mis intimidades. No le des mucha importancia, si quieres podemos hacer como que nada pasó y seguimos como siempre. -Eso me gustaría, ¿no tienes mal concepto de mí? -No, la pasamos bien. -Eso creo. -¿Lo repetimos? -Eres un idiota. -Relájate y tómalo con humor. -¿Quieres que lo tome con humor?, ¿no te das cuenta de lo grave de la situación?, pude haber quedado embarazada. -Pero no fue así. -No estaré segura hasta hacerme la prueba de embarazo. -Siempre vengo preparado, así que no tienes de que preocuparte. No volverá a pasar, si te cuidas con la bebida. -Yo no bebo. -Te vi bebiendo la botella de un sorbo. -Era una apuesta. -Si como no-se levantó de la cama y me tape los ojos.-Ya me viste desnudo, no entiendo cuál es el problema. No dijo nada más y solo se vistió para luego irse del hotel. Espere unos segundos para salir de la habitación, me aseguré que no estuviera ningún conocido cerca y luego me fui del hotel. Me dirigí a mi casa y mi amigo no tardó en preguntarme dónde me había metido. Él era alguien bueno que se preocupaba por mí, a veces me protegía de mas pero era solo por el enorme cariño que me tenía. Ambos compartíamos el departamento e íbamos a la misma universidad , se llamaba Frank pero todos le decíamos Franki, decidí vivir con él porque era alguien agradable y confiable, pero el tiempo que pasé conviviendo con él, me he dado cuenta de la personalidad celosa y controladora que tenía. Cuando me gradué de la universidad, decidí irme de la casa para crear mi propia vida, pero resultó mucho más difícil de lo que pensé que sería. Conseguí mudarme a un departamento, pero no me alcanzaba para pagar sola el alquiler, así que le pedí a alguno de mis amigos que me permitiera quedarme en su hogar hasta que terminara de juntar el dinero necesario, Frank fue el único que me aceptó y desde ese momento comenzamos a vivir juntos. La convivencia iba bien hasta que un día de la nada se declaró. Acepté ser su novia por temor de que me echara, lo que menos quería era volver a casa de mis padres. Ellos eran algo sobreprotectores, especialmente mi madre, pensaban que no era capaz de cuidarme sola y quería demostrarles que no era así. Intente quererlo, me mentalice a mí misma que debía aprender a quererlo y llegué a apreciarlo, le tenía mucho cariño pero nunca llegue a amarlo. Estábamos viviendo en una mentira y era injusto para él, pero tenía que seguirle el juego hasta que consiguiera otro lugar. Nos dividimos los gastos y eso se ajustaba a mi presupuesto, mi jefe era un tacaño y no me pagaba mucho. Frank acostumbraba ser cariñoso y me besaba siempre que llegaba a casa, no me gustaba ceder ante sus muestras de cariño, era muy empalagoso. Le conté todo lo que había pasado en la fiesta omitiendo la parte en la que desperté en la cama con otro hombre. -Siento llegar tarde, anoche tomé de más y decidí quedarme en casa de una compañera para no conducir. -Pudiste avisarme para que fuera por ti. -Es que me quede sin batería, pero lo importante es que ya estoy aquí. -Es cierto-me beso y le correspondí. Sus besos me daban asco, no sabía por cuánto tiempo iba a seguir aguantándolo. Fuimos a la cocina y nos sentamos a desayunar. Lo bueno de vivir con él, era que tenía un gran talento para la comida, en especial en los postres. Después de haber terminado la carrera de administración, decidió meterse a estudiar para chef y ya le faltaba poco para terminar. Le gustaba estudiar de todo, era totalmente diferente a mí. Era lo único que me atraía. A pesar de que era lindo, no sentía ninguna atracción física y las veces que quería tener intimidad, inventaba la típica excusa de que me dolía la cabeza o el estómago. Se desanimaba un poco, pero siempre me comprendía. Esa noche no pude dormir por la culpa, sentía que le había sido infiel al meterme con Mark y eso no era normal en mí. Tuve una pesadilla en la que se metía en mi baño mientras me duchaba, me envolví con la toalla y salí a regañarlo, me sonroje al verlo con el pecho descubierto y la parte de abajo cubierta con una de las toallas de Frank. Se la iba a quitar y me tape los ojos. -¡¿Qué haces en mi baño?!, ¡lárgate de aquí maldito enfermo!-le grite mientras seguía con los ojos cerrados. -Y, ¿no preferirías que me bañe contigo?-preguntó avanzando. -¡Lárgate de aquí pervertido! Avanzó ignorando mis gritos hasta que se metió en la ducha, se sacó la toalla y en ese momento desperté. -¿Qué te pasó? -Perdón, tuve un mal sueño. -Aww pobrecita-beso mi frente y quise limpiarlo con la mano la zona en donde me había besado, pero me aguante para no ser grosera. Estaba sudando y se preocupó, toco mi frente dándose cuenta que estaba caliente, busco un medicamento en uno de sus cajones y me lo dio. -Estas ardiendo. Me sonroje a recordar el cuerpo desnudo de Mark. -Toma esta aspirina, te sentirás mejor. -Gracias-tomé el remedio y me bebí la botella de agua que acostumbraba dejar cerca de la cama. -¿Te sientes mejor? -Sí. -Y ¿qué estabas soñando? -No tiene importancia. -Pues debió ser horrible porque no dejabas de balbucear. -¿Dije algo? -No se te entendía, hablabas en voz baja. -Seguro fueron las cervezas que tomé. -Por cierto, iré a jugar tenis con unos amigos, ¿quieres venir? -Sabes que soy mala en los deportes y verte jugar no me parece divertido, creo que iré a visitar a mis padres y luego puede que salga con una amiga. -¿Saldrás esta noche? -Sí, ¿Por qué? -Es que quería que fuéramos al cine, se estrenará la nueva película de Batman y va a estar increíble. -¿Películas de superhéroes de nuevo?, sabes que no me gustan. -Bueno podemos ver una que tú quieras. -Disculpa frank, pero la verdad no tengo muchas ganas de ir. -¿Sabes?, últimamente siento que te estás distanciando de mí. Nunca fui buena actuando y se notaba demasiado cuando algo no me gustaba. -Claro que no, me gusta estar contigo. -Es que parece que siempre tienes una excusa cuando te pido que salgamos. -¿Sigues con eso?, ya te dije que son ideas tuyas mi amor. -No, no son ideas mías. Estás más fría y siempre que te invito para salir, no quieres. -No quiero que pienses que eres tú. Estoy cansada, es todo. -Creo que ya no recuerdo cuándo fue la última vez que salimos juntos. -No exageres, te prometo que el otro fin de semana salimos ¿sí? -Bueno, ¿prometido? -Sí, prometido. -Bien. Se levantó para ir al baño y me volví a acostar. Me quedé mirando el techo pensando en lo mucho que deseaba cambiar mi vida actual. Al llegar a mi vieja casa, mi madre me recibió con un abrazo, pero mi padre no estaba muy feliz de verme. Hice muchas locuras en mi adolescencia, una de ellas fue salir con una compañera creyendo que era lesbiana, siempre fui exigente para elegir pareja, era tanta mi exigencia que llegue a pensar que era lesbiana porque nunca me gustaba nadie. Mi padre se quedó con esa imagen de mí y cree que lo sigo siendo, he sido una decepción para él desde entonces. Por más que le explicaba que no me gustaban las mujeres, no me creía. Tan pronto como me senté en el sofá, ignoro mi presencia y se fue a dormir en su cuarto. -¿Cómo has estado hija? -¿Cuál es su problema conmigo? -No le hagas caso a tu padre, solo está cansado. -Siento no haberlos visitado el sábado anterior, Frank tenía un almuerzo por los 30 años de su trabajo y tuve que ir con él. -No eres feliz con él ¿cierto? -¿De qué hablas mamá?, claro que sí. -Lo veo en tus ojos, así que no intentes engañarme. Una madre sabe cuándo sus hijos están sufriendo. -Tanto como sufrir no, pero… -¿Pero te gustan las mujeres? -¿Tú también crees que soy lesbiana? -Lo siento hija, pero como nunca te vimos interesada por un hombre, da la impresión que eres del otro lado. -No me gustan las mujeres mamá, solo odio ser romántica. -¿Estas realmente segura de eso? porque si lo fueras no tendría nada de malo. -Completamente segura mamá, no lo soy. -Bien, es bueno saberlo. -Ya no soporto a frank, es tan empalagoso y no me da mi espacio. -¿Has intentado hablar sobre cómo te sientes? -No sé cómo decírselo sin que crea que lo estoy usando. -¿Por qué sigues con él si no te gusta? -Porque… -No sé cuál sea el problema entre ustedes, pero no tienes que aguantar algo que no te gusta. -Lo hago por interés. -Pero eso está mal, no te criamos de esa forma. -Lo sé. -Sabes que puedes volver con nosotros en cualquier momento, está siempre será tu casa. -Gracias mamá, pero no podría. Era demasiado orgullosa para aceptar algo así, regresar con ellos para mí era como volver derrotada. -Solo quiero que sepas que las puertas de mi casa siempre están abiertas para ti, lo sabes, ¿verdad? -Lo sé, gracias. Me quede con ellos todo el día y recién a la noche regrese con Frank. Acostumbraba llegar tarde siempre que salía sólo para no tener que verlo, no soportaba sus besos y normalmente se acostaba temprano, pero ese día me estuvo esperando. -Buenas noches-dijo esperándome sentado en una silla mirando a la puerta. -Hola, ¿a qué se debe que no estés dormido? -Quise esperar a que llegaras-se levantó de la silla y se acercó a besarme. -Estoy algo cansada, creo que voy a dormir. -Espera-me detuvo del brazo. -¿Qué pasa? -Respóndeme algo, ¿soy un juego para ti? -¿A qué viene esa pregunta? -Hoy en el partido de tenis me topé con una de tus compañeras de trabajo y me contó algo interesante. Me quedé pensativa por un momento y de inmediato supe de quien compañera me estaba hablando. Evelin, ella era envidiosa y tenía una lengua de doble filo. Siempre se enteraba de los chismes de todo el mundo y se encargaba de esparcirlos por toda la empresa, olvide por completo que también le gustaba ir a jugar tenis en ese club. -¿Enserio?, y, ¿qué te dijo? -Sé que es una tontería y que tú jamás harías algo así, te creo incapaz de engañarme pero lo dijo de una forma tan convincente que me quede con la duda y necesitaba oírlo de tu propia boca. -¿Qué te dijo exactamente?-volví a preguntar mientras trataba de calmar mi ansiedad. -Dice que te vio entrando al cuarto del hotel con alguien. -¿Eso dijo? -Sí, claro que ni le preste atención porque según todo lo que me contaste de ella, no es alguien de confianza. Esa maldita víbora ponzoñosa nos vio, de todas las personas que pudieron habernos visto, tenía que ser justo ella. -Es mentira, ¿verdad?, porque tú nunca me engañarías. -Eso…claro que es mentira. -¿De verdad?, mírame a los ojos y dime que no es cierto. Tragué saliva y me quedé observando sus ojos que reflejaban un profundo dolor. Estaba entre la espada y la pared, por un lado era una buena oportunidad para terminar mi relación con él, pero por otro lado no quería hacerlo de esa manera. -Eso no es cierto, yo jamás te mentiría y lo sabes, ¿verdad?, nunca te he dado indicios de estar engañándote. -Sabía que era mentira, solo quería escucharlo de ti. Me besó de nuevo y fuimos al cuarto. Él se acostó y yo entre al baño para ponerme ropa cómoda. Me sentí mal por él y acepté tener relaciones esa noche para que no tuviera más sospechas. No sabía por cuánto tiempo más iba a seguir manteniendo la mentira.
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