Capítulo I “Bienvenidos al panal”

1852 Words
—No entiendo porqué tienes que ser tan asquerosamente asqueroso. Es lo que gritaba en mi cara la gran reina abeja, la perfecta, la increíble, la extremadamente vanidosa y ególatra: Erika. Por favor, seamos sinceros. Parecía salida de una revista de modas o algo por el estilo. —Que curioso, a veces me pregunto ¿cómo una persona que nació sin cerebro puede seguir viva? — le dije con una pequeña sonrisa entre los labios — pero aquí estás, todo un misterio para la ciencia médica. Supongo que son curiosidades de la vida Era capaz de hacer lo que quisiera en este mundo, canta como un radio descompuesto al que le faltan piezas y sin embargo unos productores harían uso del auto tune de la manera más perfecta posible para hacerla sonar como la artista pop más rentable del momento, vestirla de conejita para la portada y sentarse a esperar a que se venda como cigarrillos en prisión ¿Creen que estoy siendo demasiado amable con quien pinta de ser una perra? Pues, no. Erika es una perra y lo más peligroso es que ella lo sabe, que una persona me desagrade y me parezca absolutamente repugnante como ser humano no significa que voy a hacer caso omiso de sus virtudes, ella nació para ser bonita y yo para ser inteligente y razonable, debemos ocupar bien nuestros roles. Pero volviendo al inicio —¡Chófer! por favor detenga el autobús — gritó Erika de manera repentina — aquí atrás hay algo que huele realmente asqueroso, como si hubiesen abierto una lata de Surströmming. —Que lástima que acá no está tu papá, princesita — repliqué mientras negaba con la cabeza — es el único capaz de soportar tus absurdos caprichos Créanme que lo sé, no fue la mejor respuesta, pero cuando estás en un autobús repleto de personas que se ríen de tu desgracia tienes dos opciones: llorar pidiendo la ayuda de mamá como si no hubiese un mañana o tratar de enfrentar la situación. Siempre era lo mismo cada día, intenté con todo para evitarlo, hice que mis padres me llevaran al colegio, fue horrible, las burlas sobre que aún parezco del jardín de niños no cesaban, también me fui corriendo hasta la escuela pero si de por sí ya era bastante desagradable para la vista no querrán imaginarme cubierto de sudor hasta el tope, solo lograba hacerle más fácil su trabajo, ella era una perra y yo era un juguete bastante chillón y divertido. —Que lástima pero ya no tengo tiempo para pelear contigo mi querida rata de alcantarilla. Algunos si tenemos cosas importantes que hacer porque nacimos para ser más que padres de siete hijos viviendo en el analfabetismo — dicho esto Erika hizo un gesto de consuelo con su mano sobre mi cabeza para bajarse finalmente. Cuando entrábamos al salón de clases las cosas no mejoraban, los profesores pasaban por alto todo lo que ella hacía, apostaba a que se había acostado con cada uno de ellos y quizás con una que otra profesora. Mis únicos amigos eran Zoé y Enzo, ni siquiera entendía porqué Zoé se la pasaba con nosotros, era aceptada por el resto del salón, era linda dentro de lo que cabe, inteligente, aplicada y religiosa. Y sí, leyeron bien R E L I G I O S A, Enzo era un chico muy delgado, bastante atorrante a mi parecer, le gustaba Zoé aunque se veía realmente gay, supuestamente no lo era, no sé, se veía realmente sospechoso, en ocasiones le dejaba cerca algún objeto que fuese relativamente parecido a un pene para ver si caía en la trampa y lo miraba con cierta excitación, no funcionaba, seguro predecía mi plan. —Vamos, Enzo. Puedes salir del clóset con nosotros, no vamos a juzgarte. Ya notamos que a la hora del almuerzo siempre se te antoja comer salchichas — puse mi mano sobre su hombro en señal de apoyo mientras Zoé solo se reía al vernos — estás en un lugar seguro y vamos a aceptarte sin importar como seas —Hay muchos hombres en la escuela con los que te puedes revolcar — dijo Enzo mientras quitaba mi mano de su hombro — ve tras ellos y deja de inventarte cuentos con salchichas. —¡Ja! lo sabía — Exclamé mientras lo señalaba — de todo lo que dije lo único que escuchaste fue salchicha. Y luego estaba yo: Eros, delgado, tamaño promedio, piel un poco oscura, poco agraciado, bastante latino a decir verdad, si un chico de Estados Unidos se enamorara de mí sería para hacerme cantar salsa, bailar samba y hacer que le lleve plátanos a la mesa. Éramos un trío completo de inadaptados, no se podía esperar mucho de una monja, una rama y un marico. La hora del almuerzo era probablemente la peor, supongo que es natural, todos los animales se convierten en salvajes cuando su estómago ruge y los seres humanos no somos más que eso: animales domesticados ¿Por quién? Pues, por nosotros mismos. Me gustaba imaginar que clase de manada sería cada grupo, ya saben lo normal, las populares eran como abejas, Erika era su reina y todas las demás zumbando a su alrededor sin parar «Que linda te ves hoy» «que lindos tacones» «que hermosa falda» en ocasiones me encantaba fingir que leía los labios de sus queridas y lambisconas amigas, la verdad era mucho pero MUCHO más entretenido que escuchar las idioteces que realmente decían «estás como gorda, Erika. El tipo que te está cogiendo tiene muy mala mano, ay espera además creo que tuviste un accidente en los pantalones» ok, tengo una pequeña tendencia a exagerar todo. Los inteligentes serían wombats, algunos eran realmente lindos y estaban claramente más evolucionados que la mayoría, claro que quizás no hacían caca cúbica, aunque de ser así me gustaría verlo nomás por cuestiones de curiosidad científica ya saben, justo a este grupo pertenecía Cassian, por favor no pueden negar que su nombre ya suena a poesía pura, era tan hermoso, inteligente, delicado y fuera de mi alcance, así que mejor evaluemos el siguiente, los que parecen emos del 2006 serían como unos murciélagos, viejos, con temor a la luz y con apariencia de que podrían chuparte la sangre, no me malinterpreten que no los juzgaba por su apariencia, por el contrario, me resultaba asombroso que se presentaran ante el mundo tal y como eran, yo no cometería tal acto de s******o social cuando mi mera existencia por si sola ya lo era; me sacó de mis pensamientos repentinamente algo que se me hacía bastante extraño, el séquito de Erika exprimía naranjas allí en medio de la cafetería para alimentar a su líder ¿Quién lo diría? Melanie Martínez tenía razón. —¡No puedo creer lo estúpidas que son! acaban de chispear gotas de jugo sobre mi blusa de diseñador — Erika lo decía en un tono perfecto para que todos la escucharamos, era amante de la humillación pública — le informo a todos aquellos pertenecientes a la comunidad científica que ser tan zorra es dañino para el cerebro, nomás miren a mis amigas que son una incompetentes. —¿cuál es la necesidad de verse siempre perfectas? — escuché decir a una chica detrás de mí. A ver, comprendo totalmente esta interrogante que escucho decir siempre a aquellas personas que parece importarles un calentamiento global su apariencia. No creo llegar a los límites de solo tomar jugo de naranja para ir a vomitarlo pero ¿Quién no quiere verse al espejo y decirse: ufff hoy en la tarde tenemos cita para una sesión de fotos con filtros chidos de ** tú y yo? Podría decirse que estoy constantemente preocupado por verme delgado porque para mí eso es la perfección, sin embargo así no es el típico estereotipo que se tiene sobre los hombres, no quiero ser delgado para que creas que soy perfecto, deseo permanecer delgado para mirarme el abdomen mientras estoy recostado en la cama y decir «¡Dios! Que bien me veo, me merezco hacerme una buena paja» ¡Por favor! Si quisiera llenar tus estándares estaría metido en el gimnasio día y noche inyectando esteroides en mi cuerpo, lo mismo sucede con Erika y con muchas otras mujeres. Sí, es una estúpida, pero ¿Está tan mal que desee verse linda y sentirse bien con ella misma? O en el caso de una chica que se siente bien a pesar de tener un par de kilos de más ¿Está siendo una descuidada con su apariencia? Obviamente no apoyo que la gente ponga en riesgo su salud solo para sentirse bien con ellas mismas, padecer de bulimia no está bien y de obesidad tampoco, pero no seáis tan pendejos como para juzgar a una persona por desear verse bien porque te apuesto mi almuerzo a que tú también te miras al espejo al menos una vez al día para saber que tal luces. Incluso llegué a optar por ser vegetariano (muy mala idea por cierto) esto no era solo para verme bien, sino para sentirme bien. De niño me hacía mucha ilusión convertirme en un gran veterinario, amaba a los animales y esto me hizo pensar que no puedo ir por la vida comiéndome a quienes amo, solo me recuerdo a mí sentado frente a un enorme plato de arroz con pollo y tengo que admitirlo, amaba el pollo frito pero últimamente le había perdido bastante el gusto. —Tienes que comer carne, es buena para tu cuerpo. Me decía mamá con un tono pasivo agresivo que para ser totalmente sincero resultaba un tanto aterrador, les dije que lo pensaran un poco, teníamos un perro llamado Toby ¿Cómo se sentirían ellos si alguien se comiese a Toby? La respuesta de mi padre lo hacía merecedor de un Nobel, sabrá Dios a qué categoría pero se lo merecía —¿Comerse a nuestro propio, perro? ¡Por favor, hijo reacciona! ¿Qué crees que somos? ¿Chinos? Yo en serio quería creer que no había dicho eso, también desearía decir que no me daba risa pero sí, lo hacía y mucho —Papá, eso es muy malo y xenófobo de tu parte. Creí que me saldría con algo así como que me estaba inventando palabras, pero no, solo hizo caso omiso a mi comentario, lo único que les importaba era que comiera carne, lo sé, no eran los padres más terribles del mundo por hacer eso, pero si hubiese preferido un poco más de libertad respecto a mis cuidados alimenticios. La cafetería era un lugar raro, me hacía pensar mucho en cosas estúpidas, cosas como Erika, mis padres, mis intentos fallidos de ser una mejor persona, era una mierda total, pero era mi realidad y siempre he sentido que existen cosas inevitables en el mundo así como Thanos o el comunismo en Venezuela, no estaba bien o mal, solo estaba existiendo y eso no tenía porqué significar algo realmente, el mundo era como mi crush imposible, yo siempre estaba pensando en él pero él era totalmente indiferente hacía mi existencia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD